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Foto: José Palazón |
En Enero de 2016, tres bomberos españoles fueron detenidos en la isla griega de Lesbos acusados de tráfico de personas. Su "delito", rescatar inmigrantes que naufragaban a pocas millas de la costa. Desde su embarcación, estos cooperantes sevillanos prestaban auxilio a hombres, mujeres (muchas de ellas embarazadas) y niños hacinados en pateras a la deriva, y a otros muchos que nadaban exhaustos tratando de no morir ahogados en el Egeo. Una ayuda que, hasta el momento de su detención, había librado del cementerio marino a más de cinco mil personas.
Sorprendentemente, en lugar de agradecer su labor humanitaria, las autoridades europeas les hacían responsables de un presunto delito de tráfico de personas. La bondad incuestionable de su obra de misericordia pasaba a interpretarse bajo el prisma conflictivo de una infracción penal al violar la ley de extranjería, que castiga la ayuda a inmigrantes "ilegales".
A mi juicio, esta dinámica paradójica y perversa que transmuta la bondad de una ayuda compasiva en actividad delictiva caracteriza de manera singular el ejercicio de la misericordia de Jesús. Sus acciones en favor de enfermos y pecadores activaron todas las alarmas de los "guardacostas imperiales", que vieron en las obras del Galileo una amenaza para sus leyes de extranjería.
No hay duda de que Jesús ejerció la misericordia de un modo conflictivo.
A Jesús no le mataron por ser bondadoso, lo ejecutaron
porque sus obras de misericordia cuestionaban “las leyes de extranjería” que
delimitaban las fronteras entre lo puro y lo impuro, entre el nosotros y el
ellos, entre el prójimo hermano y el extranjero enemigo, entre la obediencia a
la ley, que favorece la paz social, y la objeción de conciencia, que antepone
el sufrimiento a la norma. Esta es la misericordia “fronteriza” y conflictiva
de Jesús.
Jesús fue un judío doctrinariamente ortodoxo con unas
prácticas heréticas, y en el quicio de
esa disonancia es desde donde cobra sentido la tensión social, religiosa y
política que generaban sus actos de misericordia.
La misericordia de Jesús no solo minaba los mecanismos de
exclusión social, acciones que lo situaban como un hereje social, sino que,
además, contraviniendo la Ley judía, sus actos de caridad suponían una verdadera
herejía religiosa….
Sobre las obras de misericordia, especialmente sobre las
corporales, gravita la tentación del poder.
Todas las religiones tienen una relación compleja con el poder… La
alusión al poder como evidencia definitiva de la divinidad degenera en una
religiosidad milagrera en la que las obras de misericordia se reducen a manifestar la capacidad divina para
resolver problemas humanos saltándose las leyes de la naturaleza (Dios
solucionador).
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Foto: José Palazón. |
Arrodillarse y lavar los pies no es un simple gesto
provocativo encaminado a recordar a los discípulos la necesidad de la ayuda
mutua; su significado es más profundo y más transgresor; lo que Jesús propone
es un cambio de paradigma, se plantea el paso de una religión del poder y la
ley a otra centrada en el servicio y la misericordia…
Las obras de misericordia transitan en este tiempo
entermedio entre la cruz y la resurrección, entre impotencia y poder. Aquellos
que caminan por los márgenes de la historia auxiliando a hombres y mujeres
apaleados por bandidos saben bien a qué tiempo me refiero. **
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José Laguna, en su:
"JESÚS, LA MISERICORDIA CONFLICTIVA DEL REINO".