lunes, 29 de enero de 2018

MALOS TIEMPOS PARA LA JUSTICIA.



Son malos tiempos para la justicia.


Vengan a ver la farsa,
el decorado roto, la peluca mal puesta,
palabras de cartón y pantomima.


Son malos años para la justicia.


Como el mar no es azul,
los barcos equivocan la cuenta de sus olas.
Como el dinero es negro,
la moneda menguante de la luna
ha pagado el recibo de la noche.




Son malos meses para la justicia.


Se citaron el crimen y el silencio,
no descansan en paz los perseguidos,
el ladrón y el avaro se reúnen
y la ley no responde a la pregunta
de la bolsa o la vida.




Son malos días para la justicia.


Más de cinco millones de recuerdos
naufragan con sus nombres en la cola del paro.
Los vivos han perdido la memoria
y los muertos no tienen donde caerse muertos.




Son malas horas para la justicia.
La política sueña
una constitución en la que refugiarse.



Los periódicos piden
una buena noticia que llevarse a la boca.
El poeta no encuentra
las palabras que quiere para decir la verdad,
reparación, historia,
porque son malos tiempos,
porque los tribunales
se han sentado a cenar en la mesa del rico.

Vengan aquí y observen,
es el tinglado de la nueva farsa,
la toga sucia y el culpable limpio.


(Luis Garcia Montero.- La Farsa)
Publicado en "El PERIÓDICO", el 29-01-2012)


Asesinatos en la playa del Tarajal.





















 
 





 
Denunciada por fiscalía por denunciar las arbitrariedades de Servicios sociales.

 
Perseguidos por salvar vidas.
 
Encerrado por no tener "papeles"...
 



Corrupción e impunidad en el gobierno.

 

Sin trabajo mientras los empresarios delinquen.







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Y todos los demás  asuntos que no caben ya aquí....


martes, 23 de enero de 2018

MADAME CARCAS. (Astucias de mujer)


      Entre la historia y la leyenda encontramos a una dama que, gracias a su astucia, consiguió liberar su ciudad.

      Os quiero mostrar cómo una mujer sola pudo vencer a un ejército tan numeroso y fuerte como el de Carlomagno, allá por el siglo VIII.

        Ella era andalusí, por tanto, debió ser española… Y la he encontrado al llegar a la puerta de la ciudad amurallada de Carcassonne, donde el rostro de una extraña mujer nos da la bienvenida.
        Cuentan las crónicas que dicho lugar ha sido testigo de múltiples acontecimientos a lo largo de la historia y ha pasado por épocas de esplendor y de olvido, desde que en el siglo I A.C. los romanos fortificaran la cima de la colina para convertirla en Iulia Carcaso.
 
      Fue morada de visigodos y musulmanes, testigo de disputas entre francos y aragoneses, ciudad refugio de los cátaros y protagonista de las cruzadas contra ellos, llamados también albiguenses , tras pronunciarse en Beziers aquella famosa frase:
           ¡Matadlos a todos, que Dios reconocerá a los suyos!
que se atribuye  a Arnaldo Amalrico, legado papal e inquisidor. 
       Volviendo a nuestra señora anfitriona, recordemos que los árabes llegaron a estas tierras en el 725 después de la ocupación de la Península Ibérica y permanecieron hasta el 752, en que fueron expulsados por un ejército franco.
       Occitania, como Iberia, también tuvo una época de esplendor musulmán.

          Siguiendo con la leyenda, dicen que el emperador Carlomagno, en su expansión por Europa, asediaba Carcasona, gobernada por el rey musulmán Ballak.

          En uno de los ataques, el rey sarraceno murió y fue su esposa, la Dama Carcas, quien le sucedió al frente del gobierno de la ciudad medieval.

        Como no podía tomarla al asalto, Carlomagno decidió sitiarles. Cinco años duraba ya el sitio, cortando los abastecimientos y propiciando la hambruna, lo que ocasionó que fuese muriendo la población.  

        Sí, el hambre va venciendo a los defensores, mientras la Dama vigila desde lo alto de las murallas. Para hacer creer que aún son numerosos, coloca muñecos de paja vestidos de soldado y lanza flechas de ballesta contra el enemigo.  
 
       Organiza a las mujeres, arma grupos de arqueras, reparte víveres y con muchas otras tretas, causa bajas al enemigo.


     
       Pero el paso de los meses hizo que llegara la desesperación. El hambre se sentía en cada casa y daba tristeza ver a los niños llorando por la falta de pan y el agua, y a los padres buscando incansables, mientras esquivaban como podían las flechas encendidas que lanzaban los atacantes.



       Por su parte, los invasores también tenían sus  propios problemas.
 
      Varias catapultas estaban averiadas y no podían atravesar las gruesas murallas. Sus soldados también estaban hambrientos y fatigados. La resistencia demostrada por los sitiados comenzaba a desmoralizarles.
     
       La Dama Carcas seguía vigilante.
 
      Mandó traer ante ella los alimentos de que disponían. En la ciudad, solo quedaba un cerdo y una medida de trigo para alimentar a toda la población.
 
       La mujer, pensativa, llegó a la conclusión de que no quedaba más que recurrir a la guerra psicológica.
 
        Mandó entonces cebar al cerdo con todo el trigo del saco que quedaba y, cuando el animal lo hubo comido todo, fue lanzado por encima de la muralla hacia las tropas enemigas.
 
       Con la fuerza del lanzamiento, al alcanzar el suelo , el animal reventó y de su panza desgarrada brotaron esparciéndose los granos de trigo. El mensaje le llegó a Carlomagno: aquel pueblo aún tenía tanto grano para comer que hasta cebaban a sus puercos.
 
       Pensando que seguir sitiando la ciudad sería inútil, decidió la retirada de su ejército.
 
       Así fue como, agotados y a punto de morir de hambre, la Dama Carcas y sus gentes derrotaron al emperador.
 
      Pero antes de que desapareciesen en la lejanía, aquella mujer quiso afianzar su triunfo y ordenó hacer sonar trompetas, cuernos y olifantes, así como todas las campanas de la ciudad.
 
       Entonces, uno de los hombres de Carlomagno exclamó:
  
        ¡Mi señor, Carcas suena! (Carcas sonne)
 
       Y se dice que de ahí surgió el nombre actual de la ciudad.
     
 
                                                         
                                                                  
   

 
 
 
 
 
 




















viernes, 5 de enero de 2018

EL PENTOTAL DE LA ILUSION: NOCHE DE REYES

     Siempre tuve dudas con respecto a la tradición de los Reyes Magos: mi hija, Mohammed, los sobrinos, etc... ¿Estaba bien mantener el cuento o estaba mal mentir para crear una ilusión?

     Mi padre me había transmitido con tanta pasión la ceremonia de escribir la carta, limpiar los zapatos y colocarlos en la salita, que entonces también era cocina y comedor, y despertarnos temprano el día 6, que, cuando descubrí la realidad y de dónde procedían los regalos, (mi padre dejaba de fumar una temporada para ayudar al ahorro y  él y mi madre economizaban para que, al menos, una petición de cada uno se cumpliese), no lo superé muy bien.

      Alrededor de los 12 aňos, comenzaron a contar conmigo para la complicidad de los preparativos, y mi padre, a quien le gustaba Baltasar porque siempre fue del sur, me llevaba de la mano a buscar el pentotal de la ilusión de los 3 chiquitines.

      Una vez, a las 10 de la noche del dia 5 de enero, se dio cuenta de que faltaban las pilas de la moto pedida por Juan. Y los dos, abrigo y bufanda colocados a toda prisa, salimos en busca de una ferretería abierta, cuando aún no existían bazares chinos ni tantos grandes centros comerciales.

      Conseguidas las pilas en una tienda de barrio, volvimos tan contentos, yo esperando mi regalo, que para mi siempre la sorpresa seguía intacta.
      Una vez yo pedí un tocadiscos, el primero que íbamos a tener, a pesar de que mis padres amaban la música.

      Lo elegimos los dos juntos, mi padre-Baltasar y yo, y compramos los discos que queríamos para todos, los "modernos" para mí y los chicos, las coplas para mi madre, algún bolero para él y Vivaldi y Strauss.
    Cuando nació mi hija, mi padre recobró esa ilusión que había perdido cuando en casa se habían producido ausencias por causas muy dolorosas. Y yo me quité de en medio las dudas que la moderna pedagogía me había hecho aflorar y volvimos a limpiar los zapatos.
 
     Ella descubrió desconsolada la verdad, aunque le expliqué que todo era una tradición y que ya era grande para participar y preparar los regalos para su papá, sus otros hermanillos del corazón  y para mi, aunque creo que eso no supuso consuelo en principio. Hoy es un paje más ayudando en el reparto en nuestro espacio liberado de Entrevías.


     Con Mohammed, que a sus 7 años demostraba gran inteligencia, la primera navidad que pasó en España fue todo un descubrimiento.



     Los anuncios, las calles, los otros niños del hospital, todos en espera de los Reyes, las actividades que se sucedían en el teatrillo, nos sumergieron en la vorágine.

     Y él, lo recuerdo perfectamente ahora, me preguntó: "Si los Magos llevan regalos a todos los niňos, ¿por qué en mi país nunca nos dejan nada?

      Hubo Reyes 2 años para él, en casa, en la de Enrique, en San Carlos Borromeo,  pero al tercero no llegamos.
      El 3 de Enero, él mismo tuvo que seguir la estela de alguna estrella hacia su Paraíso.

      Sigue resonando en mí su pregunta, porque para millones de niňas y niňos no hay cartas ni respuestas, no solo es que no reciban un presente de esos que nuestra burguesa vida nos plantea como buenos para los nuestros, es que ni siquiera les dejamos vivir, crecer con derechos.


Mi padre decía que no eran Reyes, sino Sabios de Oriente aquellos que buscaban al niño de Belén. Y yo sigo esperando que, alguna vez, la cordura nos sea transmitida para que este pentotal de la ilusión no necesite tantas inyecciones.

  

De nuevo, otro año en Entrevías, se hará posible la llegada de presentes.  

             ¡Que los Sabios Magos nos apapachen!





lunes, 1 de enero de 2018

LA VENTAJA DE LOS FELICES.

                                       Resolución de ser feliz
                                       por encima de todo,
                                       contra todos y contra mí,
                                           de nuevo,  por encima de todo,
                                                ser feliz,
                                                     vuelvo a tomar esa resolución.
                                                                          
                                                                            ( Gil de Biedma) 

Y así, como de repente, llego a los 60 años…

Porque si vuelvo la vista atrás, todo ha pasado deprisa, deprisa…


Y eso que cada etapa del camino ha ido dejando lecciones aprendidas y ciertas cicatrices que me convierten en la persona que soy,

y eso no está nada mal.

Mi linaje y mi conciencia procede de las huellas de las mujeres que me han precedido y de las que quiero ser relevo.

Mi soledad está ocupada, pero no de silencios ni de normas, ni de fantasmas… Tengo amigos que son mi hogar y mi mesa. 
Mis esperas siempre acaban cerca de algún mar…

     Parafraseando a Alejandro Gándara, he tenido una vida buena, es decir, se me ha repartido con esmero el gozo y el dolor  que, como sabeis, son los ingredientes de la felicidad. “Muchos creen que la felicidad es lo contrario del dolor, pero ignoran que vivir ya duele y que, por tanto, lo bello y lo bueno proceden precisamente de lo que hacemos con lo que tenemos..., y la vida nos da dolor. Un estado indoloro es sólo producto de la analgesia, psíquica o química, y no produce otro bien que la ausencia de mal. Muchos dirán que no es poco. En cambio, yo te digo y tú sabes que no es nada.

     La felicidad es un balance final. Se hace cuando las cosas empiezan a concluir en su tiempo. No eres feliz en este momento o en aquél, en esta o aquella época, sino cuando el conjunto ofrece una perspectiva suficiente y las cuentas empiezan a ser saldadas. De hecho, esas temporadas de felicidad que uno evoca de vez en cuando, pasaron sin que se diera cuenta y sin percibirlas entonces, de manera que sólo existen mediante esas mismas evocaciones y con sus variables dosis de invención y de remordimiento”.

    Al cumplir 60 años es posible que se me haya otorgado una primera visión de conjunto de mi vida buena. Y porque disfruto de lo recibido y proyectando en el futuro, con la ventaja de no temer al pasado. “Es la ventaja de los felices, de los que se dolieron y gozaron con su vida. Y mientras para otros es la hora del desconsuelo, para ti es la hora de pasar a la acción”.

       Voy a dejar aquí un extracto del poema de Quima Jaume, Joaquina, la poeta catalana hija de pescadores, que nos dejó en 1993:
          "...La luna crece, gira, decrece y redondea.
          El verano, al morir, prepara otro verano.
          El tren que desaparece por el norte, siempre regresa al punto de partida.
          Nacen las flores y al día siguiente mueren.
          Y renacen porque es bueno que se cumplan los ciclos.
          Y es bueno que nada sea igual a nada,  sino que vuelva lo que es bueno.
         Yo me reconozco en el bien y en el mal, que todos somos lo mismo:
          igual,  diverso, astuto, ingenuo, cobarde, bravo,
          grande, pequeño, sabio, ignorante, áspero, tierno, bueno y malo.
                                          Yo me reconozco en cada huella  humana.