domingo, 16 de noviembre de 2025

MEMORIA HISTÓRICA:





20 cosas que SÍ que hizo el franquismo 
(y que no debemos olvidar):

- Represión política masiva.

Tras la Guerra Civil, el régimen de Franco llevó a cabo miles de ejecuciones y encarcelamientos. Juicios sumarísimos sin garantías sirvieron para liquidar a militantes republicanos, sindicalistas, intelectuales y campesinos. La represión fue planificada como una forma de exterminar cualquier oposición.
 
- Presos políticos y trabajos forzados.

Se crearon campos de concentración y prisiones donde miles de republicanos sufrieron condiciones inhumanas. Muchos fueron obligados a trabajar como mano de obra esclava en carreteras, embalses, monumentos y el famoso Valle de los Caídos.

- Prohibición de partidos y sindicatos.

Todos los partidos fueron prohibidos, excepto la Falange. Se ilegalizaron sindicatos obreros, dejando solo al “Sindicato Vertical”, controlado por el régimen. Esto aplastó la organización obrera y sofocó décadas de lucha social.

- Censura cultural y mediática.

Libros, periódicos, películas y canciones pasaban por censores que recortaban cualquier contenido “peligroso”. La cultura quedó domesticada: desde la literatura prohibida de escritores republicanos al control total de la prensa.

- Reeducación de mujeres.

Instituciones como la Sección Femenina de la Falange impusieron el modelo de mujer sumisa: esposa obediente, madre sacrificada y ama de casa. Además, las mujeres “rebeldes” podían acabar en centros de reeducación, donde se las adoctrinaba en moral católica.

- Nacionalcatolicismo en la educación

La enseñanza quedó bajo control de la Iglesia Católica. Se enseñaban dogmas religiosos, patrióticos y anticomunistas, moldeando generaciones enteras en la obediencia al régimen y la fe ciega.

- Persecución de las lenguas cooficiales.

Catalán, euskera y gallego fueron prohibidos en escuelas, administración y prensa. Hablar tu lengua materna podía costar sanciones. El régimen buscaba imponer el castellano como única lengua “nacional”.

- Niños robados

Miles de hijos de republicanos fueron arrebatados de sus familias y entregados a instituciones religiosas o familias afines al régimen. El objetivo: borrar el “gen rojo” y criarlos bajo los valores
franquistas y católicos.

- Policía política y torturas.

La Brigada Político-Social y la Guardia Civil practicaban detenciones arbitrarias, palizas y torturas brutales en comisarías. Nombres como Billy el Niño simbolizan esa violencia institucionalizada.

- Control moral y sexual.

El régimen persiguió la homosexualidad, el adulterio y cualquier “inmoralidad”. Había cárceles para homosexuales y leyes específicas que castigaban la disidencia sexual y de género.

- Misoginia legal

Las mujeres eran ciudadanas de segunda. Necesitaban permiso del marido para abrir cuentas, trabajar o viajar. El franquismo las redujo legalmente a ser dependientes de los hombres.

- Propaganda y culto al líder

El aparato de propaganda difundía la imagen de Franco como “salvador de España”. El NO-DO en los cines, los retratos en las escuelas y los discursos constantes construyeron un culto al líder propio de regímenes fascistas.

- Ausencia de derechos y libertades

No existía libertad de expresión, reunión ni manifestación. Las huelgas estaban prohibidas y la disidencia se pagaba con cárcel. La democracia fue abolida durante casi 40 años.

- Depuración laboral

Maestros, médicos, abogados y funcionarios republicanos fueron expulsados de sus empleos por “desafectos al régimen”. Muchos perdieron su sustento simplemente por pensar diferente.

- Hambre y racionamiento

La posguerra trajo hambre generalizada. Con cartillas de racionamiento, la población sobrevivía con lo mínimo, mientras los poderosos accedían a comida a través del mercado negro.

- Militarización de la vida pública.

Generales y militares ocuparon cargos clave en el gobierno y la administración. La vida civil quedó sometida a la disciplina y jerarquía militar.

- Vigilancia vecinal

El franquismo creó una red de delatores: vecinos, curas o falangistas que espiaban la vida de los demás. Cualquier crítica podía acabar en denuncia, cárcel o destierro.

- Aislamiento internacional.

Tras la Segunda Guerra Mundial, España quedó aislada por su afinidad con Hitler y Mussolini. Este aislamiento frenó el desarrollo económico y mantuvo al país en el atraso durante décadas.

- Desigualdad social extrema.

Mientras la oligarquía, la Iglesia y la Falange vivían con privilegios, las clases populares sufrían pobreza, paro y falta de derechos. El franquismo fue un régimen de ricos contra pobres.


- Memoria borrada.

Las víctimas republicanas fueron condenadas al olvido. Fosas comunes ocultaron miles de cuerpos, y durante décadas se prohibió hablar de ellas. El dolor de miles de familias quedó silenciado.






Mujeres rapadas en Montilla, Córdoba, como castigo y humillación por parte de los sublevados.


- Fuente: saltimbanquiclicclic.blogspot.com
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sábado, 8 de noviembre de 2025

MEMORIA DEMOCRÁTICA.


 

PEIRONCELY 10, PLAZA DEL FOTÓGRAFO ROBERT CAPA, ZONA AJARDINADA Y PARROQUIA DE SAN CARLOS BORROMEO, declaradas lugar de MEMORIA HISTÓRICA por el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática.


Identificación:

    Tras el fracaso del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, Madrid se mantuvo fiel a la República. 

Desde ese momento, la toma de la capital se convirtió en un objetivo prioritario para el bando sublevado. La ciudad fue asediada desde el norte por las tropas del general Mola y, posteriormente, desde el sudoeste por las tropas del general Franco. 

Los intentos del ejército rebelde por tomar la capital chocaron una y otra vez con la defensa llevada a cabo por los madrileños, quienes, apoyados por los voluntarios de las Brigadas Internacionales, acuñaron lemas como el famoso “¡No pasarán!” o “Madrid será la tumba del fascismo”. Contra todo pronóstico, Madrid rechazó el avance de las tropas rebeldes hasta prácticamente el final de la guerra, convirtiéndose así en un símbolo inmortal de resistencia y de lucha por la libertad.

Así las cosas, cuando el ataque frontal a la capital se detuvo en Ciudad Universitaria gracias a la resistencia republicana, el ejército rebelde pasó a realizar bombardeos masivos y metódicos cuyos objetivos no eran militares, sino civiles. Dichos ataques fueron perpetrados por los dos aliados más importantes de los sublevados: la Alemania nazi y la Italia fascista. Durante el mes de noviembre de 1936, Madrid se convirtió en la primera capital del mundo en la que las fuerzas aéreas fascistas italianas y nazis alemanas experimentaron la estrategia del terror aéreo sobre la población civil.

Buen ejemplo de las devastadoras consecuencias de estos ataques indiscriminados son los bombardeos del 9 al 15 de noviembre sobre el Hospital de San Carlos y el de Santa Isabel, que provocaron un gran número de heridos y de víctimas mortales, entre ellas enfermos cuyos cuerpos quedaron destrozados por la metralla. Edwin Lance, representante diplomático de Gran Bretaña, herido en otro ataque del 8 de noviembre, llegó a declarar: “Estos bombardeos nocturnos sobre el centro de una ciudad constituyen el crimen más abominable de la Historia”.

La utilización de bombardeos continuos y sistemáticos se centró en las entonces localidades de la periferia de la capital, como Tetuán y Vallecas, hoy integradas en la villa como distritos. Allí se concentraban grandes masas de población obrera que residían en humildes viviendas de una o dos alturas, convertidas en objetivo militar. Uno de los episodios más trágicos de esta masacre se produjo en Vallecas, el 19 de noviembre de 1936, durante un ataque aéreo de la aviación fascista italiana, y quedó inmortalizado para siempre por el fotógrafo húngaro Robert Capa en un amplio reportaje gráfico que trascendió las fronteras españolas y fue publicado en numerosos países. En la icónica fotografía de Capa puede verse a una mujer y a varios niños frente a la devastada fachada de un edificio acribillado por la metralla, víctima de un reciente bombardeo. Dicha vivienda, situada en el número 10 de la calle Peironcely, se convirtió así en un símbolo internacional de la vulnerabilidad de la infancia ante el horror de la guerra, así como en una ilustrativa prueba de los crímenes cometidos por el ejército golpista y sus aliados.

Durante su estancia en España, Robert Capa denunció en los principales medios gráficos de la época la atrocidad de los bombardeos aéreos sobre los más inocentes. A su regreso a París, sus fotografías causaron sensación. El 10 de diciembre de 1936, la revista Regards les dedicó, un amplio número de páginas, llegando incluso a anunciarlas en portada con el siguiente titular: “La capital crucificada. Las prodigiosas fotos de Capa. Nuestro enviado especial en Madrid”.

El impacto de las fotografías de Capa y de los dramáticos eventos que reflejan sigue estando muy presente en la memoria de los habitantes de Vallecas. Tanto es así que la plaza situada en los aledaños de Peironcely, 10, que también sufrió los efectos de los bombardeos, ha sido rebautizada por los vecinos del barrio como “Plaza del Fotógrafo Robert Capa”.

La misma suerte corrió a zona ajardinada situada en la acera de los números impares del inicio de la calle Peironcely. Entre las viviendas aledañas, la que ocupaba el número 3, conocida como “casa del cura” albergaba al párroco de San Carlos Borromeo, Ildefonso de Pedro Miguelañez, de 33 años, quien residía allí junto a su padre y cinco hermanas. Además del sacerdote y su familia, 29 personas perdieron sus hogares, tras la destrucción causada por la aviación fascista en apoyo del ejército golpista.


El espacio conocido popularmente como Plaza del Fotógrafo Robert Capa y la parcela de terreno ajardinada forman parte del mismo relato histórico: el de las víctimas de los bombardeos de 1936 y el de la inmigración que, tras la guerra, llegó a Madrid huyendo de la represión de la dictadura y de la pobreza, especialmente desde Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Familias enteras utilizaron los restos aún en pie de las casas destruidas por las bombas para autoconstruirse sus humildes viviendas que, en muchos casos, habitaron hasta mediados de la década de los 70. Los exiliados lucharon entonces desde la periferia de la capital por la mejora social y política de sus vecinos, agrupándose en movimientos vecinales y con el fundamental apoyo de los curas obreros de iglesias tan señaladas como la de San Carlos Borromeo o la Capilla de Santa María del Pozo.

El edificio original de la parroquia de San Carlos Borromeo, ubicado en el número 2 de la calle Peironcely, resultó gravemente dañado durante los bombardeos que tuvieron lugar en el asedio a Madrid. El estado ruinoso en que quedó el inmueble obligó a su demolición tras el final de la Guerra de España. En su lugar se edificó un nuevo templo durante la posguerra.



A comienzos de la década de 1970, en los últimos años del régimen franquista, el sacerdote Enrique de Castro asumió la responsabilidad pastoral de la parroquia, impulsando una labor comprometida con las luchas sociales del momento: en primer término, con el movimiento obrero y, posteriormente, con la atención a las víctimas de la drogodependencia.
Actualmente, la parroquia de San Carlos Borromeo acoge una comunidad religiosa de fuerte vocación participativa y solidaria, que da continuidad a la labor iniciada por su entonces párroco. Entre sus principales iniciativas se encuentran la atención a la infancia, la distribución de comidas solidarias, el acompañamiento a personas con adicciones y el apoyo a personas migrantes y refugiadas. Este espacio se ha consolidado como un lugar de encuentro vecinal orientado a la transformación social del entorno desde los valores de justicia, inclusión y fraternidad.







Por lo expuesto, el conjunto formado por el edificio situado la calle Peironcely, número 10, el espacio popularmente conocido como Plaza del Fotógrafo Robert Capa, la parcela de terreno ajardinada colindante y la parroquia de San Carlos Borromeo merece ser declarado Lugar de Memoria Democrática.

Los hitos que conforman este Lugar de Memoria, con su delimitación cartográfica y coordenadas geográficas, e indicación de su titularidad y otras circunstancias relevantes, se relacionan a continuación:

a) El edificio situado en el número 10 de la calle de Peironcely

- Coordenadas geográficas: 40°22'56?N 3°40'13?O
- Referencia catastral: 3105802VK4730E0019UX
- Titularidad: Ayuntamiento de Madrid

b) El espacio conocido popularmente como plaza del Fotógrafo Robert Capa, delimitado por las calles de Calero Pita, Miguel de la Roca y Peironcely

- Coordenadas geográficas: 40° 22' 57.47" N, 3° 40' 11.46" O
- integrado por las siguientes cinco parcelas según establece el catastro:
1) Miguel Roca 31 (Madrid).
Referencia catastral: 3206204VK4730E0001YU
2) Miguel Roca 33 (Madrid)
Referencia catastral: 3206206VK4730E0001QU
3) Miguel de la Roca 35 (Madrid)
Referencia catastral: 3206205VK4730E0001GU
4) Calero Pita 5 (Madrid)
Referencia catastral: 3206207VK4730E0001PU
- Titularidad: Ayuntamiento de Madrid

5) Peironcely 4 (Madrid)
Referencia catastral: 3206203VK4730E0001BU
- Titularidad: Privada


c) La parcela de terreno ajardinada, delimitadas por las calles de Peironcely,
avenida de Entrevías, Hernández Mas y Miguel de la Roca
- Coordenadas geográficas: 40° 22' 55.78" N, 3° 40' 11.57" O
- Referencia catastral: 3206801VK4730G0001EW
- Titularidad: Ayuntamiento de Madrid
d) El edificio y recinto intramuros de la parroquia de San Carlos Borromeo
situada en el nº 2 de la calle de Peironcely
-Coordenadas geográficas: 40° 22' 58,69? N, 3° 40' 10,34? O
-Referencia catastral: 3206202VK4730E0001AU
- Titularidad: Archidiócesis de Madrid.

Se inscribe este bien en aplicación del artículo 50.3 de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática. La resolución del 23 de junio de 2025, de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, por la que se publica el Acuerdo de incoación del procedimiento de declaración de Lugar de Memoria Democrática del "Conjunto formado por el edificio situado en el número 10 de la calle Peironcely, el espacio conocido como Plaza del Fotógrafo Robert Capa, la zona ajardinada anexa y la parroquia de San Carlos Borromeo, en Madrid" fue publicado en el Boletín Oficial del Estado, número 153, de 26 de junio de 2025 (páginas 84666 a 84673).