hasta el Centro de la muerte.
¡Qué periplo!
¡Qué periplo!
Ningún lazarillo en el sendero.
Sólo el corazón solo
y una melodía contra todo el silencio
Sólo el corazón solo
y una melodía contra todo el silencio
Nota de Viaje. Raúl Orozco.
Tras un largo verano de trabajo, hoy, por fin, llega el periodo vacacional. Y lo necesito como agua de mayo. Ha sido un largo ciclo, con mucha actividad social y política, con la ilusión de ver como los movimientos iniciados por los ciudadanos indignados, van dando sus frutos, poco a poco, pero sin pausa.
Nos han colado una reforma de la Constitución de forma totalmente golpista, a pesar de haberse votado en el Parlamento, y aún siguen las protestas. Y me marcho en plena polémica por los recortes en educación que el gobierno de Madrid realiza para este curso que empieza ya.
La visita Papal y toda la crítica que nos ha suscitado el empleo de fondos públicos para gastos particulares, la guerra en Libia, las masacres en Siria y otros lugares de Oriente, la hambruna africana, las políticas tan escoradas hacia la derecha de los gobiernos europeos, en fin, un veranito cargado de noticias polémicas y de actividades.
En cuanto a lo personal, necesito cargar las pilas de forma urgente, ya que los últimos acontecimientos por los que pasan muchos de los que acompañamos en su diaria lucha por la vida, me han dejado tocada.
Suele pasar cuando no tomas un cierto tiempo de respiro, pero es que tampoco contamos con muchos relevos en esa cercanía por la que hemos optado, libremente, eso sí, porque es nuestra forma de vida.
A veces dan ganas de mandarlo todo a paseo, sobre todo por la desilusión que conlleva la recaída de los nuestros, pero si te sitúas en su contexto, en sus carencias, en su fragilidad, tienes que darles de nuevo la mano. Para levantarnos del suelo, todos necesitamos una mano en que apoyarnos.
Me queda un fin de semana para preparar el equipaje, ya que, como siempre, llego al último día sin tener nada preparado, pero esta vez quizás lo consiga.
Mañana también hay que participar en la asamblea popular del barrio, que promete ser interesante y que pondrá a prueba la idea que de este movimiento local tiene el ayuntamiento de Izquierda Unida.
Y después…. el viaje. La semana que nos reservamos siempre para juntarnos al menos una vez al año, aunque ahora solemos hacer alguna breve escapada también, y que hasta ahora nos ha reportado entrañables experiencias.
Es verdad que la del año pasado, en Egipto, ha dejado en nuestros corazones una sensación tan hermosa que posiblemente nunca la iguale otra estancia en otro lugar. Será imborrable por todo lo que sucedió, por la gente que conocimos y con la que hemos establecido una amistad y una relación que se está manteniendo en el tiempo.
prometo que cuando vuelva retomaré estas notas que me sirven de válvula de escape, y traeros noticias desde Hamelin, el auténtico, e incluso, si puedo, traerme al flautista por si vuelven las ratas este otoño al Gallinero.
Os dejo con uno de mis poemas preferidos, para que lo disfrutéis.
Besucos grandes.
ÍTACA
Cuando empieces tu ida hacia Ítaca,
desea que el camino sea largo,
lleno de peripecias, lleno de conocimientos.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al encolerizado Poseidón no temas,
tales cosas en tu camino nunca las encontrarás,
si tu mirada permanece alta, si una escogida
emoción a tu alma y a tu cuerpo les guía.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no los encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas estivales
en que con cuánta satisfacción, con qué alegría
entrarás en puertos por primera vez vistos.
Haz un alto en los mercados fenicios,
y adquiere hermosas cosas,
nácares y corales, ámbares y ébanos,
y sensuales perfumes de todas clases,
los más abundantes y sensuales perfumes que puedas.
Visita muchas ciudades egipcias,
aprende y aprende de los instruidos.
Siempre en tu mente ten a Itaca.
La llegada a allí es tu destino.
Pero no precipites el viaje en absoluto.
Es mejor que muchos años dure.
Y que, ya anciano, arribes a la isla,
rico con cuanto obtuviste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Itaca.
Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras emprendido el camino.
No puede darte nada más.
Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Tan sabio como te has hecho, con tanta experiencia,
ahora ya habrás comprendido qué significan las Itacas.
Constantino P. Cavafis
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