"A los verdugos se los reconoce siempre. Tienen cara de miedo."
(Jean Paul Sartre)
Una vez más, observar el dolor me deja la garganta seca. Alguien se cree con derecho a levantar su sombra sobre otro y condenarle a un eterno insomnio de noches sin esperanza, como una planta carnívora, devorando el posible abrazo que ya solo es silencio.
Hoy no era un día de palabras, ni tampoco de lágrimas, ni de encender la hoguera, ni de tirar la piedra. Pero todo eso surge si alguien teje la tela de la araña , y es tela de miseria y desvarío.
No se si por venganza o desagravio, si por otro dolor o por un odio, la sombra se despliega cual diluvio que llueve sobre ella duras piedras. Lo se, amiga... ya se que este dolor llega a los huesos, y que la bruma cada vez es mas espesa. Que te han dejado sin paz... Que todo es guerra. Que no sirve oirme decir que vendrá otro tiempo, que volverás a amar, que volvera el aliento...
Hoy es ahora... y duele. Y no hay poesia, ni flor, ni melodia que calme ese dolor que has descubierto, mas grande que ninguno, mas perverso. Y no se que decir, mas que lo siento; y no se que he de hacer, sino cogerte la mano y callar los insultos.
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