NO ESTAMOS SOLOS.
En este mismo instante
hay un hombre (mujer) que sufre,
un hombre (mujer) torturado
tan sólo por amar la libertad.
hay un hombre (mujer) que sufre,
un hombre (mujer) torturado
tan sólo por amar la libertad.
Ignoro dónde vive, qué
lengua habla,
de qué color tiene la piel,
cómo se llama,
pero en este mismo
instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre ( mujer) existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar a los amigos.
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre ( mujer) existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar a los amigos.
¿Oyes?
Un hombre (mujer) solo grita maniatado,
Un hombre (mujer) solo grita maniatado,
existe en algún sitio.
¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre bajo los golpes ciegos?
¿No te mana la sangre bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo.
Ahora, en este mismo
instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
No, no estamos solos.
Tenemos la fortuna inmensa de contar con personas excepcionales, que luchan incansablemente contra la injusticia y la impunidad.
Quienes creen de verdad en que la dignidad humana es universal, igual e
inalienable...
Son personas a menudo perseguidas, acechan su integridad y quieren abatirles...
Pero de vez en cuando se reconoce su valentía, su ejemplo y su compromiso.
¡Gracias, amigas y amigos por ser como sois!
De Elena Arce:
Los derechos de la infancia por encima de cualquier frontera:
“Los que llevamos años lidiando con el derecho de extranjería lo sabemos bien: la extranjería lo contamina todo. Y eso incluye a los niños y a las niñas que llegan solos a nuestro país”...
“Dedicamos mucho tiempo y energías en hacer comprender a la Administración que el control de fronteras nunca puede ser la excusa para no poner en el centro los derechos de la infancia”, ha añadido, y ha terminado su discurso señalando que:
“A pesar de que ya llevo más años en el Defensor del Pueblo que con la toga puesta, me sigo sintiendo muy orgullosa de ser abogada de provincias” y pidiendo “a mis compañeros que no olviden nunca que SOMOS la única esperanza para que muchos niños y niñas que se cuelan por las rendijas de esta Europa fortaleza tengan derecho a tener derechos”.
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