lunes, 15 de mayo de 2023

SAN ISIDRO Y MAYRIT.

    



 San Isidro era mozárabe y nació en el Mayrit musulmán, una medina muy ajetreada.

    Su familia, colonos mozárabes en un territorio que formaba parte de la Taifa de Toledo en el área árabe, era humilde y labradora. 

   Muhammad I, emir de Córdoba, se estableció aquí hacia la mitad del siglo IX y mandó construir la muralla fundando Mayrit como una torre de vigilancia. Fue el origen de la villa de Madrid. 

    Se dice que la infancia de Isidro transcurrió en los arrabales de San Andrés, lo que hoy conocemos como el barrio de La Latina pero la inestabilidad militar hizo que la familia se trasladase a Torrelaguna.

   Estuvo trabajando al servicio de la familia Vargas y cuentan que fue zahorí, pocero, traumaturgico y hacedor de lluvias.

    Como ocurre con los santos medievales, mito y realidad confluyen. Y se le atribuyen 438 milagros, muchos después de muerto: curación de enfermos, multiplicación de comida para los pobres (la olla de San Isidro), incluso para los animales (el saco de grano misterioso ), aparición de fuentes y manantiales y quizás los más conocidos, como el de la salvación de su propio hijo que había caído a un pozo y el de que cuando llegaba tarde a su trabajo se observaba que los bueyes araban sin su presencia.

Y es que debía de rezar tanto que se le olvidaba trabajar. 


Cuando sus restos fueron inhumados el cuerpo apareció incorrupto. La realidad es que ese cuerpo ha pasado por muchas vicisitudes que incluyen disputas por su custodia,  traslados y amputaciones.

 Cuentan que la esposa de Enrique II quiso amputarle el brazo derecho para llevárselo cómo reliquia. También una dama de Isabel la Católica arrancó de un mordisco el dedo gordo de un pie del santo mientras se los besaba. Fue descubierta y obligada a devolverlo. Carlos II tenía un diente como amuleto y lo mantuvo bajo su almohada durante años.

Los monarcas españoles debían de ser favoritos de este santo porque cuentan que se beneficiaron de muchos de esos milagros: Alfonso VIII y la batalla de las Navas de Tolosa,  la curación de Felipe II y la de Felipe III, etc.

Los Borbones seguirían encomendandose al santo y a Carlos III ordenó que su cuerpo y el de su esposa, María de la Cabeza  fueran trasladados a la Colegiata de la calle Toledo.

Según César Cervera:

   "Lejos de lo que se pudiera imaginar a simple vista, la historia de San Isidro se sale de lo común en el santoral de España. En un tiempo durante el cual la mayoría de santos respondían al perfil de eclesiásticos y hombres de familia noble, el relato de un hombre laico y casado de origen popular que alcanza la santidad a través de milagros de naturaleza agrícola ha llamado enormemente la atención de los historiadores y los estudiosos de los mitos, hasta el punto de identificar en él elementos más propios de la religión musulmana que del Cristianismo . Por las crónicas que reconstruyen su juventud, se detecta una mezcla de los modelos de santidad islámica y cristiana en San Isidro, quien realiza milagros de carácter conciliatorio entre las dos religiones y promulga valores como el matrimonio y el trabajo esforzado que se suponían alejados de la virtud esperada en los santos cristianos de finales del siglo XI y principios del XII.


Asimismo, en sus estudios sobre la biografía del santo madrileño, la historiadora Matilde Fernández Montes traza un paralelismo con la figura islámica del wali (traducido como «el protector» o «el ayudante»), una clase de santo musulmán muy popular en el periodo entre los cuales abundaron los esclavos, los hombres del campo, los analfabetos y en general los marginados que conseguían llegar a ser unos venerables ascetas e incluso ejercer totalmente sus virtudes religiosas incluso estando casados. Según estas teorías, la historia de San Isidro pudo ser la de un santón musulmán de origen bereber, el cual vivió en un periodo previo a la llegada de los cristianos a Mayrit, que fue asumida y adaptada por los cristianos con el cambio de Rey y de religión en estas tierras".

Pues nada, que el patrón de Madrid siga aunando la interrreligiosidad de sus habitantes y la hospitalidad y solidaridad con los desfavorecidos y con los que llegan a esta ciudad sean de donde sean. Amén.










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