miércoles, 28 de octubre de 2015

TE AGRADEZCO QUE ME HAYAS CREADO NEGRO...




          Hoy, Soule Sakho, mi querido hijo,  ha firmado ante el juez y ha declarado su lealtad a nuestro país porque le ha sido concedida la nacionalidad española…
          Vino de Côte d’Ivoire, (Costa de Marfil)  un país ubicado en el  África occidental. Allí comenzó su viaje hasta llegar a Madrid, un largo y doloroso tránsito, como el de tantos y tantas otras personas,  en el que se convierten en tierra y polvo  en busca de lugares sin fronteras, transcendiendo todas las generaciones desde la época colonial hasta nuestros días.

        Soule también buscó abrazos solidarios y, ya entre nosotros, fue pájaro de la palabra y escribió sobre él y sobre la realidad de los niños solos que luchan por sobrevivir en el continente africano.
         En "No le pongáis alambradas al viento" nos cuenta que "cuando hay guerra, arde el fuego, el fuego crea cenizas, y las cenizas se expanden con el viento", y así se define él, como una ceniza arrastrada por el viento, que ninguna alambrada puede detener.

              A menudo,  ante la maravillosa sencillez que le caracteriza, me encuentro con su  corazón tan honesto y grande, tan lleno de ternura, que me admira pensar que, a pesar de todo, tenga  tanta capacidad de amar.

       Quizás por eso, a mí me parece que toda África es en sí misma un espacio susceptible de poesía. Lo es su gente, su música, la manera en que las personas tienden a vivir siendo fieles a sí mismos y a sus antepasados. Y quizás también  por eso, a pesar de tanta calamidad, de tanto dolor, sus almas están impregnadas de alegría y espiritualidad, algo que los occidentales pocas veces somos capaces de entender.

         Como regalo para Soule, hoy, quiero recoger aquí un poema de un paisano suyo, de Dadie Bernard, novelista nacido en 1916 en Costa de Marfil, que fue perseguido y encarcelado por sus artículos anticolonialistas y que no renunció jamás a su compromiso con su propia cultura. Dicen los expertos que su pluma está impregnada de tradición y que refleja a la vez una negación y una afirmación, la afirmación de la identidad africana y la negación de una asimilación pacífica de la cultura occidental, de la que denuncia su complejo de superioridad.

          Me gusta especialmente este poema, "Te agradezco Señor ", porque está lleno de orgullo, no hay queja o reclamo, es la celebración del cuerpo y la vida:


  
"Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,

que hayas hecho de mí

la suma de todos los dolores,

y puesto sobre mi cabeza, el Mundo.

Visto la librea del Centauro

y llevo el Mundo desde la primera aurora.

 

El blanco es un color de circunstancias,

el negro, el color de todos los días,

y llevo el Mundo desde el primer crepúsculo.

 

Estoy contento

con la forma de mi cabeza

hecha para llevar el Mundo,

Satisfecho

de la forma de mi nariz

que debe aspirar todo el viento del Mundo,

 

Feliz

Con la forma de mis piernas

proveas a correr todas las etapas del Mundo.

Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,

que hayas hecho de mí, la suma de todos los dolores.

 

Treinta y seis espadas han traspasado mi corazón.

Treinta y seis braseros han quemado mi cuerpo.

Y mi sangre sobre todos los calvarios ha enrojecido la nieve.

Y mi sangre en todos los nacientes ha enrojecido el horizonte.

 

Pero lo mismo estoy

contento con llevar el Mundo,

contento con mis brazos cortos,

con mis brazos largos

con el espesor de mis labios.

 

Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,

blanco es un color de circunstancias,

el  negro, el color de todos los días,

y yo llevo el Mundo desde el alba de los tiempos.

Y mi risa sobre el Mundo, en la noche, crea el Día.

Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro".

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       « Je vous remercie mon Dieu de m’avoir créé Noir
Le blanc est une couleur de circonstance
Le noir, la couleur de tous les jours
Et je porte le Monde depuis l’aube des temps
Et mon rire sur le Monde, dans la nuit, crée le Jour » ...

 

 

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