martes, 5 de julio de 2016

¡Qué fría es la cera de un beso de nadie!




         De alguna manera tendría que olvidarte… Pero acabo de decidir en este instante caminar un poco más contigo, no quedarme aún vacía, volver a traspasar la puerta algunas horas más. 

         Noche callada…

       A veces el amor es solo silencio…  y en un momento daríamos cuanto se nos pidiera por una sola palabra, por, al menos, un  mensaje  que nos alentara… 

         Y que sería como una gota de agua en una ola entre las miles que llegan a la arena cada día, ¡pero tan suficiente!

 
         Si cierro los ojos, si paso a la otra dimensión en la que todo es posible, te siento cerca, arcilla cálida en mis manos, acariciada por las mias de barro… 

          He decidido seguir siendo caminante contigo algún kilómetro más.


Escribieron: “Silencio sereno, roto, neto, inalterable, enjuto, que a veces intenta cantar una nana y adormecer los bramidos del alma.

Silencio del beso, del libro, del amigo, del que se fue, del que se va, del que se irá, de la maravilla de ver al hijo que vuela solo, de tantos… de tantos…

En silencio puedo devolver las cosas a su esencia cristalina, invito a los míos a cimas prohibidas, donde el viento susurra profecías, donde la tierra es fuego y el agua es aire…

En silencio nacemos y después anunciamos la venida a la vida con un llanto que libera nuestros pulmones. En silencio nos iremos. Ojala, también con una sonrisa. Qué maravilla que lo último que veamos sea una sonrisa y una mirada silenciosas”.**

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**(Esta cita pertenece a Antonio Aramayona).

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Compañero te desvela  la misma suerte que a mí...
         prometiste y prometí  encender esta candela..
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