De
alguna manera tendría que olvidarte… Pero acabo de decidir en este instante
caminar un poco más contigo, no quedarme aún vacía, volver a traspasar la
puerta algunas horas más.
Noche
callada…
A veces el amor es solo silencio… y en un momento daríamos
cuanto se nos pidiera por una sola palabra, por, al menos, un mensaje
que nos alentara…
Y que sería como una gota de agua en una ola entre las
miles que llegan a la arena cada día, ¡pero tan suficiente!
Si cierro los ojos, si paso a la otra dimensión en la que todo es posible, te
siento cerca, arcilla cálida en mis manos, acariciada por las mias de barro…
He
decidido seguir siendo caminante contigo algún kilómetro más.
Escribieron: “Silencio sereno, roto, neto,
inalterable, enjuto, que a veces intenta cantar una nana y adormecer los
bramidos del alma.
Silencio del beso, del libro, del amigo, del que se
fue, del que se va, del que se irá, de la maravilla de ver al hijo que vuela
solo, de tantos… de tantos…
En silencio puedo devolver las cosas a su esencia
cristalina, invito a los míos a cimas prohibidas, donde el viento susurra
profecías, donde la tierra es fuego y el agua es aire…
En silencio nacemos y después anunciamos la venida a
la vida con un llanto que libera nuestros pulmones. En silencio nos iremos.
Ojala, también con una sonrisa. Qué maravilla que lo último que veamos sea una
sonrisa y una mirada silenciosas”.**
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**(Esta cita pertenece a Antonio Aramayona).
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Compañero te desvela la misma suerte que a mí...
prometiste y prometí encender esta candela...
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