Para muchos, el amor es una fuerza creadora.
Para otros, lo es el sufrimiento causado
por su reverso, el desamor.
Se ha escrito un libro, modesto, quizás inadvertido, en el que se han recogido relatos en 5 líneas sobre esa emoción omnipresente en todas las facetas del ser humano.
Os dejo aquí el mio, que ha sido uno de los finalistas:
"PARTE DE GUERRA:
He salido con vida de la batalla.
No indemne, pero viva... Tú has hecho la maleta y te has marchado. Yo he vuelto al campamento y reviso mis heridas: algún rasguño que no dejará rastro y pequeños golpes de la dura guerrilla... Ahora he de descansar y encontrar la serenidad sin tu presencia.
He salido con vida...
La consecuencia más grave solo será un esguince en el orgullo.
"Al final del camino me dirán: -¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres. (Pedro Casaldáliga)
Vistas de página en total
viernes, 24 de julio de 2020
miércoles, 22 de julio de 2020
EN BUSCA DEL EDEN, DEJANDO ATRÁS EL INFIERN0.
"Los emigrantes de la miseria.
Cádiz, 4 de febrero de 1906.-
(De una publicación muy antigua, que guardaba mi madre.)
Cádiz, 4 de febrero de 1906.-
Veintiún jornaleros españoles son detenidos cuando intentan embarcar en un vapor, en el puerto de Cádiz, por carecer de la documentacion necesaria. Tras los retornos provocados por las pérdidas de las Antillas y las Filipinas, la emigración se hace masiva. Se calcula que entre 1.500.000 personas -en su mayoría hombres-, salen por barco de la Península. La terrible sequía que azota el campo andaluz en 1902-04 estimula la corriente migratoria. La mayor parte de los emigrantes españoles se dirigen a Argentina, país preferido por su semejanza climatológica con España, las posibilidades agrícolas de la Pampa y la posibilidad para los jóvenes de librarse del servicio militar. También se trasladan numerosos españoles a Uruguay y Brasil. Las regiones que aportan un mayor número de emigrantes transoceánicos son Galicia, Asturias, León y Andalucía, y el principal motivo de la emigración es la miseria.
FOTO DE ÁNGEL BLANCO. PUERTO DE LA CORUÑA. |
A finales del siglo XIX comienza el éxodo rural, que se incrementa considerablemente en los 3 primeros decenios del XX. Esta emigración es causada por la presión demográfica en las regiones campesinas, planteada primero en las zonas vitivinívolas por la filoxera y, después, en las cerealistas, por la mecanización. El exceso de mano de obra en el campo coincide con la creación de puestos de trabajo en las industrias de País Vasco, Cataluña y Madrid".
(De una publicación muy antigua, que guardaba mi madre.)
martes, 14 de julio de 2020
HUESOS ROTOS.
Hace años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba ella que era el primer signo de civilización en una cultura.
El estudiante esperaba que Mead hablara de anzuelos, ollas de barro, agricultura o piedras de moler.
Pero no.
Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur que se había roto y luego sanado.
Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane.
Un fémur roto que se ha curado es evidencia de que alguien se ha tomado el tiempo para quedarse con el que se cayó, ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse.
Mead dijo que ayudar a alguien más en las dificultades es el punto donde comienza la civilización.
***********
En estos momentos, con algunos huesos rotos, agradezco tener a mi lado a quienes se toman el tiempo para quedarse conmigo, cuidar mi herida, enviarme ánimos y ayudarme a seguir adelante.
¡Cuántos nombres en mi corazón!
Margaret, además de antropóloga, era poeta. Quizás por eso, al margen de otras consideraciones sobre lo que es 'civilización', lo explicó de esta forma tan hermosa.
Necesitamos de los otros en muchas ocasiones, y más cuando la realidad nos supera.
Somos vulnerables y, como dice la psicóloga R. Flich, "solidaridad, empatía, colaboración y compasión deben ser palabras claves",
que ojalá dejen de ser solo palabras para convertirse en realidades.
En cambio observamos que el hombre sufre regresiones hacia el estado salvaje...
¿Cuándo la humanidad volverá a estar a la altura?
********************
Gracias a Felipe Gutiérrez, que me recordó esta anécdota.
El estudiante esperaba que Mead hablara de anzuelos, ollas de barro, agricultura o piedras de moler.
Pero no.
Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur que se había roto y luego sanado.
Mead explicó que en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, ir al río a tomar agua o buscar comida. Eres carne de las bestias que merodean.
Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane.
Un fémur roto que se ha curado es evidencia de que alguien se ha tomado el tiempo para quedarse con el que se cayó, ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse.
Mead dijo que ayudar a alguien más en las dificultades es el punto donde comienza la civilización.
***********
En estos momentos, con algunos huesos rotos, agradezco tener a mi lado a quienes se toman el tiempo para quedarse conmigo, cuidar mi herida, enviarme ánimos y ayudarme a seguir adelante.
¡Cuántos nombres en mi corazón!
Margaret, además de antropóloga, era poeta. Quizás por eso, al margen de otras consideraciones sobre lo que es 'civilización', lo explicó de esta forma tan hermosa.
Necesitamos de los otros en muchas ocasiones, y más cuando la realidad nos supera.
Somos vulnerables y, como dice la psicóloga R. Flich, "solidaridad, empatía, colaboración y compasión deben ser palabras claves",
que ojalá dejen de ser solo palabras para convertirse en realidades.
En cambio observamos que el hombre sufre regresiones hacia el estado salvaje...
¿Cuándo la humanidad volverá a estar a la altura?
Foto: José Palazón. Efecto concertina. |
Gracias a Felipe Gutiérrez, que me recordó esta anécdota.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)