|
Foto: José Palazón. |
"El
Muro de Berlín era la noticia cada día.
De la mañana a la noche
leíamos, veíamos, escuchábamos:
el Muro de la Vergüenza, el Muro de la
Infamia,
la Cortina de Hierro...Por fin , ese muro, que merecía
caer, cayó.
Pero otros muros brotaron, y siguen brotando, en el mundo.
Aunque son mucho más grandes que el de Berlín,
de ellos se habla poco o
nada.Poco se habla el muro que los Estados Unidos están alzando en
la frontera mexicana,
y poco se habla de las alambradas de Ceuta y
Melilla.Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la
ocupación israelí de tierras palestinas y será quince veces más largo
que el Muro de Berlín,
y nada, nada de nada, se habla del Muro de
Marruecos,
que perpetúa el robo de la patria saharaui por el reino
marroquí
y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín.
¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?"
(Eduardo Galeano)
En 1989 cayó el muro de Berlín.
En ese momento había 16 muros en el mundo.
Después de 3 décadas, ese número se ha multiplicado por tres o más...
Actualmente, podemos contar 70.
(Un equipo de la Universidad de Quebec en Montreal, Canadá, ha realizado
la contabilidad de 70 fronteras con cierres o construción
para bloquear el flujo de personas).
Nos cuentan que los muros son necesarios para evitar el terrorismo, los conflictos territoriales, controlar la emigración y evitar la entrada de traficantes y enemigos
de la seguridad.
|
Foto: Antonio Ruiz. |
Pero es un cuento.
La verdad de los muros de la vergüenza, de todos los muros que contemplamos,
es que nacen para dividir,
para separar a los ricos de los pobres...
Inmensas barreras para separar a los ricos de los pobres.
Siempre se nos dice que esos muros se levantan en nombre del
progreso,
"pero como decía Facundo Cabral,
el progreso lo realizan los
inteligentes en contra de la gente feliz".
*********************
CARICIAS FRONTERIZAS:
Muro que impide el abrazo,
distancia que nos imponen.
Enemigos que nos cercan,
centinelas sin razones.
Ébanos crucificados,
sin futuras primaveras.
Derramadas sus historias
quemadas en una hoguera.
Busco un rostro inolvidable
con besos extraviados.
Un amor que crece ciego,
en laberinto despojado.
Me resta un poco de
aliento,
irguiéndome malherida.
Llorando por tu memoria
te siento llorar la mía.
Dejo huellas en la arena,
por si llegas a buscarme
y un sol en la madrugada
te llevara hasta
encontrarme.
¿A dónde irán los verdugos
cuando el dolor se haga
brasas?
Cuando se rindan los muros,
cuando se abran nuestras
casas.
(Mariam del Toro)