Al fin se ha fabricado el individuo apto para el capitalismo,
sin memoria, sin proyecto, sin conciencia,
enredado en la maraña de ilusiones
llamadas mercancías,
saltando entre placeres inmediatos,
bulímico de imágenes veloces,
famélico de flujos que saturen,
incapaz de análisis sereno,
masticando planeta, masticando.
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