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miércoles, 27 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 27

  "Escribo la miseria y la vida infausta de los habitantes de las favelas. Yo era rebelde,  no creía en nadie. Odiaba a los políticos y a los patrones, porque mi sueño era escribir y el pobre no puede tener un ideal noble. Yo sabía que iba a aglutinar a los enemigos, porque nadie está acostumbrado a ese tipo de literatura. Que sea lo que Dios quiera.

    Yo escribí la realidad".

    Carolina María de Jesús vivió en la favela de Canindé, en la zona norte de Sao Paulo. 
    Iba escribiendo la cotidianidad de su comunidad en cuadernos y hojas de revistas que encontraba en la basura. Está considerada como una de las primeras y más importantes escritoras negras de Brasil.
    En su diario, un 16 de junio, relataba:
      “... Hoy no tenemos nada para comer. Quería invitar a los hijos para suicidarnos. Desistí. Miré a mis hijos y quedé con dolor. Ellos están llenos de vida. Quien vive, necesita comer. Quedé nerviosa, pensando: ¿Será que Dios me olvidó? ¿Será que él quedó enojado conmigo?"
     "1 de enero de 1960: Espero que 1960 sea mejor que 1959. Sufrimos tanto en 1959 que uno tiene ganas de decir: vaya, vaya, no más... No lo quiero a usted más. Este 1 de enero me levanté a las 7 y fui a buscar agua".
     En el mes de agosto de 1960 se produjo en São Paulo (Brasil) uno de los fenómenos editoriales más espectaculares que se recuerde en la historia de aquel país y probablemente de los pocos ocurridos en el mundo entero.

    En tan sólo tres días se agotaron 10.000 ejemplares de “Quarto de Despejo”,  de Carolina María de Jesús, que pasó a ocupar el primer lugar en la lista de los libros más vendidos, ubicación que mantuvo durante seis meses consecutivos:
      ¡El libro de una mujer negra que recogía papeles y comida de los basurales para poder alimentar a sus tres hijos sin padre!
     El enorme, el gigantesco personaje de este libro es el HAMBRE. De la primera a la última página aparece con una constancia monótona, casi exasperante. Los demás personajes van surgiendo como consecuencias de la miseria: prostitución, violencia, alcoholismo, robos.
     Redactado en forma de diario, día por día las sucias hojas de papel que Carolina había conseguido obtener por las calles fueron recibiendo sus relatos y sus narraciones. El intenso dramatismo de su contenido ya comenzaba a ser dramático a partir de su mismo continente. Los seres humanos que desfilan por sus páginas son todos reales, y aparecen mencionados con sus propios nombres.
     Carolina va describiendo su hambre y el hambre de sus vecinos con una escritura vigorosa y, paradójicamente pulcra en su revelación trágica de una realidad que representa una tremenda acusación a toda la sociedad. Alcanzó una síntesis perfecta al señalar aspectos que son comunes a todos los seres humanos. Por ello su libro es universal, a pesar de particularizar la tragedia de una colectividad marginal brasileña.
     Es un verdadero documento que retrata en forma directa, cruda, sin artificios ni eufemismos, la esencia misma de la miseria más degradante. Pero es también un mensaje de esperanza, ya que al mismo tiempo que va narrando los dramas cotidianos de su entorno no se cansa de anhelar un mundo mejor.
     Este libro habla a todas las personas del planeta. Es angustia, es dolor, pero asimismo es un penetrante deseo de cambio. Por eso, ha podido ser profundamente comprendido. Carolina es una verdadera generadora de emociones: la sinceridad de sus sentimientos se muestra conmovedora en su misma espontaneidad.
     Carolina María de Jesus nació en 1915 en Sacramento, Estado de Minas Gerais (Brasil), donde vivió durante su infancia y su adolescencia.
     Descendiente de esclavos, era hija de negros que probablemente migraron de Desemboque a Sacramento, cuando se produjo el cambio en la economía de la extracción del oro hacia actividades agropecuarias.

     El padre era un bohemio que tocaba el violín y aparentemente nada laborioso. Por eso, la madre tuvo que ser el sustento de la familia. En cuanto a su corta escolaridad en Sacramento, la realizó en el Colegio Allan Kardec, primer Colegio Espiritista de Brasil. Pero toda su educación formal duró tan sólo dos años, dado que tuvo que comenzar a trabajar muy precozmente.
    Era alta e imponente, y hasta hubo quien dijo que hablaba con la autoridad de una princesa africana. Podría haber sido un número más en las estadísticas de desocupación, miseria y hambre del Brasil. Fue, sin embargo, uno de los mayores fenómenos literarios de su tiempo. Llegó a ser mundialmente conocida con la publicación de su primer libro, "Quarto de Despejo", pero el fracaso de sus obras posteriores y otros factores colaterales la llevaron a vivir nuevamente en la pobreza.
               Falleció en febrero de 1977, olvidada e ignorada.

    "Quarto de Despejo" es un relato de hechos verídicos vividos o presenciados por la autora. Registrados bajo la forma de diario, constituyen una secuencia ubicada en el tiempo por medio de fechas. Algunos acontecimientos están contados más de una vez, quizás por una necesidad de darle más intensidad al relato. Su narración es lineal y su discurso es directo, entremezclándose con reflexiones que demuestran una profunda sensibilidad y un agudo sentido crítico. No es una autobiografía de tipo confidencial: es el fortísimo relato de una mujer con sus angustias, sus anhelos, sus dudas, sus interrogantes…
      El título se refiere a la sensación que la autora tenía de vivir en ese "quarto de despejo", es decir, la habitación destinada al desperdicio.
      Además a la denuncia de las condiciones de vida de una comunidad marginal hecha por alguien que disponía de un arma poderosa y sabía cómo utilizarla: la PALABRA. Carolina expresó , describió, mostró el sufrimiento y las amarguras del HAMBRE y la MISERIA.
 

martes, 26 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 26






"Somos mujeres. 
           Miradnos.

Somos la luz de nuestra propia sombra,
el reflejo de la carne 
que nos ha acompañado,
la fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.

Somos el azar de lo oportuno,
la paz que termina 
con las guerras ajenas,
dos rodillas arañadas que resisten con valentía.

Miradnos.

Decidimos cambiar la dirección del puño
porque nosotras no nos defendemos:
nosotras luchamos.

Miradnos.

Somos, también, dolor,
somos miedo,
somos un tropiezo fruto 
de la zancadilla de otro
que pretende marcar un camino que no existe.

Somos, también, una espalda torcida,
una mirada maltratada, 
una piel obligada,
pero la misma mano que alzamos
abre todas las puertas,
la misma boca con la que negamos
hace que el mundo avance,
y somos las únicas capaces 
de enseñar a un pájaro a volar.

Miradnos.

Somos música,
inabarcables, invencibles, incontenibles, inhabitables,
luz en un lugar que aún no es capaz de abarcarnos, vencernos, contenernos, habitarnos,
porque la belleza siempre cegó
los ojos 
de aquel que no sabía mirar.

Nuestro animal es una bestia indomableque dormía tranquila hasta que decidisteis 
abrirle los ojos con vuestros palos,
con vuestros insultos, 
con este desprecio que, oídnos:
no aceptamos.

Miradnos.

Porque yo lo he visto en nuestros ojos,
lo he visto cuando nos reconocemos humanas
en esta selva que no siempre
nos comprende
pero que hemos conquistado.

He visto en nosotras
la armonía de la vida 
y de la muerte,
la quietud del cielo y del suelo,
la unión del comienzo y del fin,
el fuego de la nieve y la madera,
la libertad del sí y el no,
el valor de quien llega 
y quien se va,
el don de quien puede 
y lo consigue.

Miradnos,
y nunca olvidéis que el universo 
y la luz
salen de nuestras piernas.

Porque un mundo sin mujeres
no es más que un mundo vacío 
y a oscuras.

Y nosotras
estamos aquí
para despertaros
y encender la mecha.

                (Elvira Sastre)




lunes, 25 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 25

 


 






    Yo acuso al presidente y a sus ministros de masturbar los intereses financieros de los amos. 

   Yo acuso a los sindicatos de ser perros falderos, les acuso de dilatar las protestas en el tiempo, les acuso de querer convertir los gritos en susurros, la pobreza en una cifra, la protesta en un desfile de becerros.

  Yo acuso a los periodistas de limpiar con sus lenguas bífidas la ponzoña de su desvergüenza.

   Yo acuso a los intelectuales, artistas, escritores, de mirar para otro lado mientras besan las manos flojas de los tiranos.

   Yo acuso a los empresarios, mafiosos y codiciosos, que compran carne humana y la destrozan en las fábricas, en los andamios, en el paro.

   Yo acuso a los banqueros de ladrones, traficantes, blanqueadores de sangre.

   Yo acuso a los ejércitos, sicarios con nómina de una sola bandera, de esparcir masacres por unas monedas.

   Yo acuso a las multinacionales del dolor de convertir la salud en mercadería y a los enfermos en adictos a sus píldoras y a los empobrecidos en gentes sin cura posible.

   Yo acuso a los curas y monaguillos de perpetuar la gran farsa, de instigar a la resignación para sentarse mientras tanto 
a la derecha del terror.

   Yo acuso a los jueces, a los fiscales, a los tribunales, que torturan la justicia hasta dejarla moribunda.

   Yo acuso a todos, les acuso con estas manos pequeñas, les señalo con estos dedos de poeta, en estos versos atrapados por la rabia.

Les acuso de tantas cosas que no me alcanzan las palabras, les acuso de cada uno de los desahucios, de cada uno de los saqueos.

Les acuso de la miseria, de las pestes, de las corrupciones, de los terrorismos oficiales, de las demencias, de las picanas, les acuso de repartir miedo e indiferencia, les acuso de la mano dura, de la complicidad de sus silencios, de la manipulación, de la represión, de vender realidades ficticias, de crear la industria de la violencia, les acuso de esterilizar las utopías, de inventar coartadas, les acuso de intentar barrer las calles de alegría, de intentar violar todos los sueños, de vivir por y para el crimen.

Les acuso sí, les acuso con mis versos, les digo a todos los bandidos que aquí estamos, con el pecho al descubierto, aquí estamos, clavados en la tierra,

Aquí estamos, apresurando el paso,

camino de un mañana sin tinieblas.

Aquí estamos, sin callarnos,

con nuestras vísceras ardientes,

con nuestros temblores controlados,

con nuestros pulso desordenado.

Aquí estamos

con el corazón atento,

aguardando el momento.

Aquí estamos.

(SILVIA DELGADO).









domingo, 24 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 24

 


HOGAR.

Nadie deja su casa  a menos

que la casa sea la boca de un tiburón.

Solo corres hacia la frontera

cuando ves a toda la ciudad haciéndolo también.

A tus vecinos corriendo más rápido que tú

con aliento sangrante en sus gargantas.

El niño con el que fuiste a la escuela

que te besó hasta marear, detrás de la fábrica de latas,

está sosteniendo una arma más grande que su cuerpo.

Solo dejas tu casa,

cuando tu casa no dejará quedarte.

Nadie deja su casa a menos que la casa te persiga

con fuego bajo los pies,

sangre hirviendo en el vientre,

no es algo que jamás hayas pensado hacer

hasta que la navaja quema amenazas

en tu cuello

e incluso entonces cargaste con el himno

bajo tu aliento

destrozando tu pasaporte en el aeropuerto

en excusados,

sollozando mientras cada manojo de papel

hacía más claro que jamás te encontrarás regresando.

Tienes que entender

que nadie pone a sus hijos en un bote

a menos que el agua sea más segura que la tierra.

Nadie quema las palmas de sus manos

bajo trenes,

entre vagones,

nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión

alimentándose de hojas de periódico,

a menos que los kilómetros viajados

signifiquen algo más que una travesía.

Nadie quiere ser objeto de golpes de lástima.

Nadie escoge campos de refugiados

o revisiones de cavidades donde tu cuerpo es dejado doliente

o la prisión

porque la prisión es más segura que una ciudad en llamas

y un guardia de prisión en la noche

es mejor que ser la carga de un camión

lleno de hombres parecidos a tu padre.


Nadie podría soportarlo,

nadie tendría las agallas,

nadie tendría la piel suficientemente dura.

Los

“váyanse a casa, negros”

“refugiados”

“sucios inmigrantes”

“busca-asilos”

“quieren secar las riquezas de nuestro país”

“negros con las manos arriba, huelen extraño”

“salvajes”

“jodieron su país y ahora quieren joder el nuestro”

“¿Cómo es que las palabras, la apariencia sucia, rueda por sus espaldas?”

Quizás sea porque estos golpes son más suaves que perder un miembro.

O que las palabras son más tiernas  que catorce hombres entre tus piernas

O que los insultos son más fáciles de tragar

que el escombro,

que los huesos,

que el cuerpo de tu niñez en pedazos.


Quiero irme a casa,

pero casa es la boca de un tiburón.

Casa es el barril de un arma,

y nadie dejaría su casa

a menos que casa te persiguiera a la costa,

a menos que casa te dijera:

que apretaras el paso

dejando tus ropas atrás,

que te arrastraras por el desierto,

que naufragaras por los océanos,

“ahógate

pero sálvate.

Sé el hambre,

implora,

olvida el orgullo,

tu supervivencia es más importante”.

Nadie deja casa a menos que casa sea una voz sudorosa en tu oído

diciendo:

“Vete,

corre lejos de mí ahora.

No sé en qué me he convertido

pero sé que cualquier lugar es más seguro que éste”.

(Hogar, de Warsan Shire  -Somalia.)

La obra de Warsan explora el mundo de las mujeres negras e inmigrantes. 

En 2009, visitó la embajada de Somalia abandonada en Roma y ocupada por un grupo de jóvenes refugiados. 

Escribió el poema “Hogar” para los refugiados que conoció allí, para su familia y para todo aquel que haya sufrido la pérdida de sus derechos en busca de ellos. 

Este es un extracto de este poema publicado en 2015.



Foto: EFE.

sábado, 23 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 23

 


"Las mujeres que dan el salto hacia la libertad se encuentran, inesperadamente, con un gran sobrante de energía para emplear. Se agarran tenazmente a la vida, libres, sin embargo, de subir y bajar a un nuevo ritmo. 

Hay una nueva experiencia de jovialidad, quizás de jugueteo, de sentirse completamente viva, sentir que una es más libre que nunca de elegir, aceptar o rechazar según los deseos más profundos y verdaderos".


(Colette Dowling.- “El complejo de Cenicienta”).


viernes, 22 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 22

  


Canta Mariam, canta

que tengo el corazón ausente
y la voz quebrada.

Canta, Mariam,
canta.
Que Sreiser Dahbu ha vuelto
y los caballos dejaron de llorar su ausencia.

Canta, Mariam, canta,
que las olas vuelven
a besar tu risa
y un niño, por las calles del Aaiun,
te llama hermana.

Canta, Mariam, canta,
que mi amor espera en la tierra sin sombra,
en la tristeza de mis versos,
mientras cantas las nanas
que engendró tu voz
de flauta pastora.

Canta, Mariam, canta.

(Mohammed Salem, Ebnu, desde Sáhara)

jueves, 21 de marzo de 2024

MARZO-MUJER 24.- Día 21



In Memoriam de Josefina Manresa viuda de Miguel  Hernández, y que es una de esas mujeres silenciosas que han pasado por la historia en segundo plano.


  La realidad es que tenemos una deuda histórica con ella porque sin Josefina, Miguel Hernández podría haber sido un desconocido para nosotros.

Con el triunfo del golpe de estado, la figura de Miguel Hernández fue repudiada y su poesía destruida, declarada propaganda comunista.

    Josefina Manresa recopiló todos los escritos de Miguel: poemas inéditos, manuscritos, las cartas que se escribían de jóvenes, las que más tarde se mandaban desde la cárcel. 

  Un total de 5.000 documentos terminaron escondidos en un baúl viejo de su madre.
  
 Consciente de que si alguien descubría ese baúl ella terminaría en la cárcel, se negaba a dejarse vencer por los que dejaron morir a Miguel en la cárcel sin compasión, sin facilitarle ningún remedio para su enfermedad. El  baúl fue la victoria de Josefina frente al repudio y propició que Miguel Hernández pasara a formar parte de la literatura universal.

   Después de la muerte del dictador se conocieron todos los escritos del poeta. Sin Josefina Manresa jamás habrían llegado a nuestros días.
En 1980 Ediciones de la Torre pública: “Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández“ : en este libro se encuentran fragmentos de cartas y fotografías inéditos hasta la fecha que forman de la vida de Josefina y su relación con Miguel.

   Miguel Hernández escribió “El rayo que no cesa”  uno de los mejores libros de la lírica española inspirado en  Josefina Manresa, además de otros poemas amorosos.

      Josefina falleció en su domicilio de Elche el 18 de febrero de 1987 tras una larga enfermedad. 

   Sus restos descansan junto a los del poeta en el cementerio municipal de Alicante.