"No nos dejes caer en vicios, ni nos atrapes en la noche sin salida; que podamos dominarnos y no confundamos abuso con felicidad, que el dinero no sea nuestro baluarte, que no se opaque el amor por el materialismo, que la alegría nos de la salud y nos descargue..."
(Oración a Ze Pelintra, espíritu ancestral del Candomblé y otras liturgias).
Como en la historia de todos los mitos, algunos datos parecen incompatibles entre sí, pero la esencia es perfectamente narrable. Son muchas y diversas las historias que se cuentan sobre la vida y la muerte de este personaje.
Hijo de una esclava y del amo de ésta, a los 3 años perdió a su madre, creciendo en las rúas en compañía de gentes de la calle y siendo el chico de los recados de las prostitutas.
Le atribuyen oficios de minero, cargador de carbón en el tren, estibador en el puerto, dueño de un cabaret y otras ocupaciones poco esclarecidas.
Manejaba la faca como nadie, pero en una pelea, y eso que era experto en ellas, hirió al otro, teniendo que huir de su lugar apareciendo y recalando en la ciudad maravillosa, Río... Allí hizo suyo el barrio bastión de los marginados y las mujeres de moral distraída, que no podía ser otro que Lapa.
Jugaba a las cartas para ganar, sin engañar ni a los incautos, disfrutando de la timba, y fumando cigarrillos con su ademán de bohemio crónico.
Y gustaba de bailar, era su cuerpo entero un ritmo armoniosamente bien distribuido, y la samba se mezclaba con la malicia de la capoira. La armonía de su cuerpo se reflejaba al sintonizarse con los acordes de la música. Eros y Afrodita, en conjunción, eran entonces él y la mujer que hubiese elegido para el baile. Cuerpos humanos en un complicado engranaje que trasmitían un impulso vital desde la respiración al abrazo, desde la mirada lejana a la que se enciende de deseo.
Sabía que el gran arte de la vida es levantarse después de caer, sonreír tras la decepción, nunca desanimarse ... Y así se paseaba tocado con su chapeau "panamá", traje completo de color blanco, ése que retaba a luchar sin mancharlo, elegancia impecable, dándole dignidad al negro, que ya no es sometido. Y noche tras noche, rey de la Lapa.
Hasta que conoció a Amparo, la esposa del sargento Saverio, que le dejaba absorto al pasar delante de él, aunque nunca le regalase una mirada.
Dejó de beber, de ir con otras mujeres, mostrándose entre sus amigos como el más enamorado.
Pero una noche, el sargento fue a buscarle dispuesto a defender el honor y le enseñó el cuchillo. Cuentan que el soldado se vengó apuñalándole por la espalda, aunque otras versiones mantienen que a Zé le mató una mujer por celos, de siete cuchilladas.

"Malandro" es un término multívoco. En Brasil, es la etiqueta de una persona con estilo de vida entregada al placer, la bohemia, la fiesta. Es el arquetipo inmortalizado por Chico Buarque en su "Ópera del Malandro", una pieza llena de acidez, en contra del poder y la corrupción, portadora de algunas de las composiciones más populares de la samba y la bossa nova.
En otros países se mira con menos simpatía, siendo sinónimo de delincuente y rufíán, De donde he venido, se dice que el "malandragem" es la alegría de vivir, la espontaneidad, lo que no hace mal a nadie.
Y es la figura de Zé Carioca en la película animada de Walt Disney, que parece fue inspirada por él también.

Guía de las personas que lo necesitan, les lleva por el camino que han de tomar. Y así debe ser , puesto que desde el principio de los tiempos sabemos que los dioses, los semi-dioses, los héroes, las musas, los genios y los humanos, formamos parte de un mismo TODO.
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