A veces el hogar es sólo una estación en el largo éxodo al que
estamos avocados.
HEMOS LLEGADO AL HOGAR
Hemos llegado al hogar desde la guerra sin sangre
con el corazón abatido, nuestras botas llenas de orgullo
de la verdadera matanza del alma,
Hemos llegado al hogar desde la guerra sin sangre
con el corazón abatido, nuestras botas llenas de orgullo
de la verdadera matanza del alma,
Y nos hemos preguntado:
“¿Cuánto cuesta ser querido y después abandonado?”
Hemos llegado al hogar y traído la promesa escrita en colores de arco iris
a través del cielo para enterrar,
pero no es el momento de colocar coronas por los crímenes de ayer.
La noche amenaza, el tiempo se disuelve,
Y nada conocemos del mañana.
Los tambores borboteantes a la estrella hacen eco.
El bosque aúlla y entre los árboles el oscuro sol aparece.
Hemos llegado al hogar cuando vacila la aurora,
cantando canciones de otras tierras,
la Marcha Fúnebre que nos viola los oídos,
sabiendo que toda nuestra tradición y nuestras lágrimas
se juegan al cara o cruz de una moneda.
Hemos llegado al hogar al pie de las verdes colinas
a beber el grito cálido y suave del canto de los pájaros.
A las playas ardientes donde los botes salen al mar
a desgranar la cosecha del océano
y las tenaces gaviotas se hunden y deslizan volcando besos sobre las olas.
Hemos llegado al hogar donde a través del relámpago y la lluvia atronadora,
La peste, la sequía, el espíritu empapado
se demora en el camino arenoso sosteniendo los torturados restos de la carne,
ese espíritu que no pide al mundo favor alguno
Sino la DIGNIDAD.
(Lenrie Peters, poeta de
Gambia)
IMAGEN
DEL Dignity I de MSF.
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