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miércoles, 23 de diciembre de 2015

INFRA...VIDAS


INFRAVIDAS





Infraviven los niños entre latas, maderas y cartones:

los pedruzcos dan peso a los tejados
y no vuelan.

Infraviven las madres,
infrahabitan escombros y "chabolas",

humedades, en el Pozo del Huevo y
 La Alegría.


Agua no hay, mas sí los negros lodos,

esa informe chatarra del suburbio, oxidados orines que circulan.


Infrahombres barbudos y dolientes

habitáculos sueñan, uralitas

que cubran a sus hijos en la lluvia.

También alcantarillas, inodoros...


Paraíso será la calle limpia, habitable casuca con cimientos...

Valdevivar, el barrio del Milano, Palomeras, Mahou,

El mismo sueño sueñan y siguen, pobres, desviviendo.

 

(Concha Zardoya)

Este poema de Concha Zardoya pertenece a su libro Retorno a Magerit (1983), en el que la autora recoge las impresiones que le causa la ciudad de Madrid, a la que ha regresado tras prácticamente treinta años de ausencia. Se trata de un texto que denuncia la miseria en la que malviven centenares de familias en los suburbios de la capital de esa época.

            Su mirada de emigrante cosmopolita - la autora nace en Chile, estudia en Madrid y en Illinois, vive en Estados Unidos, viaja por toda Hispanoamérica y Europa, hasta regresar a España - cae sobre los barrios de chabolas, una gran parte de las cuales han sido construidas a su vez por otros emigrados que, sin recursos para habitar con dignidad el lugar al que han llegado, quedan convertidos automáticamente en población marginal.

             El contraste es brutal. El título es ya bien significativo. Infravidas, las de quienes no alcanzan en el nuevo contexto social en el que se encuentran ningún valor económico - aparentemente el único valor que interesa en la sociedad occidental -, porque no pueden participar, en modo alguno, en el mercado de trabajo ni en la sociedad de consumo. Infravidas que cada día reducen a un mayor número de hombres y mujeres a la misma condición de las latas, la chatarra y los escombros entre los que se desenvuelve su existencia. 

            Los barrios marginales que cita ya han desaparecido... Pero las villas miseria madrileñas siguen a pocos kilómetros de la Puerta del Sol, llamando a nuestras puertas.




        (Basado en "Una mano tomó la otra".)


        (Foto: Mariam del Toro)

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