A
la profunda brecha que ya se ha abierto desde el lenguaje en razón de si se es
persona susceptible de asilo o se pertenece a los ahora denominados “inmigrantes económicos”,
comienzan a añadirse otras grietas en nuestra sociedad al grito de “primero los
españoles”, letanía que se extiende gracias a que, para derrocar nuestra
solidaridad e intenciones de hospitalidad, nos inoculan el virus del miedo y la
inseguridad: “Se pueden colar los yihadistas”, “a saber qué delincuentes
vienen”, etc., etc... O “Si tenemos 5 millones de parados, ¿Por qué ellos nos
va a quitar el trabajo?” ¿Por qué se les da ayuda a ellos y no a nosotros?”
Foto: Olmo Calvo. |
Pero a estos que lo preguntan, (algunos nos increpan y discuten lo que
pensamos y decimos), no les he visto ninguna vez delante de los grandes bancos
cuando se les designaban ayudas públicas por 217 mil millones de euros para sus problemas
económicos privados, gritando: ¡Primero los españoles, luego la Banca!
Ni
tampoco delante de los que perdían su casa en los desahucios; ni cuando los
“recortes” aplicados por nuestros últimos gobiernos en todos nuestros derechos
laborales, sociales y económicos, nos dejaban en cueros ante la gran patronal.
Tampoco ante los Juzgados exigiendo sentencias efectivas para los
políticos corruptos, ni ante la institución de la Iglesia cuando
recibe sustanciosas subvenciones anuales de nuestro Estado que, en
teoría, debería ser laico.
Pero es que, además, no se trata de elegir. No hay que hacerlo. Aunque quieran
engrosar las cifras añadiendo números a los ceros, este problema abarca solo
a un 5 por ciento de personas que podrían integrarse perfectamente sin
que nadie lo notara.
Ya nos intentaron intimidar con leyes sancionadoras a los que practicábamos la
hospitalidad, para que negásemos el apoyo a los que se encuentran en “situación
irregular”, pero no lo consiguieron porque tenemos claro que nuestros
principios no pueden ser criminalizados.
Foto: Antonio Ruíz. |
Esa angustia no nos deja ver el horror
de lo que está pasando en las fronteras, ¡en tantas!, ni las criminales
políticas migratorias que se están llevando a cabo por nuestros dirigentes, ni
cómo se destruyen desde fuera los conatos de democratización que en Oriente
Medio y en países africanos se han podido dar. Nada nos molesta la
venta de armas a países en los que se atiza la hoguera para su empleo y a
cuyas poblaciones civiles, víctimas de los conflictos resultantes, no queremos atender después.
Ese “primero los de aquí” no
es algo que nos resulte beneficioso, creedme. Porque nuestra salida de la
crisis no depende de que atendamos más o menos sirios, más o menos kurdos,
eritreos o palestinos y subsaharianos (que por cierto, aunque tanto se habla
del tema, en nuestro país no son
atendidos todavía)… No, de verdad. Aunque no viniera ninguno, tu cuenta
corriente no va a aumentar por ello, ni vas a tener un trabajo estable y
seguro, ni tu mundo va a ser una maravillosa balsa de aceite, segura, próspera
y feliz.
Hay que mirar hacia otro lado, hacia otros responsables…
Lo contrario solo nos
individualiza, nos deteriora, nos hace más débiles y más cobarde.
Foto: José Palazón. |
No os creais lo que nos trasmite la televisión, dejad de pensar que las cuchillas en las fronteras son eficaces, y que esto es cuestión de elección, porque no lo es. Vacunarnos contra la xenofobia, es la única salida.
Y no se trata de "buenismo", es que hay que cumplir las leyes internacionales.
No os creais lo que nos trasmite la televisión, dejad de pensar que las cuchillas en las fronteras son eficaces, y que esto es cuestión de elección, porque no lo es. Vacunarnos contra la xenofobia, es la única salida.
Y no se trata de "buenismo", es que hay que cumplir las leyes internacionales.
Tras
la II Guerra Mundial, se definió jurídicamente el Estatuto
del Refugiado para encargarse de la protección
legal y de la búsqueda de soluciones
para los afectados por las causas de migraciones. La Convención de 1951 definía
al refugiado como "la persona que debido a fundados temores de ser
perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a
determinado grupo social o por sus opiniones políticas, se encuentra fuera del
país de su nacionalidad". Actualmente, nuestros gobiernos se saltan el
artículo 33 devolviendo a cualquiera que se acerca a las vallas, pero así
mismo, incumplen otras leyes internacionales en Ceuta y Melilla con el inhumano
trato que practican.
Estamos en otro momento crucial de la historia donde se trata de seguir siendo o no personas, de seguir viviendo en un mundo que alguna vez puede mejorar… Por eso debemos dejar de sentir la “patria” como algo interiorizado en nosotros. Es una construcción ficticia. Ser de un lugar, de un país, reconocerse como miembro de una comunidad, no debe significar cerrarnos tras muros vergonzosos. Dicen que somos de un paisaje, posiblemente sea así. Pero la "patria" que nos inculcan es excluyente y fanática, siempre cercana a las ideas fascistas.
Estamos en otro momento crucial de la historia donde se trata de seguir siendo o no personas, de seguir viviendo en un mundo que alguna vez puede mejorar… Por eso debemos dejar de sentir la “patria” como algo interiorizado en nosotros. Es una construcción ficticia. Ser de un lugar, de un país, reconocerse como miembro de una comunidad, no debe significar cerrarnos tras muros vergonzosos. Dicen que somos de un paisaje, posiblemente sea así. Pero la "patria" que nos inculcan es excluyente y fanática, siempre cercana a las ideas fascistas.
Fijaos bien en que quienes nos hablan siempre de la patria, son los que tan a
menudo la venden al mejor postor.
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