“Si algo es capaz de dar sentido a la existencia humana, téngase
la cosmovisión que se tenga, esto es la fuerza del amor. Tanto que, en verdad,
“quien no ama permanece en la muerte”(1 Jn.3,14).
Y es que, en definitiva, no sólo existimos
por amor, somos por amor. De ahí que
propiamente podamos afirmar que somos lo que nos han querido”.
Parece ser, querido Pedro, que has comenzado tu
cuarta vida.
-“La primera
fue una vida corriente, la segunda la pasé en la calle y, ahora, en la tercera,
intento que las anteriores rueden al unísono, sin chirriar demasiado.”
Y ante nuestro dolor, has partido seguramente hacia
esa cuarta que no conocemos, seguro que en otra dimensión donde serás tan
grande y tan inmenso como mereces.
Allá por el 2007, en aquellos tiempos en que
luchábamos porque no cerrasen San Carlos Borromeo en Entrevias, una de aquellas
semanas de múltiples actividades en común unión con tantas personas que se
unían a la protesta, apareciste ante mí y te presentaste.
¡Y conectamos enseguida!
¡Y parecía que nos conocíamos de siempre!
¡Y parecía que nos conocíamos de siempre!
Estaba mi hermano pequeño, sobreviviendo a sus
propias luchas, y os hicisteis también amigos.
Porque pertenecemos a la tribu universal.
Porque esta vida nos regala el milagro del encuentro
que da frutos.
Porque quisimos construir con otros la nueva
posibilidad, algo común y posible para todos.
Porque, como canta Vinicius de Moraes, “la vida es
el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida”…
Eras un ser excepcional y resumir tu vida es complicado.
Madrileño-asturiano, creaste una empresa, te casaste,
tuviste 2 hijos, y dabas conferencias en La Sorbona de París, sobresaliendo en eso
que consideran “éxito” en el sistema capitalista…
Un día tuviste un desajuste emocional que creó un cortocircuito mental y todo se fue a
pique…
Y como tú mismo contabas, pasaste de pagar en los
mejores restaurantes con tarjeta VIP a usar esa misma tarjeta para dormir en el
interior de un cajero.
“Es una marca que no se te quita, decías, yo soy
distinto de los que no han dormido en la calle. Es imposible trasmitir lo que
se siente”.
Y nos enseñaste, mi querido amigo, que la palabra
indigente, que tiene sus raíces en el latín, proviene de las palabras “in” y
“digere”, que quiere decir “no posee”.
Sin ningún adjetivo más.
Es decir, no posee ni dinero, ni ropa, ni techo, ni
hogar, y como añadías, tampoco poseen
derechos.
Por eso, comenzaste a escribir en el blog
“Sinhogar.org”, donde denunciabas y demostrabas con cifras y datos reales lo
lejanos que estaban los servidores públicos de realizar bien su cometido, la
falta de eficacia de los servicios sociales, las malas condiciones de los
albergues, los recortes del RMI y otros servicios,… Y reclamabas una asistencia
sanitaria adecuada, porque, decías, las calles de nuestras ciudades se van convirtiendo
en los psiquiátricos de antes”.
Ponías la cara colorada a los del ayuntamiento y la
comunidad de aquel momento. Recuerdo aquella carta abierta al insigne Alberto
Ruíz Gallardón, en el 2011, por aquellas campañas de “Madrid limpio es capital” cuando se postulaba la ciudad para
los Olímpicos, o “Madrid es excelente”
y tú les contestabas:
“También
humanamente”…
Porque, cuando alguien llega a la calle, al
principio se encuentra en buen estado, solo tiene el shock traumático de la
situación, y es cuando los Servicios Sociales deberían intervenir con más
facilidad, pero, aunque parezca increíble, estos dicen que no pueden ayudar
porque “no das el perfil”.
Contabas que habias conocido en la calle a abogados,
doctores en filosofía pura con tres idiomas, farmaceútico, cocinero de
prestigio, economistas, caddies de golf, soldadores y todos los oficios de la
construcción.
Gente sorprendente de la que después nos ibas a hablar en tu libro “Reducción de daños”.
Pero nunca les ayudaron al principio, ese primer día
que tuvieron que dormir por primera vez en la calle.
Solo cuando estás mas deteriorado y hundido es cuando ya das el perfil y puedes recibir alguna ayuda”.
Solo cuando estás mas deteriorado y hundido es cuando ya das el perfil y puedes recibir alguna ayuda”.
¡Olvidamos tan a menudo que existe esa fina raya que nos separa de una u otra situación!
Tú conseguiste salir a flote de nuevo, comenzar la
tercera de tus vidas, montar las librerias a las que dedicaste todo tu amor por
los libros.
Te habías convertido en lo que llamaban en los
medios “El indigente mediático”, porque te solicitaban en las tertulias, te dieron
espacio en la radio en programas como el de Isabel Gemio, los domingos tempranito, cuanto también Enrique de Castro nos hablaba en dicho programa.
Además de tu blog, se conocía tu canal de Youtube
“Telepobre”
y tu asociación “Desde la calle”.
y tu asociación “Desde la calle”.
Por entonces, solo permitías a los periodistas que fotografiasen
tus pies.
Tu interés solo estaba en mostrar los aspectos
positivos de los que viven en las calles, sus iniciativas y su superación
personal. Erradicar la vinculación con categorías sociales estigmatizadas…
¿Recuerdas el año de las cestas de Navidad?
Una empresa te había ofrecido algunas para regalar a
quienes hubieran tirado hacia adelante. Me llamaste para pedirme la dirección
de mi hermano, en ese momento en un piso terapeútico, porque decías que era de
los que “con dos cartones” superaban su situación.
¡Y que bueno fue reencontrarnos, tras tu estancia en Málaga, de nuevo en Madrid, en aquella librería donde habias comenzado a trabajar!
Y desde entonces,
¡cuántos correos intercambiados por presentaciones de libros!
¡cuántos correos intercambiados por presentaciones de libros!
En diciembre del 2012 me invitabas por fin, a la presentación del tuyo y me decías: “Me encantaría que pudieras
acercarte y verte por allí”.
Como después me escribías para agradecer: “Hola,
Toñi, solo para darte las gracias por haberme acompañado en la presentación de
mi libro, que espero no te aburra”.
Antes, me habías presentado a Mar…
Tu vida era más feliz… Se te veía en la mirada,
en la sonrisa, en tu forma de hablarme de ella. La mujer de tu vida. La que te ha acompañado hasta el final, a la que tanto y tan bien has amado.
Y hoy tu hijo me pide el teléfono para quedar un día y
hablar de ti.
Dice que en este momento, con todos tus amigos en el
Tanatorio, está reconstruyendo la parte de ti que le faltaba… La parte de tu
vida que no conocía y que le está haciendo mucho bien saber cómo eras para
nosotros, qué hiciste, cómo fue tu vida…
Le animé a hacerlo.
Si lo necesita, ahí estaremos los que tuvimos la
suerte de compartir momentos contigo…
Querido amigo, no es fácil aceptar que ya no estás aquí…
La vida parece no haber cambiado… Pero estamos un
poco más solos.
Un poco más tristes y un poco más vacíos.
Un poco más tristes y un poco más vacíos.
Nos queda para siempre tu legado, tu recuerdo, tu ejemplo y por eso, con una sonrisa llena de cariño, brindo por ti y digo:
¡Pedro, que nos quiten lo bailao!
https://www.youtube.com/watch?v=lSzg5cbj0MI¡Pedro, que nos quiten lo bailao!
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