Termina el mes de Marzo y el homenaje es hoy para las mujeres migrantes, que tienen que tomar la decisión de salir de su país, dejando atrás sus vínculos y, con el corazón en un puño, emprenden un camino en busca de mejores condiciones de existencia, aunque no siempre lo logren.
En este viaje lleno de desafíos, ponen a prueba su resistencia y su entereza, porque no todas logran superarlos.
En el recorrido migratorio son las mujeres las que sufren la mayor vulneración de sus derechos de múltiples formas.
Sin embargo, y contra viento y marea, siguen adelante, amando, soñando y luchando por un mundo mejor.
Son las mujeres que, con edades y trayectorias diversas, orígenes diferentes, distintos saberes, piden ser más que un término o una etiqueta, que reclaman un cambio en los discursos.
Y aquí, un poema mío:
¿A dónde irás, mujer,
dónde estará tu lugar-refugio?
Dejaste tu casa
y has añorado tu ciudad
al tiempo que reniegas
de su indiferencia...
Has trepado muros de invisibilidad,
has curtido tu piel y tus entrañas.
Has mezclado tus lágrimas con polvo de caminos de sangre,
que te han vestido con la armadura
que te hará más fuerte,
más valiente,
más capaz de sobrevivir.
Perdiste tus zapatos,
tu anillo, tu reposo.
Y sigues caminando,
caminando fronteras,
en tierra, en el río, en el mar.
Y llamas a las puertas
de una Europa cerrada,
que no abrirá,
no ofrece
gran hospitalidad.
Mirará con sospecha
todo lo diferente.
Perdió ya la alegría de vivir
desde nuestra humanidad,
desde lo común,
desde la fraternidad.
Mujer, entra, descansa,
come y bebe, vístete de color.
Sé bienvenida,
hablemos, riamos y bailemos...
Descansa y duerme los desvelos,
anida esta primavera.
Descansa,
amiga, hermana,
bienvenida a este hogar.
(Mariam. 31 de marzo de 2021).
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