Día 27:
Hoy mi madre cumple 90 años y a ella le dedico este espacio, en homenaje a todas las mujeres de su generación, a las que una guerra civil les destrozó la niñez, una religión castradora marcó su educación y una larga dictadura les escamoteó sus derechos como personas.
Mi madre, como la tuya, es "la mejor del mundo", con todos sus defectos y virtudes, esa que me sigue diciendo "ten cuidado" cada vez que salgo de casa como cuando era niña.
Ella me enseñó a amar la lectura y los viajes desde su mirada atada, porque las mujeres de su tiempo nunca se tomaron ni un minuto de descanso en su tarea de madres y esposas. Pero tenían sueños.
Siempre a la sombra del marido, ninguneándose a sí mismas en sus propios deseos, viendo alejarse a sus polluelos con indiferencia o con el máximo sufrimiento cuando las drogas, la cárcel o la enfermedad eran la causa.
Ellas eran fuertes, valientes, luchadoras, aún en la vejez lo siguen siendo.
A mi madre la he visto llorar sin lágrimas muchas veces, su resignada tristeza ante las adversidades y también su llanto desconsolado cuando hace 8 años perdió a un hijo, al que ha sobrevivido con un dolor infinito y eterno.
Han pasado los años suficientes para que ahora yo parezca la madre y ella la hija, para que sea yo la que le proporcione los cuidados y las atenciones necesarias. Pero a veces soy consciente de que ella sigue tirando del carro hacia adelante.
Hoy, en su 90 cumpleaños, le doy las gracias y celebramos su vida, la VIDA.
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