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viernes, 13 de mayo de 2016

METÁFORA DEL ÁNGEL MARCEL.


       El ángel del Señor se llamaba Marcel.

      En sus ojos tenía toda la luz de un cometa. Y en la ruleta de la suerte, de entre todos los humanos, le tocó la guardia y custodia del “beato George”.  No predecía el futuro, pero aquel pequeño que estaba por nacer le dio muy mala espina.
      En efecto, esta faceta de su vida le iba a costar serias dudas metafísicas.
     - Jefe, un detalle…-objetó él  ante la misión- ¿Cuánto tiempo he de custodiarle?

    - Una etapa completa, Marcelo, no hagas de esto una opereta… Toma la carpeta secreta, donde detalladamente encontrarás la información, empaqueta tus alas en la maleta, y parte a destino sin protestas…

      El ángel salió dando aletazos y apretando los puños. Su ira crecía como metástasis y no sabía por qué… y  hasta chocó con un compi que disparaba saetas de metal mientras daba volteretas riendo juguetón.
      Marcel sentó su silueta en la banqueta de la glorieta, mientras abría la carpeta para estudiar aquella “papeleta”: Tendría que ir  al planeta de los humanos y ejercer de guardián celestial de un niño que iba a nacer en breve y al que las informaciones previas no favorecían.
   
      En la cola de un cometa  surcó el espacio sideral y llegó así a nuestro planeta,  al pie de la cama donde iba a nacer su protegido, segundo de una decena de hermanos que tendría aquel militar que era su padre. No eran proletarios, como otras misiones asignadas, se trataba gente "bien".

    Mientras le contemplaba tomar la teta, Marcelo le fue tomando cariño.

     De nene, George,  como otros niños, volaba su cometa, iba en bicicleta, más no era alegre ni tocaba siquiera en navidades la pandereta, más bien prefería hacer la puñeta y tenía frecuentes rabietas. Se daba atracones de galletas y de piruletas, le encantaban las croquetas de panceta y jugaba con la nieta de un vecino a quien ponían chinchetas en su silleta y algún petardo junto a la bragueta.
    De joven, tuvo una motocicleta, pero su oficio posterior le llevaría a utilizar furgoneta, camioneta , avioneta y hasta corbeta;  ejerció en varios puestos políticos, siempre situado a la más rancia derecha, desde concejal a gobernador civil, desde secretario de estado a diputado y ministrable.
 
         Habitual fueron para él escopeta y metralleta, porque llegó a mandar a las fuerzas del desorden, él que tanto decía amar el orden y la decencia.

      Era de naturaleza ultracatólica, se había criado entre sotanas y monjas de clausura, amaba a santos y a vírgenes, profesaba una fe… pero sin obras.
   
      Le gustaba condecorar: le salían las medallas como setas, incluso dar bofetadas era motivo para ser premiado con ellas... aunque dejasen a las personas con muletas.
  
     Porque odiaba a los hombres con coleta, a personas con camiseta, los experimentos en probeta, incluso le molestaban algunos poetas, a los que hubiera decretado letargo en alguna isleta.
    Advertía  que los matrimonios gais amenazan la "pervivencia de la especie", y comparaba el  aborto con ETA.

      Y es que TODO le parecía que rimaba con ETA, y en muchos casos criminalizaba a la población, contra la que utilizaba a sus “secretas”.
  

    Marcelo lo anota todo en su tableta y cada día le iba cambiando la jeta Deseó volverse anacoreta, pero a veces, un rayo ultravioleta le anima para que acometa la misión y poder llegar a su meta. Aún no ha descubierto que es el sable de cruzado de George quien despide ese rayo…

      El Beato protegido habla tanto de Dios, de un dios a quien el ángel desconoce, que Marcel comienza a tener una crisis de identidad. En la fe del ángel se abren grietas.

     Una noche que ya no puede más, se recoge en oración y medita hasta conseguir comunicación con el Altísimo.

- Creo que te quejas demasiado, Marcel, tu nombre significa también “martillo”, debes hacer honor a él y procurar que el alma de tu protegido se reconduzca hacia el camino correcto.

-Me diste libre albedrío, Señor. Me has dotado de entendimiento y libertad… Y ahora no me dejas cuestionar…

-¡Me malinterpretas, Marcel!- le interrumpió el interpelado.- Puedes cuestionar, pero no objetar de tu trabajo… Mi receta para ti es que ores y trabajes.
   La conversación duró toda la noche… El Señor consigue que el ángel le prometa intentarlo de nuevo… Aunque sabe que es todo un desafío.

    Los diarios aseguraban que George había visto la luz y abrazó la ley de Dios en un viaje a las Vegas, que fue una caída del caballo en toda regla. A lo San Pablo, vamos. pero cuentan también las malas lenguas que este converso antes de caer del caballo se fiaba de una echadora de cartas, una pitonisa a la que consultaba antes de tomar decisiones.
     Ahora no se pierde una misa ni cuando viaja al extranjero y dicen que tiene una agenda discreta donde figuran las iglesias católicas donde ha rezado.
     Y así fue pasando el tiempo... Marcelo se puso al servicio completo de su amo, que ya no era el Señor de cielo y tierra, sino su tutelado.
      Según algunos exégetas que nos han hablado de los ángeles caídos, algunos lo fueron por haberse enamorado de las hijas de los hombres de la Tierra y copular con ellas.
     Ahora yo sé que uno de ellos, al menos, no lo fue por esa razón, sino por la contagiosa enfermedad de un fascismo visceral que su protegido le trasmitió.


    Y como cualquier ángel caído, cuando su tutelado muera y él no tenga que seguir buscando aparcamiento para su coche oficial, Marcel tendrá que vagar por la tierra hasta el día del juicio final…

lunes, 9 de mayo de 2016

"BUSCAMOS VOCES QUE ACALLEN EL SILENCIO".

       Ayer vivimos una preciosa experiencia en San Carlos Borromeo, otra más, compartiendo una misa africana en memoria del dirigente garífuna recientemente fallecido en la ciudad de Tegucigalpa Céleo Álvarez Casildo, quien desde su fundación fue presidente de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (Odeco y antes presidente del Sindicato de Trabajadores de la Medicina y Similares (Sitramedys).
 
      Pudimos sentir junto a nuestros invitados  el orgullo de ser afrodescencientes, de reconocer África como el lugar de dónde todos descendemos, el saber que todos somos africanos por ello, cantar y recordar a las personas que se han ido pero que no morirán mientras nosotros les recordemos y que seguirán presentes con su obra y su testimonio, animándonos a los demás para seguir siendo también  testigos, semilla de revolución.
 
“Se buscan voces que acallen el silencio”, nos decía una de las participantes, recordando esta frase de Celéo, quien urgía a la sociedad civil, gobiernos e  instituciones para "atacar de manera conjunta la situación de desventaja comparativa, de exclusión, de discriminación racial y de empobrecimiento que viven las comunidades afrodescendientes del mundo".
 
Su historia: 
 
Céleo Álvarez Casildo nació en Plaplaya, municipio de Juan Francisco Bulnes, en el departamento de Gracias a Dios, el 9 de marzo de 1959. Su niñez la vivió en medio de la pobreza, como muchos niños en Honduras para poder estudiar la primaria tuvo que pasar una serie de privaciones, sin poder tener una vida que pudiéramos considerar normal para un niño de su edad; por la tenacidad en su deseo de superación, alternando trabajo y estudio, logró graduarse como licenciado en economía agrícola en el Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico de Honduras (CURLA).
        "En momentos en que el nivel de organización de la población garífuna era muy débil, Álvarez Casildo se dio a la tarea entre 1990 y 1992 de organizarla, es así como después de varias reuniones conforma la Odeco, una de las organizaciones más representativas de la comunidad afrodescendiente, teniendo en el líder fallecido una de las más grandes figuras de la historia de la población garífuna del país.
Su participación activa en defensa de los intereses de la población lo llevó a la presidencia de la Organización Centroamericana y secretario ejecutivo de la Plataforma de la Cumbre Mundial de Afrodescendientes.

Su labor fue reconocida fuera de las fronteras nacionales. Una universidad de Chile lo distinguió otorgándole la condición de Doctor Honoris Causa; de igual manera, la Municipalidad Metropolitana de Lima, Perú, reconoció públicamente el trabajo de Álvarez Casildo testimoniándole su admiración y respeto por el trabajo realizado.
 
    Su visión humanitaria y comunitaria lo impulsó a la creación de una emisora para llegar a la población garífuna en su propia lengua y se aprestaba a la creación de un canal de televisión, además, estaba en proceso de fundación de la Universidad de Afrodescendientes de las Américas (Unafam).

     En sus gestos y en su obra permanente encontramos a un hombre cuya férrea voluntad de servir lo llevaba a romper los límites naturales donde otros encuentran la excusa perfecta para darse por derrotados. La población garífuna y todo el pueblo hondureño perdió a un gran líder".
 
La historia de los Garífunas:
 
 
Comienza antes del año 1635 en la isla de San Vincente(Yurumain) en el Caribe. San Vincente estaba habitada por una tribu de Indios que se llamaban a sí mismos los Arahuacos. La tribu Callinagu, que eran guerreros procedentes del delta de Orinoco en sudamerica, invadieron San Vincente y conquistaron a los Arahuacos. Una vez que lograron la conquista de las Antillas Menores, eliminaron a todo el sexo masculino de la comunidad Arahuaca pero conservaron al sexo femenino. Muy pronto comenzó la mezcla entre estos grupos y la unión de estas dos razas indias dio origen a una sociedad totalmente nueva llamada Calipona o caribes rojos.
      Cuenta la historia que en 1635 dos barcos españoles, cargados de esclavos negros,  naufragaron, los cautivos escaparon y nadaron hasta las costas cercanas, evitando así ser entregados a sus nuevos  propietarios.
     Los nuevos habitantes africanos estaban ansiosos por establecer lazos amistosos con los nativos del lugar, los Caliponan, para que de esta forma evitar caer en manos de sus compradores. Por lo tanto ellos adoptaron sus costumbres y lenguaje nativo y pronto contrajeron matrimonio con las mujeres Caliponan dándole de esta forma el nacimiento a una raza nueva. Sus descendientes preservaban la estatura y el color de piel de sus padres, que a diferencia de los Caliponan eran altos y corpulentos.
    La palabra "Garifuna", que significa "la gente que come yuca", desciende probablemente del "Calipona". Los Españoles llamaron a esta gente "Caribes", que significa caníbales, y es el origen del término "caribeño".
     Con el paso del tiempo, San Vincente fue colonia Británica y los Caribes negros trataron de establecer un control independiente de la isla. Los Franceses apoyaron a los Caribes y hubo muchas batallas entre los Garifunas y los Británicos. La batalla más grande tuvo lugar en 1795 y ambos contendientes sufrieron grandes pérdidas. En 1796 los Garifunas y los Franceses se rindieron a los Británicos. En ese momento a los Británicos se les generó un problema. Los Garifunas eran hombres libres con la piel negra y San Vincente estaba poblada por los esclavos de los Europeos. La idea de un grupo de hombres negros libres viviendo entre ellos en la isla, era tan inaceptable que los Británicos decidieron deportar a los Garifunas. Los  rodearon y cazaron, asesinando a centenares y destruyendo sus hogares y cultura. Los restantes 4,300 Garifunas fueron embarcados a Balliceaux donde la mitad de ellos murió de fiebre amarilla.
     En 1797 los Garifunas sobrevivientes fueron fletados a la Isla de Roatan frente a la costa de Honduras. A lo largo del viaje, los Españoles capturaron uno de los buques Británicos llevándolo a Trujillo donde los Garifunas fueron liberados. Luego los Españoles arrebataron la Isla de Roatan a los Británicos. Los Españoles capturaron a 1,700 Garifunas en la isla y los llevaron a Trujillo donde los obreros eran muy necesitados.
    Los primeros Garifunas en la costa de Belice fueron traídos como leñadores por los Españoles en 1802. Se asentaron en el área cercana a Stann Creek, lo qué ahora es Punta Gorda. Al tiempo, Belice fue ayudada por los Británicos y pasó a llamarse la Honduras Británica.
      A causa de su alianza con los Españoles, los Garifunas quedaron  en el lado equivocado del mapa político, cuando Centroamérica logró la independencia de España. Esos Garifunas, en Trujillo, se encontraron con el nuevo país de Honduras, donde habia gran resentimiento contra los Españoles. Un gran número de Garifunas huyeron a la costa de Belice donde ya vivían otros Garifunas. Es esta migración la que se celebra anualmente el día 19 de Noviembre como Día del Acuerdo Garifuna, y constituye la mayor celebracion de esta comunidad.
 
     En Honduras hoy los garifunas luchan por no ser despojados de sus tierras en la costa por parte de empresas turisticas y tratan de mantener sus costumbres y su cultura.
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http://www.casamerica.es/temastv/buscamos-voces-que-acallen-el-silencio