Vistas de página en total

jueves, 21 de diciembre de 2017

LA NAVIDAD DEL DIOS MAMON




  "No había sitio para ellos".
La posada cerrada a cal y canto.



Esta frase siempre me impactó. Y sigue haciéndolo.
Es lo que me decía mi padre antes de las navidades, cuando, al montar el Belén, construíamos la cueva del pesebre.



Hoy día, en nuestra Europa, en las fronteras que la han amurallado, se sigue gritando lo mismo:
¡No hay sitio para vosotros!
¡Qué poco hemos avanzado en estos siglos hacia la plenitud humana!



      Una pareja, José y María recorren  las calles de una  Palestina destruida por una guerra sin cuartel, sometida e invadida, como antaño.


Una joven María de piel oscura, embarazada, a lomos de una burrillo... Hoy, las Marías de piel negra, embarazadas a bordo de un cayuco, dan a luz en su paso por el Estrecho, en el CETI o en la calle.


También a ellas se les cierran las puertas y han de ir a buscar un pesebre.


La pareja se ha puesto en movimiento a causa del empadronamiento que se les exige. (Empadronarse es hoy también requisito imprescindible para ser “legal”). Y han de alojarse entre animales para poder descansar.


Un ángel va a dar aviso a los pastores que acudirán, ellos sí, a llevar sustento. Y eso que algunos estarán en paro y sin recursos.


Y se presentan en aquella cueva okupada, no sea que lleguen a desalojarles, con algunas ropas que al recién nacido le quiten el frío, por esa “pobreza energética” que hoy siguen sufriendo tantas familias y con la que se oculta el significado verdadero de pasar frío.


En la actualidad, 1 de cada 3 niños no tiene lo necesario para llevar una vida digna.


Como dijo otra navidad aquel cura gallego, el padre Patiño, “el Mesías sería hoy un desahuciado más porque encarnaría los problemas del ser humano”.


 Hay escenas en los “belenes” que reflejan lo cotidiano, los quehaceres domésticos, las gentes trabajando y quizás pensando internamente en qué injusta es la vida.


Cuenta otra escena que unos Magos de Oriente ven una estrella en el cielo que les guiará hacia ese lugar en Belén. ¿Hoy no sería esa estrella un cohete guerrero o un misil surcando el espacio?


En la colina, el castillo de Herodes, el gobernador amigo de los invasores. El que va a recibir a los 3 Magos que buscan a un recién nacido y se asustará de que éste pueda privarle del poder más tarde.


Es el rey, en buenas relaciones con la Sinagoga, que como nuestros poderes financieros de hoy, marcan la ley y la trampa.



Todo es, al fin y al cabo en la historia, la eterna corrupción.


Puede que hoy día el Mago Negro no llegara al castillo ni al portal, si es víctima de una redada policial racista, o se quede fuera de la frontera, tras las vallas de concertinas… O tal vez acosado por alguna “unidad de intervención pacificadora”, comúnmente llamada “antidisturbios”.


¿En cuántos hombres se ha reencarnado Herodes?
¿Por cuántos se ha multiplicado ahora?
¿Cuántos niños y niñas sufren no solo muerte,
abandono, maltrato,
sino el más detestable robo de la infancia y la juventud?


¿Cuántos Herodes  hoy dirigen Centros de Menores,
e incluso Consejerías de Bienestar Social?


Y tuvieron que emigrar a Egipto…  



Parece que quieren recordarnos también en estos tiempos de migraciones que el hacerlo es algo necesario, apremiante, urgente y vital.

En aquel tiempo, César Augusto impuso “la paz del mundo” dominando los pueblos por medio del saqueo y la esclavitud. Hoy, nosotros vivimos en una “paz democrática” que igualmente favorece la abundancia de unos pocos y la escasez de bienes para muchos.



Nuestros políticos, no solo el sr. Trump, muchos, se miran en el espejo del dios Mammón y con su reflejo extienden sus manos sobre el planeta. Y esquilmando los derechos humanos y sociales llevan a cabo una perversa y lenta matanza de inocentes.


Todo en la vida es una venta, una compra o un beneficio. Si no es rentable, no vale.


Mammon era el dios de las riquezas en el panteón de los fenicios. Su nombre en arameo también significa riqueza y en hebrero, tesoro. Siempre se ha usado para simbolizar la avaricia, incluso Dante lo introdujo en la Divina Comedia como el demonio lobo asociado a ella.


Hoy es el arquetipo del dios que sonríe ante los abusos del capitalismo salvaje y ante el incremento de la brecha entre ricos y pobres. Sigue siendo, pues,  el dios de la abundancia deshonesta.


Distrae a la gente, la embriaga con la droga de la omnipotencia, del poder todopoderoso.


Hemos olvidado aquella frase evangélica: “Dejad que el que sea más grande entre vosotros, sea el sirviente de todos”.


       Escribía Pepe Laguna que hoy día parecería que nuestra misión es “mantener satisfecho al dios Mamon, no sea que derrame su cólera contra la humanidad y nos extermine interviniendo nuestras cuentas o, peor aún, expulsándonos del paraíso del euro”. Porque no es fácil aplacar la ira de un dios “que no se sacia con las ofrendas de la educación, la sanidad y los derechos laborales. El dios mercado exige siempre más, quiere sacrificios humanos: inmigrantes, enfermos, hipotecados sin techo, niños con hambre…” 
      
      Los exegetas no se ponen de acuerdo en la fecha y el lugar de ese nacimiento que se conmemora en Navidad.


Pero sí en que hubo un Cristo recién nacido.

       El dios Mammon nos ha hecho olvidar la fragilidad de ese niño…























































  




jueves, 7 de diciembre de 2017

ABATIR LOS MUROS



Cuando observo su sonrisa me pregunto:
¿Cómo puede sonreír después de ver todo lo que ha visto?

     Sus ojos han mirado muchísimas partes del mundo para recordarnos lo que otros se empeñan en que olvidemos. Todo eso que se oculta o ignoran los que no quieren que descubramos la verdad.
     Esos horrores con los que los poderes fácticos atormentan a los invisibilizados, a los sometidos, a los esclavos de nuestra época.
     Y por eso los perros de presa atacan ante el menor atisbo de libertad, de descorrer el velo con el que nos ocultan tantas violaciones de derechos humanos que cada día se producen.
      Suerte o no, nosotros convivimos con  personas  que llevan en sus ojos todo el dolor del mundo.
 
      Y cuando pueden, nos lo enseñan, y accedemos al sufrimiento de los hermanos, a las injusticias, al hambre, a la explotación, a la represión indiscriminada, al apaleamiento y a la tortura.

      Mi gente es así,  personas que han visto, fotografiado, escrito y relatado tantas tragedias humanas que no sé cómo pueden soportarlo.
       Y sonríen.
       A pesar de todo, sonríen… Ahí demuestran su inmensa fuerza.

       Su resistencia a tanto “enemigo” como se han cruzado en el camino, sin dar nunca un paso atrás.
       Y nos abren los ojos, nos enseñan lo que han visto para que nunca más digamos que “no lo sabíamos”, que no “oíamos”,  para que no olvidemos  el grito de los silenciados.
       Hemos visitado tantas veces el infierno, que solo un inmenso amor hacia los seres humanos permite que sigamos en la brecha. Es el que nos impulsa a continuar  avanzando. Hay una fortaleza que procede de la moral, de la ética, de la mente, del sentido de colectividad, de amor a la vida, que está enraizada en el interior y que nos hace inagotables.



      Podemos comer, beber, hacer el amor, ir al cine, al teatro, sentir una profunda alegría, y al mismo tiempo seguir mirando el horror del mundo para intentar derrocarlo, situándonos siempre con quienes han quedado al margen del camino.
      Hace tiempo que ponen la diana en  nuestra frente.  Y ahora le toca a Helena Maleno.
       Perseguida y acosada, es a ella a quien quieren abatir, sin saber que no dejará de gritar de nuevo Bossa, ese grito que abate los muros y las fronteras, como nos dice a menudo: “Algunos piensan que los muros están para protegernos, pero existen para desproteger a los otros y a las otras, a los que quedan al otro lado”.
 
    Y seguirá denunciando, escribiendo amorosamente de cada situación que sufran injustamente aquellos que normalmente no aparecen en los medios más que para ser revictimizados y denostados xenófobamente.
 
     A ti, amiga, compañera, hermana de luchas y sufrimientos, te doy las gracias por tu labor infatigable, por sacudir la indiferencia hacia los seres humanos, por todo tu tiempo, tu fuerza y tu pasión para que no quede nadie sin futuro.

*****
 
Helena Maleno, citada a declarar en Marruecos por una causa penal sobre "tráfico de personas".
La investigación se refiere a sus llamadas a Salvamento Marítimo.

Llamadas con las que salva vidas. 

Nunca podremos contar cuantas vidas se han salvado gracias a esas llamadas... Innumerables, vidas únicas e irrepetibles. 

 Estamos haciendo lo que le corresponde hacer a las instituciones, 
 a los encargados del bien común.

Pero ellos criminalizan la hospitalidad, la solidaridad, el respeto a la vida humana.

          Detras de Helena, ¡estamos todas!