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jueves, 22 de marzo de 2018

LETRAS EN LA BASURA.

           "Escribo la miseria y la vida infausta de los habitantes de las favelas. Yo era rebelde,  no creía en nadie. Odiaba a los políticos y a los patrones, porque mi sueño era escribir y el pobre no puede tener un ideal noble. Yo sabía que iba a aglutinar a los enemigos, porque nadie está acostumbrado a ese tipo de literatura. Que sea lo que Dios quiera.
               Yo escribí la realidad".
 
 

    Carolina María de Jesús vivió en la favela de Canindé, en la zona norte de Sao Paulo. 
    Iba escribiendo la cotidianidad de su comunidad en cuadernos y hojas de revistas que encontraba en la basura. Está considerada como una de las primeras y más importantes escritoras negras de Brasil.
    En su diario, un 16 de junio, relataba:
      “... Hoy no tenemos nada para comer. Quería invitar a los hijos para suicidarnos. Desistí. Miré a mis hijos y quedé con dolor. Ellos están llenos de vida. Quien vive, necesita comer. Quedé nerviosa, pensando: ¿Será que Dios me olvidó? ¿Será que él quedó enojado conmigo?"
     "1 de enero de 1960: Espero que 1960 sea mejor que 1959. Sufrimos tanto en 1959 que uno tiene ganas de decir: vaya, vaya, no más... No lo quiero a usted más. Este 1 de enero me levanté a las 7 y fui a buscar agua".
     En el mes de agosto de 1960 se produjo en São Paulo (Brasil) uno de los fenómenos editoriales más espectaculares que se recuerde en la historia de aquel país y probablemente de los pocos ocurridos en el mundo entero.

    En tan sólo tres días se agotaron 10.000 ejemplares de “Quarto de Despejo”,  de Carolina María de Jesús, que pasó a ocupar el primer lugar en la lista de los libros más vendidos, ubicación que mantuvo durante seis meses consecutivos:
      ¡El libro de una mujer negra que recogía papeles y comida de los basurales para poder alimentar a sus tres hijos sin padre!
     El enorme, el gigantesco personaje de este libro es el HAMBRE. De la primera a la última página aparece con una constancia monótona, casi exasperante. Los demás personajes van surgiendo como consecuencias de la miseria: prostitución, violencia, alcoholismo, robos.
     Redactado en forma de diario, día por día las sucias hojas de papel que Carolina había conseguido obtener por las calles fueron recibiendo sus relatos y sus narraciones. El intenso dramatismo de su contenido ya comenzaba a ser dramático a partir de su mismo continente. Los seres humanos que desfilan por sus páginas son todos reales, y aparecen mencionados con sus propios nombres.
     Carolina va describiendo su hambre y el hambre de sus vecinos con una escritura vigorosa y, paradójicamente pulcra en su revelación trágica de una realidad que representa una tremenda acusación a toda la sociedad. Alcanzó una síntesis perfecta al señalar aspectos que son comunes a todos los seres humanos. Por ello su libro es universal, a pesar de particularizar la tragedia de una colectividad marginal brasileña.
     Es un verdadero documento que retrata en forma directa, cruda, sin artificios ni eufemismos, la esencia misma de la miseria más degradante. Pero es también un mensaje de esperanza, ya que al mismo tiempo que va narrando los dramas cotidianos de su entorno no se cansa de anhelar un mundo mejor.
     Este libro habla a todas las personas del planeta. Es angustia, es dolor, pero asimismo es un penetrante deseo de cambio. Por eso, ha podido ser profundamente comprendido. Carolina es una verdadera generadora de emociones: la sinceridad de sus sentimientos se muestra conmovedora en su misma espontaneidad.
     Carolina María de Jesus nació en 1915 en Sacramento, Estado de Minas Gerais (Brasil), donde vivió durante su infancia y su adolescencia.
     Descendiente de esclavos, era hija de negros que probablemente migraron de Desemboque a Sacramento, cuando se produjo el cambio en la economía de la extracción del oro hacia actividades agropecuarias.

     El padre era un bohemio que tocaba el violín y aparentemente nada laborioso. Por eso, la madre tuvo que ser el sustento de la familia. En cuanto a su corta escolaridad en Sacramento, la realizó en el Colegio Allan Kardec, primer Colegio Espiritista de Brasil. Pero toda su educación formal duró tan sólo dos años, dado que tuvo que comenzar a trabajar muy precozmente.
    Era alta e imponente, y hasta hubo quien dijo que hablaba con la autoridad de una princesa africana. Podría haber sido un número más en las estadísticas de desocupación, miseria y hambre del Brasil. Fue, sin embargo, uno de los mayores fenómenos literarios de su tiempo. Llegó a ser mundialmente conocida con la publicación de su primer libro, "Quarto de Despejo", pero el fracaso de sus obras posteriores y otros factores colaterales la llevaron a vivir nuevamente en la pobreza.
               Falleció en febrero de 1977, olvidada e ignorada.

    "Quarto de Despejo" es un relato de hechos verídicos vividos o presenciados por la autora. Registrados bajo la forma de diario, constituyen una secuencia ubicada en el tiempo por medio de fechas. Algunos acontecimientos están contados más de una vez, quizás por una necesidad de darle más intensidad al relato. Su narración es lineal y su discurso es directo, entremezclándose con reflexiones que demuestran una profunda sensibilidad y un agudo sentido crítico. No es una autobiografía de tipo confidencial: es el fortísimo relato de una mujer con sus angustias, sus anhelos, sus dudas, sus interrogantes…
      El título se refiere a la sensación que la autora tenía de vivir en ese "quarto de despejo", es decir, la habitación destinada al desperdicio.
      Además a la denuncia de las condiciones de vida de una comunidad marginal hecha por alguien que disponía de un arma poderosa y sabía cómo utilizarla: la PALABRA. Carolina expresó , describió, mostró el sufrimiento y las amarguras del HAMBRE y la MISERIA.