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viernes, 29 de abril de 2016

ES TIEMPO DE CORAJE


   Algún día, W. podrá saber cuanto sufrieron sus padres y de qué modo le buscaron, con cuanto coraje y valentía lucharon enfrentados a grandes poderes institucionales para demostrar la injusticia que hizo que les separasen en un momento de sus vidas.

 
      Nuestras leyes de bienestar social no son lo que parecen… Ni siempre buscan el  interés superior del menor, aunque lo pregonen y lo justifiquen, porque han hecho de los niños y niñas también un negocio del que sacan rédito y beneficio no pocos
intervinientes.
      Cuando dicen buscar el interés del menor no siempre es así… Por lo menos en el caso de W se han cometido todas las irregularidades y se han transgredido todas las leyes y normas que podamos imaginar….


     Quizás nuestros servicios sociales pensaron que solo se trataba de una familia africana, sin recursos, que no iban a poder hacer gran cosa contra la gran INSTITUCIÓN.
      Pero... ¡Qué equivocados estaban!


       Nunca estuviste en "desamparo" mientras vivías con tu familia. Lo reconocieron los jueces, muchísimos testigos, incluso catedráticos de universidad...


      Y aún así, te "expropiaron".

       Algún día, W.,  conocerás la verdadera historia.
  
      Sabrás de cómo tu padre comenzó desde Camerún un largo periplo para buscar un mejor modo de vida para tu familia… Aquel recorrido que le llevó a través de Chad, Níger, Argelia y Libia durante meses, para encontrarse que desde allí solo se podía llegar a Italia a través de un mar donde perecían ahogados muchos de sus amigos y conocidos durante aquel camino…  y que ya nunca volvían a llamar.

     Sabrás también que, en un momento determinado, decidió cambiar la ruta hacia Marruecos, y desde allí caminar hacia las cercanías de la frontera con España.

      3 meses vivió en el Monte Gurugú, donde por las noches divisaba las luces de Melilla y esperaba el  momento de poder llegar a esa ciudad…


    ¡Cuánto revolvían aquellos reflejos tan cercanos, y al mismo tiempo tan lejanos e inaccesibles!
     3 meses acosado a veces por los Alís, o  alentado por ellos a cambio de un cigarrillo…

      Podrás conocer cómo se fabricaba una escalera con restos de árboles para acceder a la tela metálica puesta expresamente para impedir el paso; y unos guantes con materiales recogidos entre las basuras para evitar, en lo posible, los cortes que les podría causar las cuchillas que algunos miserables idearon para que nuestra maldita valla de la frontera, con la que quieren separarnos, fuese más peligrosa y  cortase la carne de quienes se atrevieran  a buscar un mejor modo de vida.
Foto: PRODEIN.
      Y cómo consiguió una noche saltar, junto a otros con los que compartía tantas penalidades, y  que sus guantes quedaron colgados entre los alambres y espinos de la valla, junto con parte de su chaqueta.

    Y que la guardia civil no consiguió detenerle mientras buscaba que alguien le indicara dónde estaba el CETI.  Desde  aquel lugar, y a través de Cruz Roja, llegó a Madrid y pudo trasladarse desde la capital a Santander.
    Obtuvo la reagrupación familiar, y así viniste con tu madre a vivir con él porque tanto ella como él estaban convencidos de que llegaban a un país respetuoso con los derechos de todos.
     Te contaremos, querido W, tu pequeña infancia si es que no guardas recuerdos de ella, y rellenaremos todos los agujeros negros y disiparemos todas las incertidumbres de aquel momento en que tu vida cambió, en que todos los que conocías y querías, desaparecieron de tu lado...
      Nadie te arrebatará lo que ahora tengas... Nadie te quitará los nuevos afectos ni las nuevas personas que te quieran y que seguro que tú quieres. Pero sabrás que tienes una familia extensa, padres, hermanos, abuelos, preocupada por ti, que te ha echado de menos todos los días desde hace muchos años, de las lágrimas, de la búsqueda, de los procesos judiciales, de los lugares donde Ferdinand, tu padre, habló ante tantas gentes para contarles el caso, el drama que estaban injustamente viviendo.

Foto: Antonio Ruíz.

   Conocerás porqué la gran persona que él es tiene tantos amigos y amigas que os quieren y que luchan junto a tu familia para conseguir que os podáis encontrar, y reconoceros y también  disfrutaros, engrandecer tus puntos de vista y procurar que seas mucho más feliz.
  
Entre tanto, seguimos esta lucha contra gigantes  institucionales que viven convencidos de que ordenan y mandan en los sentimientos, en las emociones y en los vínculos de los demás, especialmente de los de los pobres.

   El derecho es un instrumento para proteger al débil, aunque ahora parezca que es al revés.

    No perdemos la esperanza de que en base a ese "interés superior" tuyo se consiga alguna vez, más temprano que tarde, la satisfacción integral de tus derechos, querido W.







 


jueves, 14 de abril de 2016

AULAS CON ALMA. Trabajo Social, agentes del cambio.I

   

    Me encuentro inmersa en la preparación de una ponencia sobre Trabajo Social, desde el punto de vista de que los y las profesionales en este campo se conviertan en agentes de cambio en la sociedad y en la vida de las personas, familias y comunidades para las que trabajan desde  un  proyecto ético-político, cuando ha llegado a mí esta experiencia de Eva que me apetece compartir y difundir desde aquí:
 

De Eva Juan Toset:

 
     "Hay días realmente especiales que necesitan ser reflexionados y, una vez pasan, permiten ser disfrutados con la intensidad que merecen.

     Ayer visitó la facultad de Trabajo Social Verónica.

   Ella no es trabajadora social, no es profesora ni ha trabajado nunca en el ámbito de los servicios sociales. Verónica es una persona que, a pesar de su corta edad, lleva años siendo "usuaria" de todo tipo de recursos y que carece de lo elemental para satisfacer sus necesidades básicas la mayor parte de los días.

        Ayer nos regaló dos horas de su tiempo, de su poco tiempo, y quiso explicarle al alumnado cómo se siente una persona que pide ayuda, cómo percibe que se la trata desde la administración pública, cómo cada contacto con una trabajadora social le ha marcado su vida (la mayoría de las veces no de forma adecuada).

       Ayer Verónica entraba por primera vez en una facultad y lo hacía en la de Trabajo Social.

Octavio Ocampo
       Tras abrir su alma y dignificarse con cada palabra, salió emocionada con lágrimas en los ojos pensando que ella, quizás algún día, pueda estar sentada en una de esas aulas. Se sintió culpable por haberse olvidado de sus hijos y de sus problemas durante dos horas, dos horas en las que dialogó con jóvenes de igual a igual, no había prejuicios ni estereotipos. 

       Ayer Verónica entró en un aula de Trabajo Social para ponerle cara a la gente que sufre pero que exige sus derechos con una dignificad increíble.
 
      Ayer la facultad se hizo un poco más grande y real acogiendo a Verónica.
 
      Ayer la universidad, los y las estudiantes y yo misma, fuimos testigos de un hecho realmente mágico: Verónica descubrió que puede hablar en público, que la gente le escucha con interés, que puede entrar donde quiera e incluso llegar donde desee.
 
 
      Ayer fue un gran día para mí, lo fue para el alumnado (perplejos y emocionados por lo que escuchaban de primera persona sin tabúes y con honradez) y, quizás, un nuevo comienzo para Verónica.
 
 




jueves, 7 de abril de 2016

POR ORDEN JUDICIAL

“Cuando la luz no existe,  hay que imaginarla.
      Cuando las sombras se cierran hasta lo imposible,
                   solo queda la posibilidad de soñar la luz”.   



                   (Isabel Bernardo, "Caballos sobre el viento").




 
DE JOSE PALAZÓN:
 
          Un Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Madrid ha ordenado que la Administración permita, de forma inmediata, el ingreso de Ouafae y Mohamed en el CETI ...  de Melilla.
 
          Desde hace un par de horas ya han abandonado la tienda de campaña en la que se ha visto obligados a vivir durante meses y han ingresado en el centro.
 
           La foto es de esta misma tarde tras el ingreso y el registro en el centro.
 
          ¡Felicidades!
 
Foto: José Palazón.







 
 

lunes, 4 de abril de 2016

LA CEREMONIA DE LA DESOLACION


        Al abrir los ojos esta mañana, ya noté el agujero en el estómago… Como un acto reflejo, volví a cerrarlos y pensé que estaría bien no tener que levantarse, volver a dormir un rato más, esperar a ver si desaparecía la sensación, aunque bien sé que cuando eso ocurre no es pasajero…
     Está ahí hasta que los acontecimientos lo explican.

      Me puse en pie mientras pensaba que quizás mi estado se debiera a que anoche me acosté leyendo las noticias alusivas a las deportaciones que hoy comenzarían a producirse desde Grecia hacia Turquía, el cumplimiento de ese acuerdo vergonzoso que la U.E. ha firmado, el  del regreso obligado a ese país olvidando el derecho de asilo y asistencia, echando abajo los cimientos de la solidaridad, y que nos hace convertirnos de nuevo en animales depredadores, no humanos. 

       Y sí, algo tenía que ver con eso, porque  según iba dando formulación a mi enojo, el agujero del estómago se hacía más hondo y ancho, más amargo.

     Al asomarme a las ventanas, la imagen que entró por ellas era tan gris, tan cenicienta, tan triste y lluviosa como mi estado de ánimo.

Foto: José Palazón.
      A mi recuerdo llegaron otras imágenes que hemos podido ver de Idomeni, de Lesbos, de Moira, de todos esos campos de acogida que se han convertido en campos de detención de familias enteras, bajo otras lluvias, sobre los barrizales...
bajo la indiferencia generalizada de la  gran  mayoría, de casi todos los que nos  beneficiamos de su desolación.

       
      Mientras todos los días se descubren nuevos y escandalosos casos de corrupción, de atracos a las arcas de lo público, de fraudes y negocios sucios en este país, donde solo mis amigos y yo parece que pagamos impuestos y no tenemos sociedades opacas, se están escamoteando los derechos fundamentales en base a una austeridad y a una economía que solo busca sacar el máximo beneficio y rentabilidad para bolsillos privados.

Reuters.
      
Me digo que sería bueno no leer hoy los periódicos, al menos hasta la tarde cuando no tenga más remedio que ver los teletipos y las noticias de los diarios en el lugar de trabajo. Y mientras tomo el café, de pié, en la cocina, mirando caer la lluvia, enciendo la radio.

    Está sonando tu música, casi terminando una canción.
     Entonces, la voz en off habla de ti en pasado y siento un vuelco…
     Sí, te has ido, también tú.

       Fuiste alguien cercano a mí, sobreviviente de una época terrible,  vi tanto tu bajada al abismo como la toma de conciencia y la subida a la estabilidad, a las nuevas ganas de vivir, de ser feliz, tras años de lucha y de esfuerzos. Siempre he pensado que pertenecías a esa clase de personas sensibles, tan sensibles, que no pueden aceptar la realidad tan cuál es  y tienen que huir de ella no solo con sus versos, “Soy solo un verso que está equivocado…”, también con todo su ser…

         La muerte a la que cantaste, ha dejado caer el telón.

         Y yo, como en aquella canción que sabes tanto me gustaba, aquella que se había convertido en un tiempo en un himno para mí, siento frio…   
           El agujero destila una bilis amarga...
        Hoy es más difícil que la vida parezca hermosa. Mirar mi mundo, mi sociedad, esta ceremonia de la confusión, me produce deseos de vomitar, de gritar, aunque sé que mi voz clama en el desierto.
        Se van los buenos, la gente que yo quiero.
           Los otros, los que designan quien vive y quien muere en este planeta, los que firman acuerdos que disparan directamente contra los derechos humanos y la mínima justicia social y política, viven por encima de nuestras posibilidades, superan el cáncer, se alimentan de lo mejor y duermen sobre plumas... además de miles de otros privilegios.       
           Reniego de Europa, reniego de mi condición de humana.
        Quizás todo esto sea un delirio, una pesadilla...  Trataré de buscar ánimo en tu ejemplo, querido colega. Y tal vez,  mañana, pueda recobrar la cordura, salir de la desolación y obtener fuerzas de nuevo para seguir luchando.
         ¡Enchaallah!