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viernes, 27 de abril de 2012

       ¿Guardián de mi hermano?
      La responsabilidad de proteger.




 
               Las leyes actuales nos van transformando en seres individuales, cada vez más alejados del problema que sacude al otro... La sanidad va a dejar de ser algo a lo que todos tenemos derecho,  en función de una nacionalidad, una renta o una condición social. Y no lo puedo entender. Pero sobre todo, me niego a aceptarlo.

     No dejo de pensar que, con esta ley, mi pequeño Mohammed hubiera muerto desasistido, sin derecho a la atención médica que se le prestó en el hospital, muchos meses antes...Llegó a casa  con sus 7 años y una enfermedad para la que en su país no tenían remedio,  y aquí se le pudo ofrecer 2 años más de vida, dos años que vivió intensamente, alegre y muchas veces feliz, a pesar del cáncer, y dándonos lecciones de vida y de dignidad como pocas personas han sabido ofrecernos. El se fue, pero muchos otros niños con los que coincidimos en el centro hospitalario, salvaron su vida, fueron operados, atendidos, tratados y están ahí, viviendo. Como en el otro pequeño saharaui, que, acogido por una familia de Málaga, pasaba tiempo en Madrid, curando una espalda muy deteriorada, que de no haber sido tratada, le hubiese condenado a no poder andar. Ellos convivieron con niños españoles, ingresados en el Niño Jesús, Hospital de referencia de cáncer infantil, venidos de muchas otras comunidades, y se conocieron, jugaron, compartieron... Y dentro, todos eran, simplemente, niños.
 
     ¿Cuantos Mohammed, pequeños, adultos.... se van a quedar en el camino porque nuestra sanidad ya no es accesible?

     Parece que los derechos humanos han pasado a ser algo del pasado. Llevo días preguntando a todo el mundo si hay algo más solidario que atender a los enfermos, vengan de donde vengan. Las fronteras están en nuestra mente porque alguien diseña las lineas y nos las creemos, las aceptamos... Y nos sentimos orgullosos de ser de aquí o de allá, pensando que somos mejores que los de otro lugar. Superiores. Más merecedores de todo que los vecinos.

          Por eso traigo a este lugar, el escrito de Jose Luis Segovia, nuestro querido Josito, que me parece tan clarificador, tan importante...





¿Guardián de mi hermano? La responsabilidad de proteger.
A propósito del RD-Ley 16/2012 y el derecho a la salud de los inmigrantes.


José Luis Segovia Bernabé
Profesor de Moral social
Instituto Superior de Pastoral UPSA-Madrid


UNA MALA LEY ES UNA LEY MALA

La norma aprobada el martes 24 de abril, “de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones”, pretende despojar a las personas inmigrantes en situación irregular de su derecho a la atención sanitaria primaria y especializada. Quienes nos adscribimos a la tradición iusnaturalista y a la ética de los principios sabemos bien que eso es imposible. Lo que hace el legislador es simplemente “reconocer” derechos humanos, pero no crearlos, ni mucho menos abrogarlos. Violentar un derecho humano es algo tan a contrapelo del más elemental sentido ético que es imposible hacerlo sin mala conciencia. Por eso, se suele acudir a tres mecanismos exculpatorios: a) reducir, al menos nominatim, la persona a otra categoría más instrumentalizable; b) utilizar una técnica legislativa rebuscadamente aséptica; c) propiciar cierta confusión conceptual que facilite el aplauso social.

El Real Decreto-ley utiliza arteramente los tres. La persona es titular de derechos humanos inalienables. Pero, si en vez de persona hablamos de asegurado, o todavía mejor de “portador de la tarjeta sanitaria”, y establecemos una comunicabilidad directa entre la efectividad del ejercicio del derecho y esa nueva condición, acabamos privando del contenido sustancial del derecho a la persona que no la porte sin que se note tanto el atropello. En un libro impresionante llamado “Los juristas del horror”, Ingo Müller hace un estudio detallado de las sofisticadas técnicas legislativas que permitieron a destacadísimos juristas dar por buenas leyes moralmente inaceptables en un momento de culto al positivismo jurídico en Alemania. Afortunadamente, estamos aún lejos de ese horror, pero conscientes, como señala José Antonio Marina, de que los “derechos humanos están siempre en el alero”, debemos poner todo el empeño en evitar cualquier marcha atrás en algo que constituye “una auténtica piedra miliar en el avance de la civilización” (Juan Pablo II). Por eso, nos felicitamos del paulatino proceso de “reconocimiento” de derechos humanos de primera, segunda, tercera y sucesivas generaciones. En ese sentido, el derecho a la asistencia sanitaria ya aparece explícitamente recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Está vinculado al derecho a la vida (art. 3 DUDH) y a la dignidad de la persona en cuanto titular de los derechos sociales y económicos (art. 22 DUDH). Su ejercicio articula mediante la “efectividad” del derecho a recibir la asistencia sanitaria necesaria (Art. 25 DUDH).

 No es mi propósito detallar la pésima técnica legislativa utilizada –copiada con celo de la seguida en muchas ocasiones por el Gobierno anterior-. Baste señalar que se utiliza la socorrida forma del Real-Decreto-ley (que aprueba el Gobierno en un primer momento sin necesidad de contar con el Parlamento). Es un mecanismo excepcional cuando concurren razones de extraordinaria y urgente necesidad que, ex art. 86 de la Constitución, no podrá afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, ni a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I de la Constitución (De los de derechos y deberes fundamentales), ni al régimen de las Comunidades Autónomas. Ya dentro de la norma aprobada, la cuestión que motiva estas líneas no aparece en el cuerpo normativo de su articulado, sino incidentalmente  escondida en una disposición final de un texto de 35 páginas. A pesar de que toca en la línea de flotación de un derecho humano no se hace ninguna referencia explícita en la exposición de motivos que marca las razones y principios que orientan la ley. Y, finalmente, desde el punto de vista de la jerarquía normativa, un Real Decreto-ley modifica, el contenido esencial de un derecho recogido en una ley del máximo rango normativo como es la de extranjería (Ley Orgánica, que necesita la mayoría absoluta del Congreso sobre la totalidad del texto para su aprobación, modificación y derogación) acudiendo a una socorrida y recurrente fórmula que tampoco pasará a la historia de la literatura: “Art. 12. Derecho a la asistencia sanitaria. Los extranjeros tienen derecho a la asistencia sanitaria en los términos previstos en la legislación vigente en materia sanitaria”. Bajo el amparo de “mejorar” el sistema nacional de salud, cuestión que obviamente no precisa de Ley Orgánica, se cargan un derecho fundamental. Puro fraude de etiquetas.
Por último, cuestiona (con razón) los abusos producidos por el llamado “turismo sanitario”. Sin embargo, provoca en la opinión pública una confusión similar a la que el Gobierno anterior suscitó cuando quiso sancionar la hospitalidad al forastero confundiéndola con el tráfico de personas. Ahora, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, al amparo del abuso realizado sobre el sistema sanitario español, efectuado generalmente por personas de un perfil económico alto y pertenecientes a países de la Unión Europea, se legisla de tapadillo y se niega el acceso a la atención primaria y especializada a personas que provienen en muchos casos de continentes bastante más precarizados que el nuestro. En su momento, el Gobierno socialista rectificó el equívoco. Mantengo la esperanza de que el Gobierno actual corrija este yerro tan grosero.

Por cierto, que las mujeres antes, durante y después del parto sigan siendo atendidas, o los menores de 18 años estén excluidos de la aplicación de Real Decreto-ley, no constituye un acto de generosidad del legislador. Por su especial vulnerabilidad, en el ámbito de los derechos humanos estas personas cuentan con un régimen reforzado de especial protección que impide cualquier tipo de restricción: gozan de un estatuto transnacional (esperemos que sea por muchos años). En puridad, son los únicos ciudadanos del mundo. El legislador se ha limitado a transcribir lo que está explícitamente  imperado por los Convenios internacionales. Por otra parte, que se siga atendiendo a los gravemente enfermos o a los accidentados no constituye acto de benevolencia alguna. Su contrario, la  “denegación de asistencia sanitaria” en España está castigado por el Código penal en el art. 196 como un delito de omisión del deber de socorro y sancionado con penas privativas de libertad y de inhabilitación para los profesionales sanitarios.

LA EFICIENCIA DEBE COLGARSE DE LA PERCHA DE LA ÉTICA

Nadie sensato negará los largos párrafos que dedica la norma a la necesidad de “reforzar la sostenibilidad, mejorar la eficacia en la gestión, promover el ahorro y las economías de escala, introducir nuevas herramientas, coordinar los servicios sanitarios y los sociales y garantizar una cartera básica de servicios en todo el territorio nacional”.  La formulación es impecable y algunas de las medidas que se formulan en El Real Decreto-ley son correctas e incluso aplaudibles. Sin embargo, otras constituyen una perversión ética, una violación flagrante de los derechos humanos y una marcha atrás democrática inasumible. Afectan a extranjeros y… también a los españoles. Es imposible dar cuenta en unas pocas líneas de tantísimas páginas de desarrollo legal. Me centraré en uno de los aspectos más fuertemente cuestionables y que hace referencia a la privación de asistencia sanitaria primaria y especializada a las personas inmigrantes sin papeles (aunque no son los únicos afectados por la restricción de derechos).

El problema de fondo es que absolutizar la racionalidad economicista acaba por hacernos olvidar otras lógicas. Pasó con la crisis económico-financiera y no hemos aprendido la lección. La ética debe orientar con sus valores la acción política (el arte de tomar decisiones buscando el bien común, distinto del interés general estadístico, y la justicia social); ésta debe dirigir la economía (“política económica” se decía), que no es otra cosa que el arte de gestionar y distribuir recursos escasos en función de “prioridades dadas”. ¿Quién sienta las prioridades? Obviamente la política, iluminada a su vez por la ética. Sin embargo, con la crisis vimos que la crematística (“arte” de multiplicar los beneficios) dio un patadón a la economía que acabó fagocitando a la política y mandando al cuarto oscuro a la ética y sus valores. Lo peor es que, ahora, la economía ha quedado reducida a mera contabilidad, a econometría, a fórmulas matemáticas que sólo buscan cuadrar un resultado a costa de lo que sea, sin valores ni prioridades dadas y sin darse cuenta de que, al final, con esa ceguera, no sólo se provoca un sufrimiento inconmensurable a muchas personas sino que también se acaba siendo ineficaz e ineficiente.

Esto último lo veremos enseguida, cuando vuelvan a reaparecer gérmenes patógenos que no entienden de leyes de extranjería y que sólo son tenidos a raya por políticas sanitarias de corte preventivo incompatibles con lo ahora aprobado. Pero no quiero argumentar desde posiciones utilitaristas y consecuencialistas, sino desde el respeto a los principios. En ese sentido, el derecho a la protección de la salud y a la asistencia sanitaria constituye un derecho moral y jurídico inviolable, recogido en el art. 43 de la Constitución, así como en el art. 1 de la Ley General de Sanidad que reconoce la titularidad a los españoles y a los ciudadanos “residentes en España”, entendiendo por tales los domiciliados en territorio nacional sin discriminar su situación administrativa. En último término, todo bebe de que, por principio, el ser humano es un fin en sí mismo, que dotado de razón y conciencia, tiene el deber de comportarse fraternalmente con el otro (art. 1 DUDH  dixit).

Uno se pregunta cómo se va a compatibilizar el Código deontológico médico y sus principios éticos con la omisión de asistencia, diagnóstico y tratamiento de  patologías que, en todo caso, hacen sufrir a los seres humanos y que, inicialmente, no siendo graves, pueden constituirse en letales. Esta insensibilidad hacia el dolor ajeno es una muestra más de una decadencia cultural, para cuya prevención no sirven retóricas exhortaciones morales que no contemplen al mismo tiempo el cuestionamiento directo de las leyes y marcos institucionales que las traducen. “Quedarse en el plano de los principios es sencillamente mentir”, decía con acierto Bonhoeffer.

LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER…

“Todos somos responsables de todos” (CV 38). Esto justifica el deber de proteger (CV 67) cuyo contenido, aplicado inicialmente al Derecho Internacional, va siendo extendido paulatinamente a cualquier situación de vulnerabilidad provocada institucionalmente. En ese sentido, últimamente la DSI se va apuntando a la tesis, iniciada en los años 90, del “derecho a la seguridad humana”: una concepción amplia de la seguridad que incorpora las inseguridades que experimentan las personas en su vida cotidiana y que tienen que ver no sólo con la ausencia de violencia o de temores, sino también con la falta de satisfacción de sus necesidades. En efecto, se trataría de garantizar el “freedom from need” inaugurando una época más cosmopolita donde el Estado, sus leyes restrictivas y sus fronteras pierdan protagonismo en favor de las personas por el hecho de ser tales. Aplicado al tema que nos ocupa, “la superación de las fronteras no es sólo un hecho material, sino también cultural” (CV 42). Por eso, se nos urge a que “no haya barreras de confines” (CV 34). El derecho a la protección a la salud es un derecho humano y no puede convertirse en un muro insalvable para las personas extranjeras en situación irregular. El Estado puede y debe gestionarlo de manera eficiente, pero no tiene capacidad para denegarlo selectivamente. Pertenece al fundamento pre-político del Estado no susceptible de ser administrado. “El primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad” (CV 26). Lo contrario, como pretende el Real Decreto-ley comentado, sería como si el capitán de un barco en peligro estableciese criterios selectivos de pase a los botes salvavidas basados en la nacionalidad de la naviera. Los más vulnerables siempre han sido los primeros en ser rescatados sin más discriminación que el criterio de su propia precariedad. Por su parte, el capitán era el que asumía el coste mayor y, con él, la oficialidad: eran los últimos en abandonar el barco. Aunque, a decir verdad, esta crisis que venimos padeciendo y sus secuelas (entre otras, la reforma laboral) parecieran consagrar el modelo de gestión de crisis del capitán del buque italiano Costa Concordia que escapó el primero…


Este ataque a los derechos de las personas inmigrantes reclama de cualquier bien nacido constituirse en guardián del hermano vulnerable. Ya lo hacen los más abnegados de los nuestros practicando la ética de la hospitalidad, la acogida, el cuidado y la justicia… Seguro que estos cambios legales no les van a arredrar en el ministerio dignificante del acompañamiento, la convivencia y el encuentro con personas sin papeles (pero personas) de diferentes procedencias, ya por otras muchas circunstancias extremadamente vulnerables.  Sin duda, las migraciones constituyen hoy una bandera discutida y la prueba del algodón de la sinceridad de las apelaciones cristianas  a un Dios Padre de todos, generador de una fraternidad universal. Si, de verdad,  “mi prójimo es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar”, ello “requiere un compromiso práctico aquí y ahora” (DCE 15) que se despliega en múltiples dimensiones (cuestionamiento de los CIE, falta de garantías en los procedimientos, detenciones policiales irregulares…). No es baladí afirmar hoy que “todo emigrante… posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación” (CV 65).

Porque la Iglesia quiere ser el “hogar común de todos”, no se piden papeles a nadie. En ella y en la sociedad, los inmigrantes “tienen derecho a ser lo que son y especialmente a serlo “entre nosotros”. Ojalá que en la Iglesia, que tiene a los más abnegados de los nuestros en la primera línea de la solidaridad, no se nos olvide que tenemos divina vocación de guardianes de nuestros hermanos, que tenemos el deber de proteger y que, unidos a todos los hombres y mujeres que hambrean justicia, crecemos moralmente cuando nos empeñamos en defender apasionadamente los derechos ajenos incluso a costa de jugarnos los propios.

sábado, 21 de abril de 2012

EL HUEVO DE LA SERPIENTE QUE NO QUEREMOS VER


       "Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente.
 A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado".
                                                                             ( Dr. Vergerus)




“El huevo de la serpiente” es una metáfora popularizada por una película de los años 70 sobre el  proceso que condujo a la destrucción de la democracia alemana y su paulatina sustitución por un régimen totalitario a partir  de 1920. Se  refiere a que cuando está en la etapa de gestación, la serpiente puede ser vista a través de la cáscara transparente del huevo. Y lo que se ve es un bichito insignificante y hasta simpático, que puede incluso inspirar compasión. Por eso, nadie se atreve a destruirlo impidiendo su nacimiento. Pero cuando sale del huevo y comienza a actuar, el proceso no para hasta que la destrucción es total. Y cuando por fin alguien quiere hacer algo al respecto, es demasiado tarde. 

         La historia nos demuestra que cuando las democracias comienzan a debilitarse, cuando las instituciones que la sostienen se desmoronan ante la mirada indiferente de la sociedad que se siente ajena al proceso, y se pierde la capacidad de distinguir entre lo grave y lo superficial, lo verdadero de lo falso, hay un solo resultado previsible: el triunfo de quienes aspiran al poder total , ya que quienes podían cambiar las cosas,  actuaron de forma tan débil que dejaron socavar los cimientos de los más sagrado para las personas.
              Hace tiempo que vengo diciendo que estamos en los tiempos en que la SERPIENTE  se está reproduciendo,  y me parece constatar que, ahora,  incluso está eclosionando.  Cada dia somos testigos de que está volviendo a ocurrir.  ¿No veis también como  se  afianza un régimen que a diario manifiesta con palabras y también con hechos su decisión de no someterse a ninguna Constitución, a ninguna legalidad?

       Yo, como Chomsky en 2010, "tengo la sensación de temor de que las nubes oscuras del fascismo crecen" aquí.          
 
        Gloria Benito, en la crítica a la película aludida, escribió  sobre  una imagen sugerente: se trata de un plano en blanco y negro tomado desde una perspectiva superior en  suave picado, de un grupo de personas que se mueven a cámara lenta inclinadas por un ligero balanceo, agobiadas por una cierta indolencia y un cansancio infinito:
       “Sugieren el agotamiento de una sociedad oprimida y anestesiada por el desánimo que les roba las fuerzas y la energía necesarias para levantar la cabeza y salir del grupo o empujarlo hacia delante, hacia cualquier objetivo. Esta sociedad sin rumbo ni esperanza sirve de marco en que se desarrolla la historia de unos personajes que parecen no poder escapar a un destino terrible, cuyo germen se gesta en los años 20 en el Berlín de la República de Weimar. “

       Según Bergman, en dicha película, ésta es la incipiente y destructora combinación de virus infecciosos que engendraron el nazismo: depresión económica y social, miedo generalizado, indiferencia ante la injusticia y fanático sueño de una sociedad y un hombre  perfectos. El director, a través de las palabras de Vergerus, explica el porqué del título de la película: "Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado".
 
        En la crítica, ella decía, y yo así lo pienso, que a la práctica sistemática de la represión en nombre de la defensa de la propiedad, al desprecio de las personas por su origen étnico o nacional, a la condena a muerte y a la práctica de la tortura por parte del Estado se le llama fascismo, pese a que en otros ámbitos no quieran reconocerlo o llamarle así. Los puristas se escandalizan, pero eso también pasó en la Alemania pre-nazi.

        Se dice que las sociedades piden facismo cuando empiezan a dejarse ganar por el miedo. Y dejarse ganar por el miedo es fácil, en estos días.No solo por las campañas de los medios de comunicación, sino porque todos estamos encantados con embarcarnos en la profecía del éxito posible y del consumo al alcance de la mano, y ya se sabe que la cara fea del éxito y de la capacidad de consumo es el horror a perderlos.

No hace mucho, Joseph Fontana, en una entrevista para Público.es,   argumentaba que "Ni siquiera el fascismo logró lo que ha conseguido el capitalismo" (19-11-2011).  En su obra  Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945 (que ha publicado en la editorial Pasado y Presente) su autor nos invita a esta preguntas:
 
          ¿Por qué los derechos de los trabajadores se han quedado en ascuas en los últimos cuatro años? ¿Qué ha pasado en los últimos 50 años en el mundo? ¿Dónde ha quedado el reparto equitativo o la cohesión social? ¿Es esta crisis económica un hecho aislado o es la consecuencia de una actitud voraz sin freno ni reglas? ¿Cómo han conquistado la soberanía los más ricos? 

          Ahondando en la idea del control social, aclara que "el fascismo surgió en momentos en que parecía que la capacidad del capitalismo para seguir manteniendo el orden social interno estaba fallando". Es decir, que aparece como una solución de urgencia ante el peligro de ruptura social. "Por decirlo de alguna manera: el New Deal de Roosevelt es una alternativa al fascismo". ¿El miedo al fascismo dejó campo libre al capitalismo? "Sí, pero las cosas que ha conseguido lo ha hecho pactando".

   Hablando de los movimientos, "plenamente justificados", de indignación mundial, avisa de que estos movimientos no deben enquistarse en el ruido de los antiguos antisistema, porque "generarán miedo en la misma población". "La única posibilidad de cambio en estos momentos está en ellos, sólo ellos pueden hacer que el sistema vuelva a negociar para permitir una situación un poco más justa, como la que hubo entre los años treinta y setenta, para volver al menos a unas condiciones civilizadas", explica convencido.

         Mientras dejamos pasar los días viendo como las circunstancias van cambiando y a cada momento nos despluman no solo de derechos adquiridos y de  situaciones de integración social, sino de lo más elemental de la persona humana, del derecho a vivir libre y dignamente, la mayoría de las serpientes se reproducen... Unas  poniendo huevos, aunque  algunas especies han desarrollado un método diferente. El cuerpo de la madre retiene los huevos hasta que las crías están totalmente formadas para vivir de una manera independiente.
  
           En algunos casos, un grupo entero alumbra crías totalmente formadas, como es el caso de este PP que nos gobierna.

           Pero en este sistema depredador en el que vivimos, hay incluso partidos que sin ser propiamente ofidios, prestan su calor en la incubación de los reptiles, colaborando  y facilitando su llegada a nuestra vida. La Historia les juzgará.




APORTACION DE JOSE ANTONIO sobre este texto, que por lo aclaratorio y la reflexión seria que realiza para colocarme en el lugar adecuado de la historia, agradezco infinitamente:

    Supongo que como historiador aficionado soy bastante malo pero como futurólogo mucho peor. No soy ningún experto en el proceloso tema del fascismo pero sí tengo una opinión formada con respecto a la vigencia del mismo y a su posibilidad de reaparición que paso a exponer.

Es sabido que el pleno desarrollo del fascismo solo se dio en dos países europeos: Italia y Alemania. En el primero durante poco más de 22 años (entre 1922 y 1945) y en el segundo durante un período menor , tan solo de 13 años (entre 1933 y 1945). En el resto de países occidentales (el militarismo japonés no se puede considerar propiamente como fascismo) los partidos fascistas fueron pequeños y su implicación en el poder poco más que la de meros peones del eje triunfante. En España, el partido fascista, la falange, nunca fue un partido de masas y algunos historiadores piensan que el franquismo fue una dictadura criminal y sangrienta pero no un  régimen propiamente fascista.  Se puede ver el fascismo en un sentido más general pero yo creo que un componente fundamental del mismo es su carácter de Partido/Régimen/Movimiento de masas y se puede hablar de fenómenos de fascistización ligados con diversos pronunciamientos o intervenciones de masas. Por ejemplo, ahora en Francia, más de seis millones de franceses acaban de votar a un partido de extrema derecha de tinte fascistoide: el Frente Nacional.

Pero: ¿existe un peligro de vuelta del fascismo al escenario europeo? Pienso que no. Puede haber cosas tan nocivas como esa o peores pero no esa exactamente. Y lo creo por una sencilla razón: porque las dinámicas de las masas han cambiado sustancialmente. Siguiendo a Maurizio Lazaratto y a Gabriel Tarde, podríamos hablar de la formación de públicos en torno a diferentes cuestiones y siguiendo a Paolo Virno podríamos hablar de la formación de multitudes “encanalladas” pero creo que se trata de algo demasiado efímero o “viscoso”. Pensemos en el caso del apoyo a Berlusconi. Cierto que millones de italianos se identificaban con el personaje,  le votaban, justificaban y alababan pero se trataba de un apoyo muy pasivo y cuando el “gran poder” ha prescindido de él, nadie ha movido un dedo. Pensemos en la Alemania de  1943, con el país arrasado por los bombardeos, ciudades enteras borradas del mapa y el apoyo del pueblo alemán seguía siendo férreo hacia el régimen nazi, incluso cuando el ejército rojo se acercaba a Berlín, los alemanes presentaron una batalla durísima. En Italia, Mussolini disfrutó de un apoyo enorme por parte de millones de personas durante muchos años. La situación actual no tiene nada que ver. El fascismo, en sentido estricto, tiene poco que hacer. Puede ayudar a entender lo que quiero decir el paradigma del paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. La primera sería la que corresponde a la época del fascismo (y buena parte del siglo XX) cuando la gente es sometida a una disciplina “externa”, a un sistema de coacciones y adoctrinamiento activo. La segunda corresponde a muestra era en la que el control ya no es disciplinario, externo, sino “interno”. La población está sometida a dispositivos muy sofisticados con una influencia enorme de los medios de comunicación consiguiendo que interiorice discursos (“no future”) y comportamientos ( de consumidor y espectador pasivos). Pero este mundo  “feliz” se acaba en virtud de imponderables como la crisis ecológica y energética y la misma crisis financiera. Lo que viene es algo mucho peor que el peligro de un nuevo fascismo. Es un horizonte apocalíptico. El triunfo del capitalismo de shock (Naomi Klein), los procesos de acumulación por desposesión (David Harvey), unidos a los efectos combinados de las crisis mencionadas, implican un nivel de barbarie que pone en peligro la existencia de la misma civilización. La cuestión no es, pues, si nos encaminamos a nuevas formas de fascismo, sino si podremos dejar atrás el capitalismo, si una civilización postcapitalista es posible en un plazo relativamente breve, digamos que dentro de nuestro siglo (porque en caso contrario, sería demasiado tarde) y como se puede llegar a ello: ¿mediante un socialismo del siglo XXI?, ¿a través del éxodo? Dejemos a un lado la bola de cristal y esperemos los acontecimientos (los cambios que desde el poder se van a propiciar en unos meses en China, la situación en el segundo mandato de Obama de las guerras ya perdidas por el poder militar occidental USA-OTAN, las nuevas jugadas en el tablero de ajedrez por parte de los países emergentes, el cambio de política en Europa o el derrumbe del euro) y mientras tanto, trabajemos por crear entornos más allá de la lógica destructiva del capitalismo, a nivel micro y macro, local y global, material y virtual . Una nueva civilización postcapitalista - que es la única posibilidad de supervivencia de nuestra especie -  que supere la prehistoria (=la barbarie) en la que vivimos.

José Antonio"

miércoles, 18 de abril de 2012

REFLEXION DE VIERNES SANTO


 El Dr. House diría que,  esta fe, no es más que el síntoma de una enfermedad…

Con todo respeto para los creyentes, estoy de acuerdo. 

Hay gente cristiana que me ha enseñado que lo que hay que hacer es bajar de la cruz a los que sufren, a los excluídos, a los más débiles. 
Y bajarles de la cruz es luchar por la justicia, por la igualdad, por la dignidad, y porque nadie se tenga que suicidar por no querer buscar comida en la basura. 
 
Sufrir voluntariamente de forma inútil, no es fe: o es parte de una fiesta con la que otros se divierten, o es apología de la tortura.

miércoles, 4 de abril de 2012

LAS NANAS DE LA CEBOLLA de los “SUEÑOS EN LOS SURCOS”


 
             “La cebolla es escarcha cerrada y pobre:
                     escarcha de tus días y de mis noches.
               Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda.

                              En la cuna del hambre mi niño estaba. 
                              Con sangre de cebolla se amamantaba.
               Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre”.


                                                                               (Miguel Hernández)

 

He estado estos días muy malita. La fiebre  me ha comido la moral, mira que me gusta poco quejarme, pero por momentos sentía como si un tanque hubiera pasado sobre mí.  Lo que parecía una vulgar gripe, ha resultado ser una bronquitis severa, con daño en un pulmón… Por cierto, amigos, recordadme que deje de fumar.
 
 Sacudida por los ataques de tos, me acordé de un remedio casero que utilizaba cuando mi hija era pequeña, la cebolla, partida y colocada en un platito sobre la mesilla, junto a la cama… y así he pasado las dos últimas noches, porque realmente funciona.

      Me ha calmado bastante la tamborrada de semana santa que se producía en mi pecho, y he podido conciliar el sueño reparador durante algunas horas. ¡Mano de santo, la verdad! Ya se que no es muy glamuroso,  pero os aseguro que mi tos tampoco lo es… Y sintiendo que esa cebolla actuaba en mi como si me cantaran una nana, recordé los versos del poeta alicantino, cuando escribió para su hijo Manuel Miguel el poema triste y hermosísimo a resultas de una carta de su mujer, donde le contaba del hambre que pasaban: que sólo tenía pan y cebolla para comer.

 En la carta que le escribe como respuesta, le dice: “Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado  de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando estas coplillas que le he hecho yo, ya que aquí no hay para mi otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme”.

    Esas coplillas , convertidas ya en un himno, me sugieren  el desaliento que este hombre, en prisión por sus ideales,  sentiría como padre ante la dramática situación que Josefina Manresa le relata sobre las vicisitudes a que se enfrenta. Sin embargo, no olvida aconsejar a su hijo que ría, la risa contra las adversidades…. Por cierto, amigos, recordadme también que me ría más. “Tu risa me hace libre , me pone alas….”

      Josefina, la mujer a la que  Miguel  siempre regresa, me hace recordar también ese refrán que es toda una declaración de amor formal: “Contigo, pan y cebolla”. ¿Hay algo más sencillo de decir y que al mismo tiempo diga tanto? No nos hace falta nada más que lo más básico cuando estamos con la persona amada.Pero esto es solo un dicho que la pasión amorosa exagera así, ya que, además, necesitamos leche, pan, arroz, trabajo, casa, etc... para poder vivir en condiciones.

Por cierto, Josefina murió tan solo un mes y medio antes de que naciera Ana, mi hija. Esto es un guiño por si mi peque lo lee...

Voviendo a la reflexión, con esa cebolla como remedio para el hambre… De nuevo, sobre mi mesilla, el humilde fruto del huerto me lleva a recordar el proyecto de la Asamblea Popular de Rivas,  en el que se han embarcado un grupo de personas  en busca de una forma de vida que les saque de la precariedad laboral, de la necesidad urgente de encontrar un trabajo para subsistir.
 
  “Sueños en los Surcos” nacerá o no dependiendo de que el Ayuntamiento de Rivas conceda una parcela para cultivo y puede convertirse en la primera experiencia en cooperativas de nuestro 15M local, una muestra importante de lo que la economía social puede llegar a ser, la alternativa a la sociedad que basa todo su éxito en la rentabilidad económica, sin tener en cuenta los valores humanos.  Podríamos comprobar que cuando la sociedad civil se organiza bien, y antepone la dignidad en el trabajo y en las relaciones humanas, encontramos en ese trabajo,  no el castigo a que nos tienen acostumbrados, sino la satisfacción de colaborar con la tierra.

Nos lo expresó también otro poeta, Benedetti, con aquella hermosa metáfora del parto:

"Vas a parir felicidad...  Yo te lo anuncio tierra virgen. Tras resecarte dividida y no hallar nada que te alivie, como un abono inesperado absorberás la sangre humilde.
Vas a parir felicidad, en un futuro que no existe... Vas a parir felicidad, mientras en huertos imposibles, la limpia baba de dios padre cae como diluvio triste.
Vas a parir felicidad,  yo te lo anuncio tierra virgen, después de hundirte surco a surco y como vieja tumba abrirte..."

       ¡Ojalá nos dejen  crear una relación de amor con la tierra!    Como dijo también el poeta M. Hernández: "He sembrado tu vientre de amor y sementera"... para que del asfalto de la ciudad, seamos capaces de volver a sentir en las manos las bendiciones de la madre Gaia.

        La humilde cebolla, reposa ahora, una vez cumplida su misión, en la mesilla… ¡Y que de cosas me sigue haciendo pensar!  Leía hace poco que en la España de la postguerra, en la època franquista, el hambre, la miseria, la censura, la muerte en los penales, eran parte de la vida cotidiana . Y no se si debido a la fiebre, o a las malas noticias que nos llegan cada dia de parte de aquellos que nos deberían dar buenas noticias siempre, (como acertadamente nos dice a menudo Javier Baeza), por ser los gestores del bien común, la situación  me parece que se repite...

      De ahí la  importancia de que un grupo de personas haya soñado con construir una alternativa a su situación. Y de que muchos más podamos participar de ese proyecto y, juntos, de nuevo, hagamos crecer sueños solidarios surgidos desde abajo, desde  los que normalmente están excluidos de las decisiones económicas.

El resumen del proyecto es éste:
PRESENTACION DEL PROYECTO SUEÑOS EN LOS SURCOS
El 31 de marzo en Rivas Vaciamadrid
Intentando impulsar alternativas a la indefensión frente a este injusto sistema, apoyando iniciativas de economía social y cooperativismo, nos enorgullece informar de la primera acción en este campo, aunque sin duda, no será la última: con el esfuerzo de un grupo de afanosos soñadores y el empuje de la APR, hoy se ha presentado ante el registro del Ayuntamiento el proyecto SUEÑOS EN LOS SURCOS, que aspira a ser adjudicatario de una de las parcelas en el Soto del Grillo.
Con esta iniciativa se pretende crear varios puestos de trabajo en el área de la producción agroecológica, a la vez que desarrollar un consumo sano y responsable, alternativo a los canales de distribución establecidos, regidos por el afán desmedido de beneficios a costa de agricultores, medio ambiente y consumidores.

   Por eso, esperemos que en el criterio del Ayuntamiento de Rivas pese también a la hora de la valoración del proyecto presentado, lo que decía en su programa  electoral en las pasadas elecciones, ese apoyo al “ impulso para hacer de Rivas un epicentro de tejido industrial verde a través de una política de incentivos, potenciar el programa de Agroecología en el Soto el Grillo, un Programa de Apoyo a personas desempleadas con medidas de exención fiscal, formación para el empleo, acompañamiento social y en la búsqueda de empleo.”


      Voy a citar lo que dijo no hace mucho un chaval integrante de la marcha a Bruselas, Juan B, estudiante de comunicación audivisual y guión: " Nos llaman utópicos, soñadores, cuando la mayor utopía que hay es creer que este sistema actual se sostiene".

 Por eso esperamos la parcela. En ello confiamos. Y ahora, me retiro a mis aposentos, con la inestimable colaboración de otra cebolla amiga, que con sus efluvios, me ayudará a descansar para volver de nuevo a la lucha del dia a dia.