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domingo, 5 de mayo de 2024

MADRES, TODAS!

 


DIA DE LA MADRE: ( I )

 Dice mi hijo Soule:

       "Yo he vivido muy poco tiempo con mi familia, Apenas he tenido familia de nacimiento. Mi verdadera familia la he ido construyendo con los compañeros que he ido encontrando tirados en la calle como yo. Y con las muchas personas que nos han ayudado.

'Los que me han acogido y me han dado vida es a los que yo reconozco como mi familia....

  Como he vivido tan poquísimo tiempo con mi madre, apenas días en 18 años, cada palabra que conservo de ella concentra años de vida y experiencia, que yo guardo en mi cabeza como algo sagrado, algo sobre lo que yo luego reflexiono y le doy mil vueltas. Y una frase de mi madre ha sido: "Si tienes que morir, muere con la verdad en la boca". Soy así, por eso nunca tengo miedo de decir la verdad aunque me cueste.

Estando ya en el centro, recuerdo a una madre marroquí que venía a ver a su niño muy pequeño, pero los educadores no le dejaban salir para que viera a su madre. A mí no me lo impedían, así que salía yo en nombre del pequeño a hablar con su madre.

Yo no sabía una palabra de marroquí, Pero le entregaba los euros que su hijo había guardado para ella.

Un día esta madre vino a darme un abrazo y no me soltaba.

Yo no entendía su idioma. Pero supe que era de agradecimiento porque yo ayudaba a su niño.

Y eso hizo que se me saltaran las lágrimas".


DIA DE LA MADRE (II)

 Dice mi amigo Demetrius, fundador de Pequenos Profetas:

"Cuando apenas tenía 15 años encontré mi destino: vivir con las personas de la calle, con quienes quería compartir mi tiempo...

  El 1 de enero 1982, después de la comida, me llené de coraje y reuní a mi padre, a mi madre y a mis hermanos. Les dije que había tomado una decisión muy importante en mi vida, no era repentina, sino muy bien pensada.

Los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas.

Les hablé sobre mi convivencia con las gentes de la calle, aquellas personas olvidadas por el mundo.

Mi padre se enfadó y me dijo que si salía de casa para vivir entre los marginados debería olvidar que un día tuve familia. Respire hondo, cogí mi bolsa y me fui. 

Mi madre me acompaño hasta la puerta, Yo la besé y ella me dijo que las puertas de su corazón estarían siempre abiertas para mi.

Noté que ella, aunque no conseguía aceptarlo, apoyaba mi decisión".


DIA DE LA MADRE (III)

 Dice Soule Sakho:

     "Estando ya en el centro conocí a Abdulay y nos hicimos muy amigos. Los días que podíamos llamar a nuestras madres lo haciamos juntos. 

El me enseñó a hablar en español...

 Abdulay tenía ya la tarjeta amarilla y quería pasar a España. Pero siempre le negaban el permiso. Tenía miedo de que le devolvieran a su país de origen y decidió escaparse.

     Desgraciadamente lo encontraron muerto bajo un camión en Almería. 

  Para mi fue un golpe terrible.

Y un día su madre me llamó: 

  "Estoy intentando hablar con mi hijo pero no sé qué está pasando porque no consigo dar con él".

¡Cómo podría yo decirle a su madre lo que había pasado!

  Me quede callado un largo rato hasta que ella se puso a llorar y yo lloré con ella."

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Dicen que como Dios no podía estar en todas partes a la vez,  creó a las madres.

          Hoy he pensado mucho que  este dia,  a pesar de las connotaciones consumistas que tiene,  es importante si reconocemos el valor de la maternidad. Será porque ya no está mi madre conmigo y la echo tanto de menos y también porque veo crecer muy deprisa a mi hija, que también se va alejando para transitar su propio camino.
         Al pasar las páginas del libro de la vida, cada madre sigue ahí, envolviéndonos con su cariño, con su luz, para que no nos asustemos, para que no nos perdamos en el inmenso mundo que nos rodea.
         Somos madres y sentimos que cambia nuestra vida. Cambia cuando tenemos hijos fruto del amor, hijos deseados, y arropados con todo nuestro cariño; cuando llegan sin ser buscados, cuando aparecen como una complicación más en vidas ya rotas y desgastadas.... Cuando se cuidan o adoptan por propia decisión, en un acto supremo de amor hacia el más débil...

            He conocido madres coraje, que a pesar de perder hijos propios consumidos por el brillo del cristal, han sabido tragar sus lágrimas para seguir defendiendo a otros hijos ante cualquier estamento que hiciera falta, y a los que han llevado un cariño y una dulzura tan maternal, que traspasaban las rejas de las cárceles y los presidios más duros.

        A estas madres yo tengo que agradecerles todo lo que me han enseñado: a reconvertir el dolor en energía para luchar; a ver que la maternidad es un concepto mucho más amplio que  el de parir; y sobre todo,
que ser madre es ser como Gaia, la madre tierra cuya matriz genera semillas en tierras secas y en tierras fértiles, aporvechando cada rayo de sol y cada gota de rocío para hacer nacer maravillosas plantas de flores únicas. Que el terreno seco cuesta más esfuerzo, más labranza, más sudor, pero que al fin, las raíces reciben el aliento de la vida, y casi siempre,  brota algún tallo

        Así lo he sentido con esos otros hijos que tengo, venidos de muy lejos, atravesando tierras y mares, llegados de la hambruna, de la miseria y del dolor; maltratados por quienes olvidan que un niño es el bien más preciado  que tiene la sociedad... y que a mi alrededor me trasmiten que, aunque tengan familia, madre, padre y hermanos al otro lado de la frontera, aquí se sienten con los suyos, queridos y aconmpañados. Muchos de vosotros sabéis de lo que hablo, porque teneis esta misma experiencia.
             

Hay hombres que también son verdaderas "madres· en el sentido de la maternidad. No han parido, pero han sabido manifestar, por propia elección,  esa especial condición que es la de arropar en su nido a tantos niños solos y desarmados ante la vida que no entienden. Porque tengo la suerte de conocer a tantas personas "maternales", independientemente de su condición o de su sexo, que solo me cabe preguntarme, como Benedetti:  ¿Y si Dios fuera mujer?

       "si Dios fuera Mujer, es posible que agnósticos y ateos no dijéramos NO con la cabeza, y dijéramos SI con las entrañas. Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez para besar sus pies, no de bronce, su pubis no de piedra, sus pechos no de mármol, sus labios no de yeso.

           Si Dios fuera Mujer, la abrazaríamos para arrancarla de su lontananza y no habría que jurar hasta que la muerte nos separe, ya que sería inmortal por antonomasia, y en vez de transmitirnos sida o pánico, nos contagiaría su inmortalidad.  Si Dios fuera Mujer, no se instalaría lejana en el reino de los cielos, sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno, con sus brazos no cerrados, su rosa no de plástico y su amor no de ángeles...."

   La sabiduría popular sostiene, como recogió Gioconda Belli, que cuanto más vida dan las mujeres, más vida pierden. Que los partos las destiñen. Engordan. Se agotan. Envejecen.  
Pero, aún así, creo yo también que cada hijo nos deja más cerca de la vida,  más proclives a la ternura,   la piel más suave y el sexo más acogedor.

                  Es la falta de PAN,  de amor, la que desgasta. NO EL PARTO.
 
         Con mi felicitación especial para tod@s las madres del modo que lo sean, ¡besucos grandes!