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martes, 30 de junio de 2015

LA LEY MORDAZA, SILENCIO, somos ciudadanos de "orden".


La ley mordaza cruza una línea roja que no se puede dejar pasar”
                                                                                      (Javier Bauluz)

 
      Los derechos fundamentales son derechos ligados a la dignidad de la persona dentro del Estado y de la sociedad. Cabe destacar que a los derechos fundamentales no los crea el poder político, se impone al Estado la obligación de respetarlos.   

      Unos apuntes que se me ocurren a vuela pluma, sin reflexionar demasiado, porque estoy inmersa en los noticieros manipulados que suelo tener que rehablar. Y porque no puedo callarme en este momento en que en todo el país la gente se manifiesta contra el recorte de lo más fundamental de la ciudadanía: la libertad.

     El derecho fundamental jurídicamente tiene la estructura normativa basada en la capacidad que le permite a la persona efectuar determinados actos, es decir, que los derechos fundamentales son instituciones jurídicas que tienen la forma del derecho subjetivo. Y la estructura del derecho subjetivo tiene tres elementos: titular del derecho subjetivo, el contenido del derecho subjetivo en el que vamos a distinguir las facultades, por otra parte el objeto del derecho, y un tercer elemento es el destinatario o sujeto pasivo, aquel que está obligado a hacer o no hacer.

    En España, los derechos fundamentales vienen regulados en los artículos 15 a 29 de la Constitución española.  Con la nueva ley de seguridad ciudadanas, las leyes  sancionan, prohíben y criminalizan prácticas tan normalizadas como parar un desahucio, asistir a una persona sin papeles e informar sobre ello.

La portavoz de la Asociación Profesional Independiente de Fiscales, Lucía Girón, subrayó que sin entrar a valorar específicamente las sanciones de la futura ley,  "las medidas para garantizar la seguridad nunca pueden limitar el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de manifestación o la libertad de expresión".

El derecho a la libertad de expresión viene regulado en el artículo 20 de la Constitución española.  En dicho precepto se establece que se reconocen y protegen los derechos de:
·        Expresar y difundir con libertad los pensamientos. 
·        Producción y creación literaria o artística.
·        Libertad de cátedra.
·        Derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.

                Antes, quedaba prohibida la censura previa.  Ahora, ya se ejerce y vamos a mayores.
 
       Entre las cuestiones que la oposición considera inconstitucional figura la disposición adicional que modifica
la Ley de Extranjería para legalizar
las denominadas "devoluciones en caliente" en las fronteras de Ceuta y Melilla, que  conculca los derechos de los inmigrantes.
Nos van a penalizar más a nosotros por ser hospitalarios y solidarios que a quienes hieren, disparan y propician la muerte en las fronteras.
 
      Otro ejemplo:  La "proyección de haces de luz" sobre pilotos o conductores se considera infracción muy grave. Castigada con 600.000 euros por cabeza; mientras, las Fuerzas de Seguridad siguen disparando balas de goma sobre los ciudadanos, a pesar de que la Comisión Europea las condena y han causado  muertes o heridas graves como las de Esther Quintana.  Esta mujer ha visto cómo su caso se archivaba dos veces, hasta que un juez, desoyendo al consejero de Interior de la Generalitat, que negaba que hubiesen sido los mossos, ha decidido investigar el caso y de momento ha puesto a dos agentes 200.000 euros de fianza.
       Celebrar espectáculos públicos prohibidos o suspendidos es considerado falta muy grave, penada con hasta 600.000 euros. La misma multa que les cayó a tres de los implicados en el  caso Mercasevilla, condenados por un delito de cohecho por intento de cobro de una comisión ilegal de 450.000 euros (Huffington Post).
    Joaquim Bosch, también considera que las multas son "absolutamente desorbitadas" y que el objetivo del Gobierno parece ser "desalentar a la ciudadanía a ejercer derechos fundamentales". Asimismo, ha censurado que faltas contempladas en el Código Penal pasen a ser delitos o infracciones administrativas, de manera que la Administración se convierta en "juez y parte". Este hecho, unido a las tasas judiciales, generará "situaciones muy cercanas a la indefensión", ha advertido.

     Solo me queda recomendar que tengáis mucho cuidado, queridos amigos y amigas, no sea que los estudiantes, trabajadores y personas de la calle comencemos a volar de nuevo, como cuando se disparaba "al aire" y caíamos acribillados. Y también cuidadito con las ventanas en las comisarías...
     Las tesis del beato Jorge  se cumplen:  A partir de pocas horas, todos "vagos y maleantes", todos cupables sin presunción, todos terroristas...
    Quizás tengamos que ser además, insumisos... Sr. Jorge Fernández Díaz.
 

viernes, 26 de junio de 2015

CINCO RELATOS Y UN TEMA



Conocía a Clarice Lispector y había leído algún libro de ella...
Pero cuando fui la primera vez a  Brasil, y en las librerías que Enrique y yo visitábamos, descubrí los cuentos y otros relatos que  me impactaron, que mi acompañante me traducía y daban pie a muchas conversaciones interesantes sobre lo que en ellos se planteaban, me enamoré profundamente de esta escritora.
Podría  reproducir muchos de esos cuentos que, por su riqueza humana, me parecen extraordinarios. Pero empezaré por éste, lleno de humor con una carga de crítica y un proceso narrativo que nos llevó a un jadeante monólogo interior.

Que lo disfrutéis, como lo hicimos nosotros:



Cinco relatos y un tema

26 de julio de 1969
Esta historia podría llamarse Las estatuas. Otro nombre posible es El asesinato. Y también Cómo matar cucarachas. Haré entonces por lo menos tres historias verdaderas, porque ninguna de ellas desmiente a la otra. Aunque una sola, serían mil y una, si mil y una noches me dieran.

La primera, Cómo matar cucarachas, comienza así: Me quejé de las cucarachas. Una señora oyó mi queja. Me dio la receta de cómo matarlas. Que mezclara, en partes iguales, azúcar, harina y yeso. La harina y el azúcar se atraerían, el yeso achicharraría lo de adentro de ellas. Así hice. Murieron.

La otra historia es la primera en realidad y se llama El asesinato. Comienza así: Me quejé de las cucarachas. Una señora me oyó. Sigue la receta. Y entonces entra el asesinato. La verdad es que me había quejado de las cucarachas sólo en abstracto, que ni mías eran: pertenecían a la planta baja y escalaban los caños del edificio hasta nuestro hogar. Sólo fue en el momento de preparar la mezcla que ellas se volvieron mías también. En nuestro nombre, entonces, comencé a medir y pesar ingredientes en una concentración un poco más intensa. Un vago rencor me había poseído, un sentido de ultraje. De día las cucarachas eran invisibles y nadie creería en el mal secreto que roía una casa tan tranquila. Pero si ellas, como los males secretos, dormían de día, allí estaba yo preparándoles el veneno de la noche. Meticulosa, ardiente, avivaba el elixir de la larga muerte. Un miedo excitado y mi propio mal secreto me guiaban. Ahora yo sólo quería gélidamente una cosa: matar cada cucaracha que existe. Las cucarachas suben por los caños mientras nosotros, cansados, soñamos. Y he aquí que la receta estaba lista, tan blanca. Como era para cucarachas despiertas como yo, esparcí hábilmente el polvo hasta que éste parecía formar parte de la naturaleza. Desde mi cama, en el silencio del departamento, las imaginaba subiendo una a una hasta el área de servicio donde dormía la oscuridad, sólo una toalla alerta en el tendedero. Me desperté horas después con sobresalto de atraso. Ya era de madrugada. Atravesé la cocina. En el piso del área de servicio allá estaban ellas, duras, grandes. Durante la noche yo las había matado. En nuestro nombre, amanecía. En el morro un gallo cantó.

La tercera historia que ahora se inicia es la de Las estatuas. Comienza diciendo que yo me había quejado de las cucarachas. Después viene la misma señora. Va yendo hasta el punto en que, de madrugada, me despierto y, todavía somnolienta, atravieso la cocina. Más somnolienta que yo está el área en su perspectiva de ladrillos. Y en la oscuridad de la aurora, un rojizo que distancia todo, distingo a mis pies sombras y blancuras: decenas de estatuas se esparcen rígidas. Las cucarachas que se habían endurecido de adentro hacia afuera. Algunas panza arriba. Otras en medio de un gesto que no se completaría jamás. En la boca de unas un poco de comida blanca. Soy la primera testigo de la alborada en Pompeya. Sé cómo fue esa última noche, sé de la orgía en la oscuridad. En algunas el yeso se habrá endurecido tan lentamente como en un proceso vital, y ellas, con movimientos cada vez más penosos, habrán intensificado ansiosamente las alegrías de la noche, intentando huir de dentro de sí mismas. Hasta que de piedra se volvieron, en espanto de inocencia, y con tal, tal mirada de censura herida. Otras -súbitamente asaltadas por la propia médula, ¡sin ni siquiera haber tenido la intuición de un molde interno que se petrificaba!-, ésas de pronto se cristalizan, así como la palabra es cortada de la boca: yo te... Ellas que, usando el nombre del amor en vano, en la noche de verano cantaban. Mientras aquélla allí, la de la antena marrón sucia de blanco, habrá adivinado demasiado tarde que se había momificado exactamente por no haber sabido usar las cosas con la gracia gratuita de lo en vano: "¡Es que miré demasiado dentro de mí! Es que miré demasiado dentro de...", de mi fría altura de gente miro el derrocamiento de un mundo. Amanece. Una u otra antena de cucaracha muerta se agita en la brisa. Desde la historia anterior canta el gallo.

La cuarta narración inaugura una nueva era en el hogar. Comienza como se sabe: Me quejé de las cucarachas. Va hasta el momento en que veo los monumentos de yeso. Muertas, sí. Pero miro los caños, por donde esa misma noche irá a renovarse una población lenta y viva, en fila india. ¿Entonces renovaría yo todas las noches el azúcar letal? Como quien ya no duerme sin la avidez de un rito. ¿Y todas las madrugadas me conducirían sonámbula hasta el pabellón? En el vicio de ir al encuentro de las estatuas que mi noche sudada erguía. Me estremecí de perverso placer ante la visión de aquella doble vida de hechicera. Y me estremecí también ante el aviso del yeso que seca: el vicio de vivir que reventaría mi molde interno. Áspero instante de elección entre dos caminos que, pensaba yo, se dicen adiós, y segura de que cualquier elección sería la del sacrificio: yo o mi alma. Elegí. Y hoy ostento secretamente en el corazón una placa de virtud: "Esta casa fue desinfectada".

La quinta historia se llama Leibniz y la trascendencia del amor en la Polinesia . Comienza así: Me quejé de las cucarachas.

(Fotos de Mariam del Toro. Recife, Marzo de 2015.)

viernes, 12 de junio de 2015

Y EN ESO LLEGO...



"Aquí pensaban seguir, jugando a la democracia y el pueblo, que en su desgracia,
se acabara de morir.
Y seguir de modo cruel, sin cuidarse ni la forma, con el robo como norma... y en eso llegó .......   (Carlos Puebla)*     



        España es uno de los pueblos del Sur que forma parte  de ese experimento que se está llevando a cabo, digamos financieramente, y que nos deja en la  situación que vivimos en la actualidad, donde el bipartidismo se ha convertido en una institución a la que de una forma o de otra hemos caído rendidos, perdiendo en ese camino de modo de gobierno  la forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad.
Tras las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo pasado, en algunos lugares se ha encendido una lamparita de esperanza porque han llegado, hemos elegido, a personas de distintos lugares de pertenencia pero fuera de los partidos políticos a la usanza.
Podríamos decir, como en la canción de Carlos Puebla, que

“Se acabó la diversión, llegó…  (el pueblo llano)  y mandó a parar".

 
   Cada uno, en esos puntos suspensivos, puede leer aquel grupo o colectivo que les haga de nuevo mantener la ilusión y la esperanza en un porvenir más justo y más solidario, en una participación activa y plena que no nos cierre las puertas de la vida, que no anteponga la rentabilidad económica al servicio público, al bien común.
 

     A aquellos que terminen con la complicidad hipócrita de tanto político y tanto ciudadano conforme con este sistema porque se ha convertido en un burgués de izquierdas, que es el pilar que sujeta todo el engranaje en espera de su cuota de poder.  

     A los que creen en una forma de organización social que atribuya la titularidad del poder al conjunto de la sociedad.
 

     A los que castiguen el fraude y pongan fin a los paraísos fiscales, que compartan  la dramática situación que vivimos y sientan que esto sólo se arregla entre todos y con el protagonismo popular y ciudadano; que quieran superar el régimen caduco y cambiar esta Europa que hoy está al servicio de una minoría privilegiada.

      A aquellos que devuelvan a la actividad del trabajo la dignidad y el salario necesarios para dejar atrás la esclavitud que han impuesto con las sucesivas reformas laborales bipartidistas.

     A quienes piensan que no sobra nadie y  que han de estar  los que estén por la democracia, los derechos humanos y una vida digna para todos, sean de donde sean. 

    Aquellos que eliminen los Centros de Internamiento de Extranjeros y prohíban la llamada "directiva de la vergüenza". Que acaben con los programas FRONTEX y EUROSUR y con las vallas fronterizas "antipersona" en Ceuta y Melilla.
 

      En definitiva, pongamos en esos puntos suspensivos a aquellos que  nos ayuden a empoderarnos  y participar de la construcción de una sociedad distinta a la que nos han traído a pesar de nuestra lucha o con nuestra cómoda complicidad.

    
Y si nos defraudan, les mandaremos parar….


 
 
*Carlos Puebla fue un compositor y guitarrista que cultivó los más diversos géneros de la música popular cubana, uniendo a sus facultades de músico, las de poeta. Puebla cantó los hechos más relevantes de la historia del pueblo cubano, convirtiéndose en el cronista por excelencia de todo el acontecer nacional desde 1959. Es autor de célebres canciones, que muchos aún escuchamos con emoción.