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martes, 12 de abril de 2022

NO PODRÉ HABLAR DE TI...

 


 

 

 


Sueño despierta a veces...

Sueño, por ejemplo,

hablar de ti, contigo,

recordando lugares que fuesen "nuestros".

Y soñé percibir la experiencia de tu abrazo

capaz de alumbrar al mismo sol en días de verano.

Soñé... soñaba...

Sentir tu nombre dibujado en mi frente

o en mi espalda, 

ese que nunca escribiste.

Anhelé beber el agua de tus manos,

y nunca estuvimos en la misma fuente.

Ningún sendero es común,

ninguna puerta se abre con "nuestra" llave.

Aún así, a  veces, en el entresueño,

calmas la ventisca y mis tormentas.

No obstante, tú, no debes preocuparte.

No sientas pena de mí,

sobrevivo dignamente sabiendo que eres feliz 

dejándote mecer por las mareas.

He venido a confesarte

el color de mi alegría.

Si abro los ojos, no hay desencanto.

Los soñadores somos dichosos

cuando abrimos cajones imposibles.

Me dice la conciencia que viaje a lomos

de algún otro amor "prudente"

que me estará esperando en cualquier parte.

Y yo insisto en buscarte,

cruzo universos paralelos, 

mido líneas distantes, 

que al fin converjan en un punto al cruzarse.

No podré hablar de ti, contigo,

ni tampoco con otros.

Y si me preguntaran, 

si alguien intuyera el sueño de mis ojos abiertos,

puedes estar tranquilo.

Capaz soy de jurar

que nunca te he querido.

 

(Mariam, 12 de abril de 2022)

 

 


 

 

 


 

 





jueves, 7 de abril de 2022

EN CUATRO DÍAS.

 


En cuatro días.

   Aquel tipo de apenas treinta años, pelo largo y oscuro y barba rala muy pronto gozó de gran popularidad. 

   Centenares de adeptos le comenzaron a seguir. No sólo las gentes sencillas sino otros más doctos quedaban atrapados por su don de gentes. 

   No rechazaba asistir a cualquier foro, debatía con gentes de más edad y más empaque, sin arredrarse, fajándose a base de su  facilidad de palabra y de una valentía, que rayaba en la audacia o la soberbia.

  Su discurso era sencillo y claro: ¡Sí se puede!

  Se puede vencer el egoísmo de los ricos, la desesperanza de los pobres.

  Y por todos los sitios donde pasaba, era seguido, cada vez por más gente. Alcanzó tal apoyo popular que muchos pensaron que llegaría a donde se lo propusiese .

Y entonces los poderosos comenzaron a temerle.

   Y empezó una durísima campaña de desprestigio. Le acusaron de embaucador, de estar vendido a intereses extranjeros, de poner en peligro las estructuras del Estado. Que , al fin y al cabo venía a enriquecerse como los demás.

   Y comenzaron a llamarle rata inmunda, a hacer comentarios despectivos de su pelo largo, de su aspecto desaseado. 

Fue un descenso a los infiernos tan rápido como había sido su ascenso a la popularidad.

   Muchos  de los que le habían recibido con palmas y  vítores, ahora le denostaban, incluso iban a insultarle a la puerta de su casa.

  En todos los cenáculos era el motivo de críticas ácidas y destructivas:  Que mira en qué mansión  vive, que qué come, que con quién anda...

   Aquel que fuera el  más amado, el más admirado, el  más seguido en su tierra, ahora era el más odiado. 

   Sólo unos pocos se mantuvieron fieles a él, hasta el último momento.

   Fue el mayor ejemplo de cómo se puede hacer cambiar la opinión de las masas, cómo se puede manipular la opinión pública en poco tiempo.

   Algo nunca visto: un domingo fue recibido en olor de multitudes con ramos de olivo y un jueves era ya crucificado. 

   Apenas  en cuatro días todo había cambiado. Lo que va del domingo de Ramos al Jueves Santo.

   Aquel tipo se llamaba Jesucristo.

Felipe Gutiérrez.

Abril 2022.