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martes, 29 de marzo de 2016

FRAGILIDAD

Bajo la lluvia, te pienso...

Hacía años que no tenía que atender
síndromes de abstinencia,

 Ataques de ansiedad  
y tanto miedo al mañana.

 

Personas entrañables a quienes
un dolor agónico les quema  el pecho

y cuyos ojos, acuosos,  te miran pidiendo ayuda...

En mí se pone en marcha  el tiovivo de la memoria.

 Fragmentos de conversaciones perdidas,

 rostros reflejando palomas
 que quieren huir de buitres interiores,

 brazos atrapados en una telaraña
 y escaleras que solo son de bajada.


Llueve,
la noche está siendo larga.

 Llueve, y te pienso...
 
 Quizás mañana pueda pensarte
 bajo la constelación de Orión.

             
(Mariam, madrugada 19-3-16)




lunes, 28 de marzo de 2016

FELIZ CUMPLEAÑOS , MAMÁ.

Marzo-Mujer
Día 27:


       Hoy mi madre cumple 90 años y a ella le dedico este espacio, en homenaje a todas las mujeres de su generación, a las que una guerra civil les destrozó la niñez, una religión castradora marcó su educación y una larga dictadura les escamoteó sus derechos como personas. 
 
       Mi madre, como la tuya, es "la mejor del mundo", con todos sus defectos y virtudes, esa que me sigue diciendo "ten cuidado" cada vez que salgo de casa como cuando era niña.
 
       Ella me enseñó a amar la lectura y los viajes desde su mirada atada, porque las mujeres de su tiempo nunca se tomaron ni un minuto de descanso en su tarea de madres y esposas. Pero tenían sueños. 
 
       Siempre a la sombra del marido, ninguneándose a sí mismas en sus propios deseos, viendo alejarse a sus polluelos con indiferencia o con el máximo sufrimiento cuando las drogas, la cárcel o la enfermedad eran la causa.

        Ellas eran fuertes, valientes, luchadoras, aún en la vejez lo siguen siendo.
 
 
        A mi madre la he visto llorar sin lágrimas muchas veces, su resignada tristeza ante las adversidades y también su llanto desconsolado cuando hace 8 años perdió a un hijo, al que ha sobrevivido con un dolor infinito y eterno.
 
        Han pasado los años suficientes para que ahora yo parezca la madre y ella la hija, para que sea yo la que le proporcione los cuidados y las atenciones necesarias. Pero a veces soy consciente de que ella sigue tirando del carro hacia adelante.
 
Hoy, en su 90 cumpleaños, le doy las gracias y celebramos  su vida,  la VIDA.

viernes, 25 de marzo de 2016

"PIEDAD" SIN MIGUEL ÁNGEL

Una "Piedad" es una representación del dolor, del sufrimiento...

Nos han enseñado a María sosteniendo el cuerpo muerto de su hijo, aquel a quien llamaron Jesús.

Muchos artistas las han esculpido, piedades como la de Miguel Ángel, considerada una de las obras más sobresalientes de todos los tiempos.

Hoy, cada día, podemos encontrarnos imágenes reales que los actuales "artesanos" que gobiernan este mundo esculpen sin cesar a golpe de cincel y martillo.

Foto: Gabriel Tizón.
Suele representarse en forma de mujer, pero también hay hombres cansados de gritar ya sin voz, que sostienen a sus hijos con un amor incondicional, porque la paternidad también está en el corazón de los padres...


"Abba" e "Ima", "Abu y Omi"....
Cuando los hijos sufren,
los hombres y las mujeres son doblemente heridos,
sobre todo cuando ya se les ha exiliado 
de entre todo el resto de la humanidad.


Foto: Gabriel Tizón.

jueves, 10 de marzo de 2016

OUAFE, MUJER.- Post urgente para buenas gentes


    
Foto: José Palazón
 En este mes de marzo-mujer, conocemos la dura realidad de  Ouafe y su pareja, Mohamed, atrapados en las afueras del CETI de Melilla, y a los que podemos ayudar al menos firmando para solicitar que sean autorizados a salir de allí.

          José Palazón les conoce y por eso, dejaré que sea él, con su texto y sus fotos, quien nos lo cuente:

  “Mohamed y Ouafe son una joven pareja que se ha instalado en una tienda de campaña en las afueras del CETI de Melilla. Pertenecen a ese colectivo cada vez más numeroso de personas, que por razones muy justificadas, han tenido que desplazarse de su país y desde entonces no han encontrado un lugar que les acoja, un lugar en el que asentarse.
Mohamed es de Tartús, es sirio y Ouafe es de Rabat, es marroquí.

Foto: José Palazón
Pasan el día dando paseos junto al CETI, cogidos de la mano casi siempre y haciéndose carantoñas el uno al otro, ajenos a que son ellos los que  tienen en jaque a las fronteras de Europa, la movilidad en el espacio Schengen, ellos son los que han provocado acuerdos anti natura entre las democracias del norte y las dictaduras del sur. Han cambiado políticas nacionales y políticas globales, están defenestrando a líderes políticos a los que ni la recesión económica hizo estornudar, han avergonzado a los hipócritas, han puesto en cuestión la aplicación de las normas internacionales de Asilo y DDHH en la zona paradigma de los mismos: La UE…  y hasta han conseguido que la OTAN desplace barcos en el Mediterráneo. 
        Y allí están los muy inconscientes…
     ¡Haciéndose carantoñas y viviendo en una tienda de campaña!... Haciendo apología de lo humano y mostrando su dignidad con una irreverencia absoluta  ¡Dinamitando el sistema!
       Mohamed tiene varias edades, como corresponde a ese colectivo de millones de personas que no tienen sitio en este mundo, en su pasaporte es menor de edad pero realmente tiene 19 años. Su familia decidió marcharse de Siria cuando los bombardeos destrozaron el pequeño restaurante que regentaban. En total eran 8 miembros que tuvieron que hacer un largo recorrido durante varios meses: Líbano, Argelia, Túnez, Argelia otra vez, Marruecos… Lograron entrar a Melilla el pasado mes de octubre.

 
       Mohamed fue el último de la familia en pasar la frontera de Beni Enzar. En Marruecos solo les quedaba dinero para pagar a las mafias parapoliciales marroquíes el paso de tres personas. Los demás tuvieron que pasar a las bravas pagando con: arrestos, detenciones y golpes. A Mohamed se le transforma la cara cuando cuenta que un día lo metieron en un calabozo junto a otros tres sirios y una mujer, con ellos entraron también cinco policías que no pararon de golpearles durante un buen rato. Todos intentaban proteger a la mujer pero… ¡Entonces les pegaban más!

          Sin cambiar la expresión seria de su cara sigue relatando que todos los problemas empezaron cuando se les acabó el dinero. Habla de mujeres y niños que estaban en la calle sin agua ni comida, esperando poder colarse algún día en Melilla, cierra los ojos y baja la cabeza haciendo gestos de reproche y rabia.
         A su lado Ouafe le coge la mano y nos dice que conoció a  Mohamed en Rabat.
        Ouafe estudiaba en la universidad para ser profesora de inglés pero su familia apañó su boda con un hombre mayor. Entonces se unió a Mohamed y su familia y se puso en camino con ellos hacia la frontera de Melilla.
        Ouafe fue la primera en pasar la frontera, lo consiguió en el segundo intento sin gran dificultad al ser marroquí y  al llegar al lado español pidió asilo.
        En Noviembre la familia de Mohamed fue autorizada a salir de Melilla ¡pero no Ouafe! Mohamed no quería irse, quería quedarse con ella pero le obligaron a irse porque según su pasaporte era menor de edad y debía marchar con la familia. Ouafe quedó entonces sola, interna en el CETI esperando la resolución de su solicitud de asilo hasta que a principios de febrero recibió la notificación negándoselo y fue expulsada del CETI, quedando en la calle.

          Mohamed cogió inmediatamente un autobús en Bruselas y recorriendo media Europa, volvió a Melilla para reunirse con ella… Y allí están los muy inconscientes ¡Haciéndose carantoñas y viviendo en una tienda de campaña!... Haciendo apología de lo humano y mostrando su dignidad con una irreverencia absoluta ¡Dinamitando el sistema! ¡Invencibles!”
  (José Palazón)
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 Quiero añadir algún dato para situarnos.
      En Marruecos,  la  situación jurídica de las mujeres  está reflejada en el Código de familia, la Mudawana, que se redactó entre 1957 y 1958, inspirándose en los valores del Islam  y de la tradición, 
y obligaba a ésta a obedecer siempre al marido, en prejuicio de sus derechos.
       En 1992, un grupo de mujeres lanzó  un manifiesto exigiendo la igualdad entre hombres y mujeres, con justicia en todas sus relaciones.  Fue cuando Hassan II  realizó alguna reforma que no fueron más allá de un simple maquillado de la situación. Después de años de reivindicaciones, manifestaciones y trabajo duro, en 2003, Mohamed VI anunció la modificación de la Mudawana. Y en 2004 entra en vigor un nuevo código de familia, donde se coloca la responsabilidad familiar conjunta, desaparece la noción de autoridad del marido y de la sumisión de la esposa, y se dice que las muchachas no pueden ser obligadas a contraer matrimonio  contra su voluntad.
       Pero las tradiciones son difíciles de cambiar. Para que esto tomara cuerpo, habría que potenciar las capacidades económicas y sociales de las mujeres, y reforzar la lucha contra la violencia machista que, como en todos los lugares, se sigue produciendo.  

               A pesar de que con la reforma se ha fijado la edad del matrimonio en los 17 años, la realidad es que perviven las bodas a partir de los 14, ya que la tradición se aúna con la falta de medios económicos. Los jueces contemplan las excepciones…. ¡Como no!

          Las mujeres que tanto tiempo han sido ninguneadas, sometidas,  son como sombras sin vida propia. Todos saben que hasta el hermano más pequeño, solo por el hecho de ser hombre, puede imponerse sobre la hermana, aunque ésta sea mayor.

   Ouafe es una de estas mujeres que lucha por su libertad para escoger con quien vivir, con quien casarse y qué hacer en la vida.

       
Vamos a ayudarla, empezando con una firma  en esta petición organizada para ello:
 
 

miércoles, 9 de marzo de 2016

ABU HODA (El padre de Hoda)


¿Conocéis la conmovedora  historia de Sisa Abu Dauh?
Se hizo pública en todo el mundo en marzo del pasado año 2015.
Pero vamos a escucharla de su propia voz:
         "Me llamo Sisa Abu Dauh. Nací en 1950 en Al Aqaltah, un pequeño poblado de  felahin (campesinos), a unos kilómetros del Lúxor de los templos y las tumbas de faraones.

          Yo nunca salí de mi aldea. No fui a la escuela. No sé leer ni escribir. Era apenas una muchacha cuando me casé con un señor de Quena a 50 kms. al norte de Luxor. No recuerdo bien la edad que tenía entonces, pero no más de 20 años. Mi marido murió en el sexto mes de mi primer y único embarazo.
         Lo pensé, en el caso de que el bebé resultara ser hembra, me haría cargo de su cuidado y educación.  Lo tenía claro: le dedicaría mi vida. Y di a luz a una niña. La llamé Hoda y a paratir de entonces juré que jamás le faltaría un pedazo de pan que llevarse a la boca.
       Luego comprendí que cumplir la promesa no sería sencillo. Mis hermanos quisieron casarme de nuevo y por el salón de nuestro hogar desfilaron pretendientes de todas las edades. Siempre les recibí, les ofrecí un té y rechacé amablemente la oferta de una boda que me habría  obligado a dejar a mi hija  en el regazo de la familia de mi difunto esposo.
        Sugerí mi intención de buscar un empleo con el que arañar unas cuantas libras. Se negaron.

        No era respetable –argumentaron- que una mujer saliera cada mañana a la calle para ganarse el jornal. Entonces hallé una solución.
        Una mujer  -me dije- no podía trabajar, no me quedaba otra que ser hombre.

        Me afeité la cabeza, me puse un turbante y oculté mi figura bajo una holgada galabiya (túnica)

Y, como cualquier otro muchacho de mi pueblo, me fui a buscar un sueldo por escaso que fuera y por penoso que resultara el trabajo. Era joven y todavía tenía la fuerza de diez hombres.
          Me partí el lomo como el que más. Trabajé en el campo empuñando la hoz. Después me hice peón de albañil. Durante 7 años fui uno más de la cuadrilla. Como el resto de mis compañeros, transporté sobre mis hombros espuertas cargadas de cemento. Nunca me quejé. Y eso que me enfrenté a no pocas molestias.
        Cuando descubrían mi secreto, me insultaban y me acosaban.
       Curada de espanto, no me volví a separar de una estaca de madera. También me cargué de paciencia. Llegué a la conclusión  de que me convenía ser ciega, sorda y muda. Ignoré los ataques que se mofaban de mi aspecto y de que trabajara para alimentar a mi hija.
        Había ocasiones incluso en las que al atardecer, concluida la jornada, me reunía con mis colegas de tajo en los cafés del pueblo. Bebíamos té y fumábamos cigarrillos. Con el tiempo empezaron a llamarme “Abu Hoda” (el padre de Hoda) y aceptaron que rezase con ellos en la mezquita.
        Han pasado ya 42 años desde aquella mañana en la que crucé la puerta vestida de hombre. No me arrepiento. Cuando me flaquearon las fuerzas y aparecieron los primeros achaques, cambié la obra por un oficio más cómodo: limpiabotas.
       Aún sigo dando lustre a los calzados de los hombres que recorren las calles polvorientas de Luxor.
        Gano a diario 20 libras egipcias (alrededor de  dos euros).
     Hace unas semanas el gobernador de la ciudad me entregó el diploma a la madre ejemplar del año y me regaló un quiosco donde poder trabajar sin tener que patearme las calles".
(Testimonio de Sisa Abu Dauh recogido por el periodista Francisco Carrión, corresponsal en El Cairo y publicado en El Mundo.)

          Un amigo egipcio, me cuenta  que por las calles de Luxor era frecuente ver a un hombre delgado, eso creían, de tez morena  que limpiaba zapatos. Pero debajo de la galabeya se escondía un secreto que nos demuestran cómo las apariencias engañan y que hay personas audaces y valientes que a menudo pasan inadvertidas.
       La tradición egipcia condena a las mujeres que enviudan a vivir de la caridad, sin posibilidad de optar a un trabajo digno. Lo “correcto” es volver a casarse, pero no era lo que Sisa quería. Y tomó una decisión radical.

       “Quizá sorprendentemente en una sociedad donde muchos tienen ideas conservadoras sobre los papeles de género, el anuncio de Daooh no fue recibido con declaraciones de condena sino de curiosidad y una avalancha de reacciones mayormente positivas de parte de los funcionarios y medios noticiosos locales”, destacó The New York Times .
      Su caso llegó finalmente a los oídos del presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sissi, que la invitó a El Cairo el 21 de marzo, con motivo del Día de la Madre, para darle la medalla de "Mejor Madre trabajadora".
Ella, una vez que ha salido a la luz su verdadera identidad, asegura:  
  “He decidido morir con estas ropas. Ya me acostumbré a usarlas. Han sido mi vida entera y no puedo dejarlas ahora”´.

            Y su hija con mucho orgullo considera que ella no es solo su madre, sino que también es su padre y su "todo" en la vida, y le está muy agradecida.