Día 27:

Mi madre, como la tuya, es "la mejor del mundo", con todos sus defectos y virtudes, esa que me sigue diciendo "ten cuidado" cada vez que salgo de casa como cuando era niña.
Ella me enseñó a amar la lectura y los viajes desde su mirada atada, porque las mujeres de su tiempo nunca se tomaron ni un minuto de descanso en su tarea de madres y esposas. Pero tenían sueños.
Siempre a la sombra del marido, ninguneándose a sí mismas en sus propios deseos, viendo alejarse a sus polluelos con indiferencia o con el máximo sufrimiento cuando las drogas, la cárcel o la enfermedad eran la causa.
Ellas eran fuertes, valientes, luchadoras, aún en la vejez lo siguen siendo.

Han pasado los años suficientes para que ahora yo parezca la madre y ella la hija, para que sea yo la que le proporcione los cuidados y las atenciones necesarias. Pero a veces soy consciente de que ella sigue tirando del carro hacia adelante.
Hoy, en su 90 cumpleaños, le doy las gracias y celebramos su vida, la VIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario