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sábado, 26 de diciembre de 2020

ADORANDO AL DIOS MAMMON.

 "No había sitio para ellos".

 La posada cerrada a cal y canto.


     Esta frase siempre me impactó. Y sigue haciéndolo.


     Es lo que me decía mi padre antes de las navidades, cuando, al montar el Belén, construíamos la cueva del pesebre.


Hoy día, en nuestra Europa fortaleza, en las fronteras que la han amurallado, se sigue gritando lo mismo:
¡No hay sitio para vosotros!


¡Qué poco hemos avanzado en estos siglos hacia la plenitud humana!


     Una pareja, José y María recorren  las calles de una  Palestina destruida por una guerra sin cuartel, sometida e invadida, como antaño.


     Una joven María de piel oscura, embarazada, a lomos de una burrillo... Hoy, las Marías de piel negra, embarazadas a bordo de un cayuco, dan a luz en su paso por el Estrecho, en el CETI o en la calle.  También a ellas se les cierran las puertas y han de ir a buscar un pesebre.


     La pareja se puso en movimiento a causa del empadronamiento que se les exige. (Empadronarse es hoy también requisito imprescindible para ser “legal”). 


       Un ángel va a dar aviso a los pastores que acudirán, ellos sí, a llevar sustento. Y eso que algunos estarán en paro y sin recursos.


     Y se presentan en aquella cueva okupada, no sea que lleguen a desalojarles, con algunas ropas que al recién nacido le quiten el frío, por esa “pobreza energética” que hoy siguen sufriendo tantas familias y con la que se oculta el significado verdadero de pasar frío.


    En la actualidad, 1 de cada 3 niños no tiene lo necesario para llevar una vida digna.


      Como dijo otra navidad aquel cura gallego, el padre Patiño, “el Mesías sería hoy un desahuciado más porque encarnaría los problemas del ser humano”.


      Hay escenas en los “belenes” que reflejan lo cotidiano, los quehaceres domésticos, las gentes trabajando y quizás pensando internamente en qué injusta es la vida... siempre para los mismos.


      Cuenta otra escena que unos Magos de Oriente ven una estrella en el cielo que les guiará hacia ese lugar en Belén.  ¿Hoy no sería esa estrella un cohete guerrero o un misil surcando el espacio?


     En la colina, el castillo de Herodes, el gobernador amigo de los invasores. El que va a recibir a los 3 Magos que buscan a un recién nacido y se asustará de que éste pueda privarle del poder más tarde.


     Es el rey, en buenas relaciones con la Sinagoga, que como nuestros poderes financieros de hoy, marcan la ley y la trampa.


Todo es, al fin y al cabo en la historia, la eterna corrupción.


Puede que hoy día el Mago Negro no llegara al castillo ni al portal, si es víctima de una redada policial racista, o se quede fuera de la frontera, tras las vallas,  o tal vez fuera acosado por alguna “unidad de intervención pacificadora”, comúnmente llamada “antidisturbios”.


¿En cuántos hombres y mujeres se ha reencarnado Herodes?


¿Por cuántos se ha multiplicado ahora?


¿Cuántos niños y niñas sufren no solo muerte, abandono, maltrato, sino el más detestable robo de la infancia y la juventud?


    ¿Cuántos Herodes hoy día se regodean dejándo, ya va para 3 meses, sin luz en sus casas, a niños y niñas que están literalmente tiritando de frío, que hacen los deberes a la luz el de una vela, sin poder enchufar el ordenador ni hacer las tareas telemáticas que les mandan en el colegio y sin poder comer caliente por ese corte de luz que a pesar de todos los requerimientos siguen manteniendo?


   ¿Y cuántos Herodes, mujeres y hombres, son capaces de defender la educación como un derecho mientras siguen dejando, otro año más, a niños y niñas en Melilla sin plaza escolar, aunque la ley está de su parte?

Foto: José Palazón.
 

  ¿Cuántos Herodes  hoy dirigen Centros de Menores e incluso Consejerías de Bienestar  Social?


¡Cargos administrativos, políticos de Sanedrín, que duermen tranquilamente cada noche sin preocuparse por la tortura a que someten ellos mismos a tantos y tantos pequeños!

 
Y ponen un Belén artesanal en sus instituciones, en sus ministerios, en sus despachos... y nos invitan a verlo, como si nosotros no viésemos todos los días los belenes vivientes que ellos mantienen en sus ciudades.


En aquel tiempo, César Augusto impuso “la paz del mundo” dominando los pueblos por medio del saqueo y la esclavitud. Hoy, nosotros vivimos en una “paz democrática” que igualmente favorece la abundancia de unos pocos y la escasez de bienes para muchos.


Nuestros políticos,  muchos, se miran en el espejo del dios Mammón y con su reflejo extienden sus manos sobre el planeta. Y esquilmando los derechos humanos y sociales, llevan a cabo una perversa y lenta matanza de inocentes.


Todo en la vida es una venta, una compra o un beneficio. Si no es rentable, no vale.


Mammon era el dios de las riquezas en el panteón de los fenicios. Su nombre en arameo también significa riqueza y en hebrero, tesoro. Siempre se ha usado para simbolizar la avaricia, incluso Dante lo introdujo en la Divina Comedia como el demonio lobo asociado a ella.


Hoy es el arquetipo del dios que sonríe ante los abusos del capitalismo salvaje y ante el incremento de la brecha entre ricos y pobres. Sigue siendo, pues,  el dios de la abundancia deshonesta.


Distrae a la gente, la embriaga con la droga de la omnipotencia, del poder todopoderoso.


Hemos olvidado aquella frase evangélica: “Dejad que el que sea más grande entre vosotros, sea el sirviente de todos”.


       Escribía Pepe Laguna que hoy día parecería que nuestra misión es “mantener satisfecho al dios Mamon, no sea que derrame su cólera contra la humanidad y nos extermine interviniendo nuestras cuentas o, peor aún, expulsándonos del paraíso del euro”.  Porque no es fácil aplacar la ira de un dios “que no se sacia con las ofrendas de la educación, la sanidad y los derechos laborales. El dios mercado exige siempre más, quiere sacrificios humanos: inmigrantes, enfermos, hipotecados sin techo, niños con hambre…” 


 Y  niños sin colegio y sin luz en sus casas...    

 
      Los exegetas no se ponen de acuerdo en la fecha y el lugar de ese nacimiento que se conmemora en Navidad.


Pero sí en que hubo un Cristo recién nacido.

El dios Mammon nos ha hecho olvidar la fragilidad de ese niño...







foto: José Palazón.    


sábado, 12 de diciembre de 2020

PREMIOS DERECHOS HUMANOS "NACHO DE LA MATA".

 

NO ESTAMOS SOLOS.

 
En este mismo instante 
hay un hombre  (mujer) que sufre, 
un hombre (mujer) torturado 
tan sólo por amar  la libertad.

Ignoro  dónde vive, qué lengua  habla,
de qué color  tiene la piel, cómo  se llama,
pero  en este mismo instante, 
cuando tus ojos leen 
mi pequeño poema, 
ese hombre ( mujer) existe, grita, 
se puede oír su llanto 
de animal acosado, 
mientras muerde sus labios 
para no denunciar  a los amigos.

¿Oyes? 
Un hombre  (mujer) solo  grita maniatado,
existe  en algún sitio.

¿He dicho solo? 

¿No sientes, como yo, 
el dolor de su cuerpo  repetido en el tuyo? 
¿No te mana la sangre  bajo los golpes ciegos? 

Nadie está solo.
Ahora,  en este mismo instante, 
también a ti y a mí 
nos tienen maniatados. 
 
           (José Agustín Goytisolo)

 
 No, no estamos solos.


   Tenemos la fortuna inmensa de contar con personas excepcionales, que luchan incansablemente contra la injusticia y la impunidad.
 Quienes creen de verdad en que la dignidad humana es universal, igual e inalienable... 

    Son personas a menudo perseguidas, acechan su integridad y quieren abatirles...

       Pero de vez en cuando se reconoce su valentía, su ejemplo y su compromiso.
 

     ¡Gracias, amigas y amigos por ser como sois!
 
 
 
 
 
 De Elena Arce:

Los derechos de la infancia por encima de cualquier frontera:
 
 “Los que llevamos años lidiando con el derecho de extranjería lo sabemos bien: la extranjería lo contamina todo. Y eso incluye a los niños y a las niñas que llegan solos a nuestro país”...

“Dedicamos mucho tiempo y energías en hacer comprender a la Administración que el control de fronteras nunca puede ser la excusa para no poner en el centro los derechos de la infancia”, ha añadido, y ha terminado su discurso señalando que:
“A pesar de que ya llevo más años en el Defensor del Pueblo que con la toga puesta, me sigo sintiendo muy orgullosa de ser abogada de provincias” y pidiendo “a mis compañeros que no olviden nunca que SOMOS la única esperanza para que muchos niños y niñas que se cuelan por las rendijas de esta Europa fortaleza tengan derecho a tener derechos”.









viernes, 4 de diciembre de 2020

HOMENAJE. DESPIDIENDO A MARIA Y A LUIS.



Querida María:
  Madre, esposa, abuela, tía, amiga, mujer al fin y al cabo, en épocas difíciles.


  Como cada madre, entregaste tu amor y tu tiempo sin esperar agradecimientos.


Siempre siendo abrigo de miedos y llantos.


Heredera de una larga estirpe de mujeres valientes sobrellevando la carga de la Historia, ejemplo para hijas y nietos.


Mujeres que no tuvisteis tiempo de llorar porque erais la base familiar, la que tiraba del carro de cada día.


Te conocí cuando yo era aún muy niña, eras la madre de una de mis amigas-hermanas.


Y entre mis recuerdos de aquellos momentos apareces en un patio lleno de flores o tejiendo lanas.


La vida va pasando, quizás demasiado deprisa. 

Y un día, un dolor terrible nos atraviesa, cuando esa madre que siempre estaba a nuestra disposición, nos mira con los ojos vacíos, sin apenas reconocernos, sin voluntad.


Cuando ya no puede cuidar de sí misma y nos convertimos, a nuestro pesar, en su bastón y sus ojos.


Las madres nos enseñan todo, excepto a vivir sin ellas...


Aprendemos de su amor incondicional, el compartirlo todo y el abrazo protector.


Por eso, cuando se van,  como tú, María, ahora, nos dejan sin ese paraguas que siempre nos cobijaba.


Yo se que tu hija siente que lo bueno que tiene en su persona te lo debe a tí, porque un día le permitiste volar sola, crecer y madurar.
Las madres, apenas sin hablar, son nuestro escudo.


Y desde hoy te va a extrañar todos los días de su vida, aunque te lleve en su corazón.


Marisa, hermana, las madres nunca se van del todo. Se quedan impregnadas en esa energía que te hará volver a sonreir, a gustar de la vida, a ser feliz, como ella querría.


Nunca nos dejan solas.


Gracias, María,.


Te despedimos dándote las gracias por estar en nuestras vidas, por haber existido.


Con eso nos basta.

 https://www.youtube.com/watch?v=gdnVZE5I8Os


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HOMENAJE A LUIS.


    La vida es un viaje y el sendero que recorremos es la experiencia y la riqueza espiritual que adquirimos mientras pedimos que el camino sea largo.


Y el tuyo, Luis, ha sido largo, muy largo.


    Llegaste a este mundo cuando aún en Europa se repartían las grandes potencias el botín de la primera guerra mundial, conociste la segunda gran guerra y te marcó la guerra civil española en tu juventud, y la posguerra, tan dura y amarga.


Por todo ello, quizás no fuiste una persona fácil. 

Pasaste por la vida de forma visceral, a veces enrabietado. 

No fuiste perfecto, pero aprendimos muchas cosas de ti, de tu dignidad y tu honradez.


Le has echado un buen pulso a la Dama Blanca, le ha costado vencerte.


Para nosotros no resulta fácil aceptar la partida, por esperada que fuera, porque te queríamos, tanto en los momentos buenos como en los malos.


Al final,  te has dejado llevar y no pudimos despedirte como nos hubiese gustado, ni cogerte la mano hasta el último aliento.


Las despedidas fueron sucesivas, a distancia, como todas en estos tiempos de pandemia.


Y hoy, aquí reunidos, queremos despedirte con un poema de otro Luis, el amigo Luis García Montero, con  el que tendrías muchas ideas en común: 


"Inmortalidad".


Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.

La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.


No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme".


Descansa en paz ya siempre, querido Luis.