En la página del periódico, apenas unas líneas nos informan del acontecimiento:
"Unos 400, 700,... (¿quién sabe cuántos en realidad?)Nada más.
Quizás otro diario informa de su origen, de su pobreza. Solamente.
Así, como diría Saramago,
Unas pocas líneas imprecisas en el diario,
Y palabras que hemos convertido en la falsa llave con la que se abren leyes y normas que tranquilizan las conciencias.
Sin embargo, algunos oímos con enorme lucidez unos gritos de angustia
Porque gritaron, seguro.
Y rezaron, los que creían en algún dios.
El periódico no lo dice... Sólo que murieron.
No que gritaron...
¿Qué modo de contarnos la historia es éste?
¿Por qué olvidamos que estos niňos, estas mujeres y hombres de la barcaza son de carne sufridora?
El silencio está compuesto de innumerables rumores y,
el aire retiene los gestos y las palabras intercambiadas.
Por eso oigo que gritaron, sabiendo que por una injusticia fundamental,
por un monstruoso absurdo, la mayor parte va a perecer.
No están las cancillerías de las grandes potencias preocupadas por este asunto.
Si acaso lo vieron tomando el café de la mañana, con gesto de fastidio lo consideraron un “incidente fronterizo” de gentes que no son "nuestras ".
Si estos pequeňos y los hombres y mujeres que les acompaňaban gritaron,
no lo oímos.
Y si no lo escuchamos,
Pero gritaron, amig@s mios, gritaron....