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viernes, 29 de julio de 2016

PIROPO BENEMÉRITO en Melilla.



¿Qué le estaría diciendo:

¡Llamen a la policía,
acaban de robarme el corazón!

o

¡Quien fuera pulmonía para vivir en tu pecho!


"Piropo Benemérito". Foto: Oriol Maspons


   
       Encontré esta fotografía visitando el Museo Ibáñez de Melilla,  situado en la Torre de la Vela de la ciudad vieja, donde se expone desde una colección de grabados de Goya, obras de Fortuny, Madrazo, Picasso y Dalí, junto a las de muchos otros, así como de los movimientos que se desarrollaron a finales del siglo XIX y principios del 20: Modernismo, Noventayochismo y primeras Vanguardias. También hay salas dedicadas a grabados y fotografías de algunos de los principales maestros del Realismo español.
       Me llamó la atención ésta foto, "Piropo benemérito" de Oriol Maspons, y me recordó, en contraposición, el poema de  Lorca dedicado a la Guardia Civil, del que, por su larga extensión, sólo dejaré aquí un fragmento:

(...)

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.
                  *
La ciudad libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

                  *
¡Oh, ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.


¡Oh, ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
juego de luna y arena.



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