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miércoles, 27 de septiembre de 2017

SI ME HABLAS DE BANDERAS...

Foto: José Palazón.


       
     
 
 
 
 
 
 
 
 
 
            
       Muéstrame una bandera

  
                          que no haya encarcelado a nadie.

                             Que no haya matado hombres,

                             que no haya hecho mentir a las leyes,

                             que no haya hecho llorar a un niño. 



                               Muéstrame esa bandera 

                                       Y la llamaré mi bandera.”

 
 

                                                              (Cancionero de IWW).


Foto: Reuters.

     Siempre estuve en contra de las fronteras, y las banderas me parece que son el símbolo de la autoridad en dichas fronteras. Una identificación que excluye, que da derecho de propiedad para comerciar o atacar, para “defenderse” del “otro”.
     Nos separan, no nos dejan vernos, nos hacen sentirnos por encima de los que  enarbolan otra tela de distinto color... y todo eso acarrea sufrimiento.
        El "sentimiento patriótico" solo sirve para odiar o extrañar a gente que ni conoces, solo por haber nacido más allá o más acá, en otro trozo de tierra.
         La patria es un truco de los que intentan convencernos de asumir valores que nos alejan de nosotros mismos, pero que al tiempo utilizan para acumular beneficios en bolsillos propios a costa de ese patriotismo.
       Y nos hablan de la "madre patria", ésa que tantas veces se comporta como la peor de las madrastras.
        Su efecto es aplastar las diferencias, los matices.
       Cualquier consideración desaparece ante la fuerza de una banda de (supuestos) iguales.
       La patria es un invento, que decía Martín Hache.
       Para mí, la patria es la otra persona, el sagrado territorio de la infancia, incluso un paisaje...
       Y defender la patria, es defender la calidad de vida de los ciudadanos, su educación, su derecho a techo y trabajo, el cumplimiento del  Derecho Internacional, la hospitalidad con quien la necesita... Los militares en misiones humanitarias, los científicos que se baten por la mejora de nuestro mundo, los profesores que tienen vocación, los hombre y mujeres de cualquier profesión o estilo de vida que aportan su grano de arena en la solidaridad entre los pueblos.
 
      Estoy cansada de este país de necrófilos.








 
 

 


 
 
 

Foto: Olmo Calvo.

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