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jueves, 3 de enero de 2019

PATRIA DEL ESCORPION.



 



















¿Volveré a sentirme en el hogar cuando llegue a Brasil?



Salieron los bebedores de sangre

y juegan a atropellar mariposas.

Afilan los cuchillos,

tiran piedras a su propio tejado.



Será como llegar a la patria del escorpión.


Quisiera poder rezar, 

Quizá algún dios me oiga.

Adoran al becerro de oro que les ata las manos.   

Solo se oye una oración repetitiva,

la letanía funeraria de los perros de presa :

"Brasil por encima de todo y Dios por encima de todo".

Resuena en altavoz la  risa de las hienas,

en ceremonias de conmemoración,

donde los ladrones se condecoran

brindando a la salud de los generales.

Hacen planes para asesinar la ternura,

pariendo soledades en cada corazón. 


Parece una guerra sin fin y me pregunto:



¿Quién sobrevivirá de entre los míos?
 

Después de la larga noche de tormenta,

No ha de parar  la música africana.

Ojalá haya quien respire por debajo del agua.


Y quien  se orine sobre las pistolas,

para que no se  extinga lo humano,

y que el odio no niegue la existencia.

Que a cada golpe de opresión, surja la resistencia.

Que en la rabia contenida y en el miedo al que vigila,

 se cante a la libertad y a la alegría.

¡Ojala queden quienes, con fuerza en sus raíces, 

levanten de nuevo el puño hacia el cielo!


 
 
 
 

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(Mariam, 2 de enero de 2019)










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