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domingo, 23 de junio de 2019

PANES Y PECES EN LA BORROMEO.

      Tenemos gobiernos que cada día ponen más obstáculos administrativos para la acogida de personas que lo necesitan.  

     En Madrid nos dicen que el sistema está colapsado, lo que nos demuestra que las instituciones y quienes las llevan no tienen ningún interés en mejoralas ni en adecuar recursos  para ello. 

   Y, de nuevo, la comunidad de  San Carlos Borromeo ha tenido que abrir sus puertas y su corazón a las familias sirias, palestinas, venezolanas, de Ecuador...ya que, como cuentan en el relato evangélico, al bajar de la barca Jesús vió una multitud esperando y se conmovió porque estaban como ovejas sin pastor.

  
 
     Hoy, domingo, la celebración dominical se ha trasladado fuera del local habitual, para no estorbar la intimidad de los que llevan días residiendo en este lugar.

     Bajo la sombra de las moreras, reunidos en torno a la invitación de celebrar la común-unión, reflexionamos sobre la parábola de los panes y los peces, sobre cómo entre todos podemos conseguir que las políticas migratorias que matan la vida, que los insensibles políticos llevan a a cabo sin inmutarse, no nos acostumbren a la barbarie.

      En el relato del evangelio no encontramos magia, Jesús no es un mago que multiplica la comida para sus seguidores. Lo que sí encontramos es la fórmula cotidiana de este lugar, la de compartir.


   Partir y repartir el pan, y comer todos hasta saciarnos.





























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