Sueño despierta a veces...
Sueño, por ejemplo,
hablar de ti, contigo,
recordando lugares que fuesen "nuestros".
Y soñé percibir la experiencia de tu abrazo
capaz de alumbrar al mismo sol en días de verano.
Soñé... soñaba...
Sentir tu nombre dibujado en mi frente
o en mi espalda,
ese que nunca escribiste.
Anhelé beber el agua de tus manos,
y nunca estuvimos en la misma fuente.
Ningún sendero es común,
ninguna puerta se abre con "nuestra" llave.
Aún así, a veces, en el entresueño,
calmas la ventisca y mis tormentas.
No obstante, tú, no debes preocuparte.
No sientas pena de mí,
sobrevivo dignamente sabiendo que eres feliz
dejándote mecer por las mareas.
He venido a confesarte
el color de mi alegría.
Si abro los ojos, no hay desencanto.
Los soñadores somos dichosos
cuando abrimos cajones imposibles.
Me dice la conciencia que viaje a lomos
de algún otro amor "prudente"
que me estará esperando en cualquier parte.
Y yo insisto en buscarte,
cruzo universos paralelos,
mido líneas distantes,
que al fin converjan en un punto al cruzarse.
No podré hablar de ti, contigo,
ni tampoco con otros.
Y si me preguntaran,
si alguien intuyera el sueño de mis ojos abiertos,
puedes estar tranquilo.
Capaz soy de jurar
que nunca te he querido.
(Mariam, 12 de abril de 2022)