"Las rosas de la resistencia nacen del asfalto".
¿Quién mandó matar a Marielle?
Miércoles 14 de marzo de 2018, hacia las 9:20 de la noche, en una concurrida calle de Río de Janeiro, dos hombres a bordo de un coche disparan nueve tiros contra otro vehículo. Dos de esos disparos matan a Anderson Pedro Gomes, que conducía el coche en ese momento. Otros cuatro, alcanzan a la mujer que iba en el asiento trasero, la popular concejal de Río de Janeiro Marielle Franco.
Nacida el 27 de julio de 1979, en Maré, una favela de Río, se definía a sí misma como cria da Maré (que podría traducirse también como “hija de la marea”). A los 19 años se quedó embarazada de una niña; el deseo de proteger los derechos de su hija y de darle una vida mejor, un deseo surgido de la conciencia de lo que significa ser mujer, afrobrasileña y nacida en una favela, la animó a matricularse en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Río y, posteriormente, en un máster en administración pública en la Universidad Federal Fluminense. Se especializó en un tema que le tocaba muy de cerca: la seguridad en las favelas. Pero a Marielle no le bastó con estudiar. Precisamente porque ella sí había tenido esa oportunidad, a pesar de venir de un mundo extremadamente pobre y difícil, quería actuar, hacer algo concreto para mejorar la vida de quienes nacen y crecen en las mismas condiciones que ella.
Así, en 2006, inicia su carrera política. Lo hace junto a Marcelo Freixo, apoyándole en su candidatura a la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro en las elecciones de ese mismo año. Será el propio Freixo quien, más adelante, la nombrará concejal de la ciudad y la ayudará a asumir la gestión de la Comisión por la defensa de los derechos humanos y la ciudadanía.
Cuando en septiembre de 2016, se presentó a las elecciones con el Partido Socialismo y Libertad, fue elegida concejal de Río de Janeiro con más de 46 mil votos. De las siete mujeres (de entre 52 diputados) elegidas ese año, ella fue la única negra. No sólo negra, como a ella le gustaba definirse: “negra, lesbiana y activista política, madre a los 19 años y feminista”.
La política, especialmente la de Brasil en los últimos años, es un mundo lleno de dinámicas corruptas y complejas, que no interesaban a Marielle. A ella, de la política sólo le interesaba aquello que podría resultar útil para ayudar a las mujeres, a los negros, a los pobres y a todos aquellos que viven marginados y necesitados. Y su mandato representaba una oportunidad para cambiar las cosas. A pesar de llegar a una posición privilegiada, “nunca olvidó que era una mujer negra de las favelas. Nunca se comprometió ni aceptó alianzas políticas con aquellos que no respetaban sus valores y los del pueblo al que quería representar”.
Muy activa en la defensa de los derechos de las mujeres, trabajó por hacer el aborto más accesible y seguro, luchó porque se abordara el tema de la seguridad de las mujeres en Brasil, recopilando datos sobre casos de violencia de género, para demostrar cuán problemática era la situación. Por su trayectoria, Marielle se acabó convirtiendo en la portavoz de los principales movimientos de mujeres del país.
Pero, ante todo, lo que no podía tolerar era el abuso policial en las favelas. En repetidas ocasiones, desafió la decisión del presidente brasileño, Michel Temer, de confiar al ejército el control de la seguridad de Río para contrarrestar el aumento de la violencia que caracterizó el período posterior a los Juegos Olímpicos de 2016. Cuando, en las últimas semanas, la policía militar intervino duramente en la favela de Acari, matando a cinco jóvenes, Marielle no guardó silencio:
“Debemos gritar para que todo el mundo sepa lo que está sucediendo en Acari. El 41º Batallón de la Policía Militar de Río está aterrorizando y violentando a los residentes de la favela. Esta semana, dos jóvenes fueron asesinados y arrojados a las alcantarillas. Hoy, la policía recorrió las calles amenazando a los residentes. Siempre ha sido así, pero con la intervención [del ejército], la situación ha empeorado”, escribió en su página de Facebook el sábado anterior a su muerte.
A cuatro días de haber escrito estas palabras en su Facebook, y poco después de asistir a una conferencia sobre los derechos de las mujeres, Marielle fue asesinada. La organización Amnistia Internacional pidió que se llevara a cabo una meticulosa investigación para determinar quién estaba detrás del asesinato de Franco –el 12 de marzo de 2019 se detuvo a dos policías, uno jubilado y otro expulsado del cuerpo, en relación al crimen–, mientras que el gobierno brasileño anunció que pediría a la policía federal que ayudara a las autoridades de Río en las investigaciones y así garantizar una mayor objetividad. Según afirmó en su día TV Globo, los proyectiles utilizados para la emboscada eran parte de un lote vendido por la empresa CBC a la Policía Federal de Brasilia en 2006.
“Ha muerto porque era una mujer luchadora”, dijo Lua Nascimento, amiga y compañera de Marielle, y añadió “fue ejecutada porque era una mujer negra de las favelas que luchaba contra el asesinato de los negros en las favelas. La masacre de los negros en este país continúa”.
Mientras tanto, sobre la piel de los manifestantes, sobre una camiseta o en una publicación de Facebook, una frase circuló por el mundo de forma recurrente:
“MARIELLE, PRESENTE”.
(EDUCANDO EN IGUALDAD.- Materiales para educar en el aula).
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