Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.
(Nuestra Hora.- P. CASALDÁLIGA)
Hoy es el aniversario de la muerte de Pedro Casaldáliga, del que dicen que murió sonriendo, tranquilo y en paz.
Llegó al Brasil más profundo en 1968, en plena dictadura militar y allí se entregó en cuerpo y alma junto a los Sin Tierra. Fue voz de los indígenas y campesinos. Su lucha por estos pueblos y sus derechos le costó amenazas de muerte y persecución del régimen militar y de los terratenientes que llegaron a matar a su vicario, al que confundieron con él.
Quisieron expulsarlo de Brasil varias veces y él nunca quiso dejar solos a sus compañeros de vida, los campesinos más pobres.
Poeta, revolucionario y rebelde, jamás claudicó en sus denuncias contra las agresiones y las violencias hacia los desfavorecidos.
Un místico enfrentado al poder, al autoritarismo y al clericalismo.
No toleraba el silencio cómplice de los que se conforman con una sociedad injusta.
Estaba convencido de que otro mundo era posible y necesario y decía que donde no hay utopía, no hay futuro.
Hablaba en sus entrevistas sobre el capitalismo y sus dramáticas consecuencias: "Contra el neoliberalismo, la siempre nueva liberación".
Cuando murió, su ataúd fue llevado por los indios Xavante, ataviados con sus colores de gala y por la gente del pueblo: indígenas enterrando con los máximos honores a un obispo que se manifestó contra la conquista y la mal llamada evangelización.
Descansa a orillas del río Araguaia, el río "más hermoso del mundo", que decía él, al sur de la Amazonía, en el cementerio viejo de los campesinos. Su tierra acoge a los peones maltratados y asesinados por los terratenientes, a los niños muertos de hambre y malaria y a la población local.
Estoy segura de que fue velado por todos los nombres que llevaba en el corazón.
Este blog tiene sentido gracias a él y a lo que me enseñó.
"Para descansar
sólo quiero
esta cruz de madera
como lluvia y sol,
estos siete palmos
y la Resurrección!"
Ante la imagen de este montículo que es la tumba de Pedro, hago unos momentos de silencio.
Te invito a hacerlo a ti también.
Y a releer este poema que escribió y que nos trasmite tanta vida:
Yo moriré de pie, como los árboles:
Me matarán de pie.
El sol, como testigo mayor,
pondrá su lacre
sobre mi cuerpo doblemente ungido,
y los ríos y el mar
se harán camino de todos mis deseos,
mientras la selva amada
sacudirá sus cúpulas de júbilo.
Yo diré a mis palabras:
No mentía gritándoos.
Dios dirá a mis amigos:
Certifico que vivió con vosotros
esperando este día.
De golpe, con la muerte,
se hará verdad mi vida.
¡Por fin habré amado!
Recordemos sus palabras:
"Es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer futuro...."
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