Amistad nunca mudable por el tiempo o la distancia,
no sujeta a la inconstancia del capricho o del azar,
sino afecto siempre lleno de tiernísimo cariño,
Hace mucho tiempo que quiero escribirte, pero ya sabes, por unas cosas y por otras, se va dejando para un momento más tranquilo... y éste nunca llega.
Esta mañana me ha llamado Alfonso para agradecerme mi felicitación de ayer y me ha contado que tú le has felicitado y ha podido hablar contigo. Me dice que estás bien, que te sientes querida, y eso me llena de felicidad. Sé de sobra que allá, en tu país, tienes a tu familia, ahora incluso a tus hijos y a sus chicas, y seguro que a grandes amigos ya…
Me alegro por supuesto de tu felicidad, es más, tú que tanto la mereces, ya iba siendo hora de que pudieses sentirse bien. Pero no olvides que aquí se te echa mucho de menos… Todavía a veces me parece normal decir que podemos pasar por la pizzería a tomar algo, hasta que me doy cuenta de que ya no… ya no estás ahí.
Desde nuestra distancia, siento y rememoro situaciones que hemos vivido muy “en carne viva” las dos, y hemos compartido confidencias y dudas, y algún que otro secretillo. Hemos luchado juntas por comprender cosas, por entender a algunas personas, por acercarnos a otras.
Y te doy las gracias por todos los momentos que hemos compartido, esos momentos llenos de sentimientos y pensamientos y secretos, y risas y sobre todo, tu amistad. Y gracias por tu tiempo para sonreír y mostrarme tú afecto, por dejar que yo te escuchara ...
Por diversas circunstancias, hay en mi vida ahora más silencio que antes. Y también paso más tiempo mirando los mapas. ¡Qué lejos estáis algunos de los más mios!
Por diversas circunstancias, hay en mi vida ahora más silencio que antes. Y también paso más tiempo mirando los mapas. ¡Qué lejos estáis algunos de los más mios!
Ausencias repetidas en seres amados que han partido antes, algunas inesperadamente, algunas ausencias de amor también… Y las despedidas son dolorosas, porque siento lo mismo que ya dijo el poeta Sabines, que “la eternidad se nos acaba” y cada vez cuesta más rescatar ilusiones de las etapas que se han ido. Aunque yo siempre guardo en el corazón el recuerdo, la esperanza del haber vivido entrelazada con mi gente, con aquellos con los que me ido encontrando en el camino, y que, como tú, me llenasteis de cariño y de amistad. Y que me han hecho sentirme hermana y amiga.
¿Y qué contarte de mí?
Que hace unas jornadas fui feliz en el desierto… Que encontré esa felicidad con mayúsculas, que dicen que no existe, pero ya sabes, “Después de la alegría viene la soledad, después de la plenitud viene la soledad, después del amor viene la soledad…. Y la frontera de palabras no dichas… Pero después de la alegría, de la plenitud y del amor viene la soledad conforme…”
Que ahora voy menos veces a la parroquia, que los turnos de trabajo me tienen desplazando otras actividades mucho más interesantes; que cuido de mi madre, como ella lo hizo de mí en otros tiempos; que comparto más complicidad con mi hija, a medida que ella se va haciendo más mujer; que uno de mis chicos vendrá en un permiso carcelario a casa en Navidad, y que tengo ganas de abrazarle y de decirle que le seguimos queriendo, y ver qué destrozos han hecho en su interior tanto tiempo de prisión; que en España seguimos luchando contra casi todo, porque esto se ha vuelto ya inhumano, la crisis asfixia a los de siempre, pero también a otros porque aquí ya no hay paz para nadie… En fin, la cotidianidad a veces es rutinaria, pero siempre tengo la suerte de contar, como bien sabes, con amigos comunes que son mi tesoro.
Y siento tu claridad “hasta en los ojos cerrados” y espero y deseo que dure mucho tu estado de amor, que aunque nada es eterno, para ti lo sea; y que el afortunado, sepa cuidarte y mimarte, y te comprenda y te adivine, porque tú lo mereces…
Dale muchos abrazos a esa preciosa madre que tienes, a tus hijos, a los que también tengo gran cariño y tú escríbeme. Envía un correo con todas tus novedades, con tus estados de ánimo, porque, aunque lo hayas dudado alguna vez, te quiero mucho y eres mi hermana y necesito saber cómo te va, y me gustaría volar a Buenos Aires en un instante para poder compartir contigo un helado, una cerveza en un boliche y una música de tangos en cualquier garito al que me lleves… Y sobre todo, esa alegría que sé que sientes, la constatación de que para ti la soledad ya es algo lejano.
Un beso grande, mi niña, y hasta pronto.
Toñi
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Gracias a Salinas, Benedetti, Sabanes,... por prestarme algunas palabras.
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