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domingo, 5 de marzo de 2017

DESPUES DE LAS LÁGRIMAS.

GRACIAS,


¡Oh dioses,
hondos dioses, altos dioses,
seáis o no seáis, qué poco importa!

Me distéis un instante en esta vida,
un día breve, encendido, ciego, luminoso,
para abrazar el aire, arder de amor,
gozar, sufrir, cantar, saber, decir,
aprender a deciros sencillamente gracias.  *




A todos los que me leéis:
     Os doy las gracias por las palabras cariñosas, por vuestra estima, por invitarme a vuestra mesa, como las doy a la vida por la luz, el sol, pero también por la lluvia, por el aire que respiro 13 veces por minuto, por la amistad y los abrazos que consuelan las lágrimas y devuelven sonrisas.
      Os las doy por los recuerdos que compartimos, por los viajes, las lecturas reflexionadas, las canciones y las fotografías, los regalos y las palabras.
      Agradecida estoy a quienes conozco, y a quienes nunca, quizás,  conoceré, pero de los que siento el afectuoso abrazo y la mano cercana en las acciones por la justicia.
      Por lograr que me sienta con vosotrxs como un millón de constelaciones en un universo que quiere despertar.
     Porque mi piel es blanca y negra, y tostada y amarilla, y soy madre en los muros y hermana en las calles de toda la tierra.
       Por quienes son Piedad, sin necesidad de Miguel Ángel.  


      Y porque,  parafraseando a Walt Whitman, doy las gracias por los hombres y mujeres fuertes, valientes, abnegadas, "que han acudido con prontitud en auxilio de la libertad, en todas épocas, en todas las naciones".
 
      Por la suerte de teneros, yo doy las gracias.
 
 Mariam, marzo, 2017
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*  (Poema de Juan Vicente Piqueras)


 
 
 
 

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