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miércoles, 28 de noviembre de 2018

LA IDENTIDAD: ¿BIOGRAFIA O PAPELES?




     “Los seres humanos no nacen para siempre el día que sus madres los alumbran: la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez, a modelarse, a transformarse, a interrogarse (a veces sin respuesta), a preguntarse para qué diablos han llegado a la tierra y qué deben hacer en ella.”  
                                                (Gabriel García Márquez)


Es frecuente confundir Identidad con Identificación.

      Qué tiempos éstos en los que definimos a las personas NO por lo que son, 
sino por aquello de lo que carecen: sin papeles, sin techo…

     Como apunta Martínez Reguera,  “el sistema nos va despersonalizando, desvirtúa lo más personal de nuestras vidas y cada vez necesitamos más documentos, más títulos, más credenciales para no ser tan insignificantes…
Nuestra existencia cotidiana y real está siendo suplantada por meras formalidades, hasta tal extremo de deshumanización que si no dispones de papeles, se te negará el derecho a lo imprescindible: espacio donde vivir, trabajo del que vivir, atención sanitaria…”
        La identidad queda sustituida por un documento… y así, si carezco de él, me convierto en un “sin papeles” , algo que es como si no se tuvieran recuerdos, esperanzas, miedos, vivencias, necesidades… 
 

Han cambiado nuestra  BIOGRAFIA  POR PAPELES…

    Y cada vez, más papeles, más tarjetas, más controles burocráticos...

       ¿No está escrito por ahí que la identidad colectiva o social por excelencia debería ser la HUMANA?

        La identidad es un concepto dinámico, que cambia según se transforme el contexto familiar, institucional y social en el que vivimos, así como cambia cuando se inicia el proceso de individualización en la adolescencia, cuando envejecemos, o trabajamos, por lo que es una estructura en continua evolución a lo largo de nuestra vida y se construye según nuestros ciclos vitales.

 
       La identidad es la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en alguien distinto a los demás.

Y sobre todo, está influida por el OTRO. Es un movimiento de ida y vuelta.

       Deberíamos considerar la diferencia como un complemento de la personalidad, porque cuando no negamos esa diferencia estamos ayudando al otro a construir su concepto de persona. Y sin embargo, lo estigmatizamos, o lo invisibilizamos a fuerza de negarles.

        Lo que más daño puede hacer a una persona es la invisibilidad.

       Cuando te hago invisible, no te veo, no existes…
Y te puedo llamar clandestino, ilegal, incompetente, inferior…

        Te niego el derecho de pertenencia.

        Me decía una vez Elena Arce que “usamos un derecho humano básico, el derecho a la identidad, en función de lo bien que se porte alguien o no, porque este derecho a la identidad se utiliza con los papeles legales de forma perversa”. 



Los representantes del poder, sin conciencia, olvidan a propósito que el documento identitario, ese papel con códigos alfanuméricos del que tanto se ha hablado, no dice nada de quién es en realidad la persona que lo porta.
       Sirve solo para la organización social…

       Aunque estos poderosos, al convertirnos en “sujetos administrables”, nos convierte también en “seres manejables”.
        Para el inmigrante este aspecto de su historia de vida es mucho más complicado. No conoce todos los códigos de adaptación  y su necesidad de ser reconocido  y de integrarse supone un constante esfuerzo  que hace que tenga que estar negociando constantemente su identidad. Los otros, nosotros,  no nos movemos hacia él.

         Cuando un inmigrante parte de su lugar de origen, por la causa que sea, realiza un cruce de caminos con riesgo, a veces con resultado de muerte…

        Y sabe que aunque no muera, aunque llegue a otro lugar donde poder vivir, una parte de sí mismo, queda detrás, quizás para siempre.

        Esa es otra forma de morir, pero sabe que ese “morir” es renacer a una nueva identidad”.

        Pero, a menudo, no les dejamos SER...  

       Como decía el escritor argentino José Muñoz, “invisibles son aquellas personas que no queremos ver, pero que acaban apareciendo detrás de nuestros miedos y aprensiones, entre otras cosas, porque nunca dejaron de existir”.

      Desde aquí, no dejo de reivindicar el derecho a la total identidad de cada persona.

       Y vuelvo a gritar, como aquel menor emigrante al que se le contradecía la edad de su documento: 
             
        "La máquina dice que tengo 18 años. Pero la máquina no es mi madre. 
Solo mi madre sabe cuando nací”.














lunes, 26 de noviembre de 2018

DESAHUCIO. Otra forma de matar.

Creo que fue ayer… 

no estoy segura, quizás antes de ayer…

Lo mismo da, porque ya pasa todos los días…

Te denuncian, te juzgan, te desahucian, 
te avisan de un plazo,
mientras te cuesta creer que van en serio, 
que no bromean
y que te has de ir, en breve, 
de la casa en que vives.

Sí, te la quitarán, te la van a quitar mañana,
te la están quitando ya ahora…
Y no  solo es que te quitan la casa…
No solo es que te mandan a la calle a vivir…

Es que te desalojan de  tu  “hogar”, el que creaste,
el que habitaste casi toda tu vida,
El que limpiaste cada día, el que adornaste,
el que vio las fotos de todos los tuyos en cada rincón…   

Con todas las armas, y la fuerza bruta, 
con todos los odios de a quién sabe qué…
llegan los “soldados” en esta batalla
en la que te expulsan del que fue tu Edén.

Desheredada de la suerte, 
te preguntas si alguna vez podrás volver a conciliar el sueño.
Y los engranajes de la maquinaria, siguen, implacables,
marcando el compás…
Lavándose las manos en sangre, los funcionarios hacen su “tarea”
sin preocuparse ni  siquiera hipócritamente de los débiles,
pensando ya en el próximo expediente que espera en su mesa: 
¿quién será el siguiente en caer?



(Marian, 24/11/2014)

domingo, 18 de noviembre de 2018

AMISTAD Y VIDA EN SAN CARLOS BORROMEO.

     Día intenso y emotivo, como es habitual, en San Carlos Borromeo.

     Nuestro encuentro dominical se realiza en el parquecito de delante, bajo un cielo plomizo de este otoño madrileño, los colores de los árboles lo atestiguan, pero que va a permitir que no llueva hasta que terminemos.  

     Lo hacemos aquí para respetar la intimidad de las familias acogidas dentro de nuestro espacio liberado, que, como dice Javi Baeza, dentro de lo poco que podemos ofrecer, al menos que no se sientan demasiado invadidos.

      Nos visita Jorge y algunos amigos y familiares  le acompañan.

     JORGE es uno de esos maravillosos jóvenes solidarios y luchadores que, como viene ocurriendo en estos tiempos inciertos, se encuentra con las consecuencias de ponerse del lado del más débil, del más necesitado.  En  Distrito 14, asociación de Moratalaz, nos lo contaban así:



        "En enero del año 2016, acompañado de diversos miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Jorge acudió de madrugada al barrio madrileño de Vallecas con la intención de parar un desahucio que Bankia tenía proyectado para ese día. Durante la ejecución del desahucio, la misma Policía que posteriormente acusó a Jorge de haber pisado la mano de un agente no dudó en agredir a algunos de los presentes, entre ellos, a una mujer embarazada. Asimismo, cabe destacar que la perito forense encargada del caso no supo dictaminar con certeza si la supuesta lesión del agente se produjo por un pisotón o como resultado de un uso excesivo de la fuerza a la hora de expulsar a los presentes del portal en el que se encontraban".

       A este activista como a otros jóvenes que conocemos, no le es ajeno el sobrecogedor dolor de los que son arrojados a la calle desde sus casas cuando el derecho básico y constitucional a techo se ha convertido en el beneficioso negocio de los prestamistas.

      Y ante esto, la policia toma partido por el usurero, protegido por todo el sistema que nos hemos dado. Ante las puertas de los desahuciados, todo el aparato policial, incluso los antidisturbios que, en lugar de  "servir y proteger" al ciudadano, incluso cuando hay niños, suelen emplear la fueza bruta, brutal a veces, y, además, ocasionar tensos enfrentamientos entre esas fuerzas de "inseguridad" y los activistas.
    
       JORGE ha sido condenado a 7 meses de prisión y a una indemnización al policia que le denunció de  1.200 euros.

       Por no tener antecedentes, este joven no tendría que ingresar, pero se ha negado  a pagar el importe de esa indemnización al policía al considerar que no es verdad lo que demanda, por lo que le van a obligar a cumplir la condena.

       Otro encuentro maravilloso que se ha producido hoy, ha sido con uno de nuestros hijos queridos que ahora trabaja en Barcelona. Yoro no quería volverse esta noche sin vernos a todos y hemos podido compartir la comida y los abrazos.

      Y uno de nuestros amigos de Camerún nos ha podido presentar por fin a su hija, una preciosidad de 8 años, que atualmente reside en un centro de acogimiento infantil, en la  "resi", como dice la peque.

      Los componentes del grupo de teatro acaban su actividad para añadirse a la celebración. ¡Grandes personas aportando calor y cariño a través del arte escénico!

     Fabiola Barranco y Olmo Calvo también comparten este día para dejar constancia de lo que está pasando y para, con sus crónicas y sus fotografías, hacernos refexionar sobre los hechos de nuestro tempo.

      Esta vez, como casi todos los acogidos en San Carlos hablan español, la comunicación es fluida y fácil. 

     Patuca recoge datos de todos ellos para las diversas gestiones que hay que hacer: denuncias ante el Defensor del Pueblo, reclamaciones a los organismos pertinentes, etc...etc...
  

   "Sin la amistad el mundo es un desierto", decía Bacon.


   Tengo mucha suerte de llenar el desierto de rostros, de miradas, de manos que toman la mia y que hacen más fértil la vida.

     Como os contaba al principio, día intenso, agridulce, pero como tantos, como casi cada día entre estos amigos míos, los que sufren el bucle continúo de unas estructuras inhumanas que hay que recomponer sin alejarnos del dolor que sienten los que nos rodean.