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martes, 28 de junio de 2022

MAYORES SIN ARMARIOS...

    

Celebramos los días del Orgullo.

   Recientemente, en Brasil, tuve ocasión de conversar  sobre el tema  y me indicaban que es preciso hablar más de los mayores que salen del armario y darnos cuenta de la "doble invisibilidad" de la población LGTBIQA+ de más de 50 años.

 

En 1969, la revuelta de Stonewall, en EE.UU, se convirtió en el marco de lucha por los derechos de los colectivos gays y plus en todo el mundo.

Con el tiempo, se ha consiguió la retirada de la homosexualidad de la lista de enfermedades de la OMS (1990) y se ha avanzado mucho en leyes que garantizan derechos, como el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Actualmente, muchos de los activistas que integraron los movimientos en origen tienen más de 70 años y se enfrentan a un nuevo desafío: la discriminación por edad (edadismo).

Milton Crevitte es médico geriatra, especialista en sexualidad y envejecimiento de la población LGTBIQA+ y coordinador del ambulatoriode de sexualidad de personas mayores en un  hospital de São Paulo (Brasil).

Ha investigado sobre el tema y opina que existe una doble invisibilidad: la de ser más viejos  en una sociedad que solamente valora la sexualidad relacionada con la juventud, y otra por ser LGTBIQA+ en una sociedad con prejuicios.

Esto les deja más aislados y más solos, y puede provocar un empeoramiento de su salud mental y de otras dolencias físicas.

 Y eso que pueden sentirse orgullosos de que muchos de los derechos conquistados son fruto de las luchas de su generación.

Estas personas mayores nacieron y crecieron en épocas muy represoras en cuanto a la sexualidad, lo que les abocó al disimulo, a la invisibilidad, a esconderse y disminuir sus posibilidades de interacción.

A muchos les rompieron la vida estas condiciones.

No podían relacionarse en locales, en ámbitos abiertos, con lo que el número de personas con las que encontrarse disminuía y ocasionaba un mayor sufrimiento.

Y están los que se han descubierto como parte de estos grupos de población en edades avanzadas.

Esa realidad les enfrenta a más desafíos en un momento de la vida que puede acentuar cuadros de ansiedad, depresión, etc...

Según este médico, ser LGTBIQA+ con más de 50 años es un factor de riesgo independiente en una sociedad que aún no es capaz de aceptar con plena normalidad que las personas se amen de la manera que prefieran.

Cuando se habla de envejecimiento de la población, se consideran valores como la autonomía y la independencia. Pero la salud no es solo la ausencia de enfermedades, sino también un completo "bienestar biopsicosocial".

Existe una invisibilidad propia de cada letra. Me cuentan que en Brasil las mujeres lesbianas y las personas Trans están, en general, menos representadas. Allí, muchas personas Trans mueren antes de llegar a ancianas. No tienen acceso al trabajo, a vivienda, a escolaridad, a salud, y son realidades de violencia ejercida contra ellas.

Por eso hay que prestar más atención a las peculiaridades.

Los servicios están organizados a partir de una lógica  heterosexual y cisgénero. Los formularios en organismos públicos, los materiales ilustrativos, por ejemplo, excluyen a personas de estos colectivos, hacen que no se sientan acogidas al no estar representadas.

El pilar estructural que envuelve los conceptos socioeconómicos demandan políticas públicas en este sentido.

Milton, el médico de quien os estoy hablando, cuenta que en su ambulatorio de sexualidad de mayores lo mejor es el ambiente, que favorece que cada uno pueda asistir a voluntad. Se encuentra con personas que, generalmente, tienen dificultades para expresar sus problemas sexuales, ya sean de erección, eyaculación o pérdida de libido, pero que, en grupo, aprenden a discutir y hablar sobre ello sin tabús.

No se trata tanto de ofrecer medicamentos, dice, a veces basta con conversar en libertad en un ambiente de tranquilidad y respeto.


Foto de Europa Press.











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