"Vos tenés la bala… Yo la palabra… La bala muere al detonarse… La palabra vive al replicarse”.
(BERTA CÁCERES)
MUJER RIO
mujer tierra,
mujer torrente de agua limpia,
mujer palabra lenca,
mujer resistencia.
Hace un año, ya,
que la asesinaron.
Las balas son
mensajes hechos plomo
de la maldad de los dueños
de las hidroeléctricas,
de las mineras,
de los madereros,
de los gobiernos;
de todos los que venden
éste, nuestro mundo,
como si fuera suyo.
Sin embargo,
la tierra regada de injusticia,
florece rebeldía
Aquellas palabras que intentaron silenciar,
resuenan en ecos poderosos
de la maldad de los dueños
de las hidroeléctricas,
de las mineras,
de los madereros,
de los gobiernos;
de todos los que venden
éste, nuestro mundo,
como si fuera suyo.
Sin embargo,
la tierra regada de injusticia,
florece rebeldía
Aquellas palabras que intentaron silenciar,
resuenan en ecos poderosos
e inasibles.
El temblor del miedo primero,
se convierte en cientos de rabias organizadas.
Berta vive.
Berta renace en dignidad colectiva.
Berta tornó
en caudaloso río, imparable,
de agua insurrecta.
(Patricia Karina Vergarak Sánchez).
En la madrugada del 2 al 3 de marzo de 2016, cuatro hombres armados dispararon a Berta Cáceres, valiente defensora de los derechos medioambientales e indígenas, en su casa de La Esperanza, en el sur occidental de Honduras. Berta falleció a consecuencia de los disparos poco después de la medianoche en un día aciago para el activismo social.
La activista sufrió una persecución constante durante años, que obligó a parte de su familia a abandonar Honduras durante varios meses y a ella misma a dormir cada noche en un lugar diferente para evitar un posible secuestro.
El 3 de marzo de 2016, varias personas no identificadas irrumpieron en la casa de Berta y la asesinaron. El 30 de noviembre de 2018, el Tribunal Penal Nacional de Honduras condenó a siete hombres por el asesinato de la defensora de derechos humanos y determinó que éstos habían sido contratados por ejecutivos de DESA, empresa que estaba construyendo una hidroeléctrica en territorio indígena lenca.
Berta Cáceres se ha convertido en un símbolo del activismo feminista latinoamericano y de lucha incansable por los derechos ambientales, la defensa del territorio y la equidad de género.
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